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martes, 3 de marzo de 2020

Y aquí están como cada año, los idus de marzo


Otro marzo lleno de vientos nuevos, remolinos surcan la ciudad y limpian su cielo al tiempo que alborotan el polvo del suelo, mezcla de cemento, mierda, tierra, y cuanto desecho se le ocurra a sus habitantes.

Escucho a Strauss y a la vez que pienso en tu aniversario luctuoso pienso en el hoy, en lo revuelto que está todo.
A veces creo que me gustaría que estuvieras aquí, sana, sonriente, aunque ya serías viejita, y eso como que no te latía mucho. A mí tampoco me gusta la idea de vivir  hasta la ancianidad pero el problema es que también tengo todavía ganas de hacer algunas cosas, para lo cual necesito al menos diez años. 
Tus dos hijos, ¿están contigo? ¿Hay algo más? Tengo la sensación de que nada. No creo que fuesen tan gachos de no venirnos a decir si hubiesen encontrado algo. Sabes que soy mujer de poca fe. No por eso. Me puedo alegrar con lo que tengo.
Estarías contenta, tanto como yo, de ver a tu hija favorita, la mayor; está echa una matrona, se ve hermosa y saludable como nunca. Sigue durmiendo mucho e igual de despistada que siempre, sus hijas, nietas y nietos son muy amorosos y la procuran. Me encanta. 

Algunas cosas no han sido fáciles para ellas, pero las han enfrentado unidas como familia. Son un ejemplo de trabajo y amor fraternal y filial, al menos hasta donde pude observar la última vez que convivimos.
Mi hermana del alma, como siempre, la más sana de todas, se la pasa trabajando, cuidando perros y gatos y pendiente a distancia de su familia. 

De tu hijo varón mejor no te platico. Tan mala cabeza y sin evolucionar como siempre. Te seguiría dando problemas, mejor ni te cuento.

Yo, aquí, en la década de los sesenta, viendo a mis hijas, ahora sí, independizarse. Pronto seré abuela, mi hija mayor dará a luz un varón. Soy muy feliz al respecto. No veo la hora de ver sus ojos, su boca y sus pies. 
Entretanto el país es un despiporre má, no tengo idea de en qué acabará todo. Por fortuna, además de la rebeldía me diste la poesía, la música y la necedad de ser feliz, en ellas me refugio, y de vez en cuando me uno a otras mujeres y lucho, a nuestra particular manera. Tengo pocas amigas, transgresoras casi todas, locas, como tu hija, como tus nietas, como seguramente lo será Emiliano.
Hay mucho viento este principio de marzo. Quiero pensar que se está llevando todo lo malo.
Mi hija la menor cumple este año treinta, yo sesenta y uno, ambas estamos desempleadas, vivimos de milagros y solidaridad de conocidos, porque a veces ni siquiera son tan cercanos, bueno, yo vendo café, creo que te he platicado.
Todo bien querida mía, te pienso, le echo todas las ganas que puedo, contra viento y marea, pero te extraño, también a mis hermanos, a mis muertos. 
Te confieso que cada vez son más borrosos los recuerdos. Recuerdo trozos, retazos, emociones, y casi todo bueno; sé que hubo mucho malo, puedo recordarte triste o preocupada muy a menudo, sin embargo opto por recordarte risueña, mordaz, pícara. 
Me pregunto cómo me recordarán mis hijas. Todavía puedo hacer algo para que lo hagan de forma positiva. No sé cómo ma', pero siento que me lo debo, que te lo debo, que se los debo a las cachorras que hace rato dejaron de serlo.
Como siempre ando en la búsqueda, pero esta vez no es de religión, ni de ideología, ni de partido, es más particular, más de buscar y cambiar un montón de cosas en mí. Cada día encuentro algo nuevo que no he logrado cambiar. Algo que me aleja de mis anhelos de justicia y equidad. 

No por eso ma', le echo ganas, sigo aprendiendo, de mis amigas, de mis lecturas, de observar, de escuchar. Todavía me cuesta trabajo no juzgar, pero voy evolucionando poco a poco. Creo que estarías orgullosa. A ratos soy feliz y lo disfruto, sé que no es eterna la sensación así que me aferro a ella.





domingo, 20 de octubre de 2019

Mutante apolítica, a política o apocalíptica

Para dejarlos descansar de La Flaca Política, esta textoservidora decide por hoy, escribir de otra cosa que no sea política, lo cual, sabe muy bien todo intelectuoso y los que no lo son también, es imposible. No por eso, va un intento.


Y es que dado que hace más de dos años, llegó el drama y se instaló en mi casa, esta flaca, pide esquina, se los juro. Y es que hace rato que no vivo en una esquina, que es en mi opinión una de las maneras más fáciles de tener siempre una visión más amplia de todo. Así que por lo pronto apechugo desde mi posición del centro, lo cual es por el momento un accidente geográfico.
Es por eso que se hace necesaria una mutante, pues tendrá que abarcar varios frentes, retomando el estilo de desgranar la mazorca, aunque sé que, como dice un amigo teatrero que tengo, y con el cual, y a partir de mis experiencias en las redes sociales, estoy de acuerdo.

En esa espuma de sus tristezas,Uñas y carne, sudor y fuerzasDesde temprano,La Niña reza, Pa' que su día no sea tan largoY con la luz de madrugadaHace limpieza de sus encargos

La audiencia --es una visión de la flaca, no es tesis psicológica, no existe fundamento médico, no soy experta en nada, ni siquiera en vivir, cosa que aquellos que me conocen, que son en general mi audiencia o público--, puede dar fe de que no miento, me hago unas bolas con eso de vivir...
Pónganse buzos, tengan paciencia, si no les gusta leer, aprieten el botón y punto porque esta pretende ser una hemorragia de letras. Sus comentarios, me lo dirán y más su silencio; ¡qué más da!, por hoy apago el contador de audiencia y me quedo con sus silencios, así asumo que me escuchan, leen o como dirían los millenials: whatever.
Procuraré ser fiel a mi estilo e intentar ir desgranando las ideas cual mazorca para ver si así me explico y no ofendo ninguna susceptibilidad. Y para estar al día con el lenguaje, el cual, hace poco leí en los comentarios de un meme, es "dinámico" y es el habla el que lo significa, aunque en la opinión de su humilde servilleta, se equivocan; quizá debiera titular esta mutante como generacional, lo cual sin duda sería muy mamón de mi parte, por lo cual opto por mutante "Pare de Mamar".

Tesis: El lenguaje nos hace, nos forma, nos conforma, nos refleja, nos divide y nos hermana, según se use, más no por eso.

No se vaigan a poner el saco, por lo que más quieran, esta, es una mutante personalísima, pero el oficio de textoservidora me obliga a transformarla en una mutante apocalíptica, ya que por desgracia o por fortuna, las circunstancias me han tenido viviendo en el ojo del huracán y sinceramente a estas alturas de mi vida, prefiero las formas rectangulares a los torbellinos. No por eso, intentemos explorar en una [mutante], ambas [formas].
Tal vez en alguna otra ocasión, les hablé de cuando viví en Narvarte, mucho antes de que naciera la flaca. Vivía cerca de un mercado y un supermercado, el cual me quedaba mucho más cerca, sin embargo prefería irme hacia el mercado pues tenía que caminar un poco más entre la colonia, la cual me encantaba y a la vez de disfrutar de mi libertad, creía que había subido un escalón en mi vida. Pese a mi condición de divorciada, con una hija y una madre con Alzhaimer, el solo hecho de poder ofrecer a mi descendencia una opción distinta de educación era subir para mi en la escala social y suficiente.

Todos los días, todas las horasSe van quedando en sus recuerdos,En la memoria de sus anhelos

Pero no era esta la razón para tomar la ruta, era más bien una esquina, donde vivía una mujer que me fascinaba, aunque no sé si es el término. Confieso que había mucho morbo en ello. La mujer tenía un cuerpo escultural, muy delgado y bien delineado, era bastante alta, quizá 1.75 o más, y definitivamente podría haber sido modelo. Si bien varias veces nos encontramos en la fondita donde yo comía, era la época en que me creía muy superior a cualquier otra congénere y con toda la locura en mi vida no quería ser partícipe de más dramas que el que vivía pues tenía un negocio, cuidaba a mi madre y criaba a mi hija además de hacer "trabajo político", que por fortuna consistía en apoyar con propaganda tres B a las campañas y elecciones y participar como responsable de casilla en la elección en turno, y ahí le paro porque prometí que no sería política.
Casandra, la personaja, para también estar a tono con eso de la lenguaja incluyente, era de origen oriental y tenía en su cara huellas de lo que yo interpretaba malas cirujías. Su rostro era muy desagradable a la vista y yo, desde la mirada obtusa que me caracterizaba en esos días, asumía eran a causa de cirujías mal hechas, como le pasó a Lyn May. La cara de Casandra parecía que le habían dado una golpiza la noche anterior, aunque no había hematomas, quién sabe, quizá los cubría con maquillaje muy eficiente.
El caso es que la mujer tenía la costumbre de asolearse en el balcón de su departamento, ubicado en una esquina arriba de un bar del cual no recuerdo el nombre y es la vez lo de menos. El revuelo causado por las formas de la chica entre hombres y mujeres era notable, aunque nunca supe cuándo y porqué o para qué lo hacía así que es probable que lo que de ella diga sea más producto de mi fantasía que de mi memoria. Y como buena textoservidora, a mi me encantaba plantarme en la otra esquina, y observar las reacciones de cada uno y una.

Y es que su santo está en descansoTodo su empeño, todos sus sueños,

Mi andar por la vida me ha llevado a desenvolverme en muy diversos círculos. Es como si fuese un átomo saltando de órbita en órbita. Pero hay una de la cual siempre he tratado de alejarme y a la cual siempre regreso. La de origen, la propia, donde nací, donde crecí, donde estudié, viví y aprendí, no sé qué chingaos en realidad, aún estoy tratando de entender por qué y cómo. De ahí que se los platique a ustedes, a ver si así me explico o en su defecto explican, que ya vi que esto de explicarle lo que escribió y compartió alguien en las redes les encanta, o les mama, como se dice en lenguaje millenial, creo, porque también es muy socorrido el verga, muy verga y así por el estilo, otro sinsentido, entre más avanza la revolución feminista, el lenguaje retrocede a un machismo más crudo, y ahora la verga la tenemos a la orden del día. Pero eso es como siempre otro asunto aunque aquellos que conocen toda la historia de mi vida sabrán a qué me refiero.
Pues bien, resulta que Casandra era sexoservidora, en esos años y en el medio en que vivía, era conocida o nombrada como puta, prostituta, o whatever, y fue con mucho la inspiración para ser textoservidora. Casandra de vez en cuando salía y se exhibía para beneplácito de muchos varones y la rabia de no pocas mujeres. Asumo que no tengo que explicarme mucho al respecto, los hombres actuaban, de acuerdo a sus orígenes, hacían sus juicios y supongo sus fantasías, algunos se ponían nerviosos y reían y hacían bromas, otros se indignaban, hay quienes se compadecían. Otros, abiertamente le pedían que se volteara para verle las nalgas que los volvían locos, cosa que por cierto, en ese momento y con la moral que me caracterizaba en ese entonces, interpretaba como signo de homosexualismo reprimido. Apenas empezaba mi educación sexual real, "respetaba" porque no entendía un pito, a los gay, pero creía en cuanto mito pendejo circulaba sobre ellos con convicción férrea. Por fortuna, he avanzado y aprendido algo, así que ahórrense las explicaciones, ya sé que hay mil formas de tener sexo y al parecer todas son aceptables, pero privilegio las propias, no por eso.
Las mujeres y su reacción a los desnudos, mejor ni les cuento, precisamente porque creo que el lenguaje es más que letras o ideas, y a veces redundar en formas conocidas de juzgar a las mujeres o que nos juzguemos nosotras mismas es innecesario, aunque no pretendo hacer ningún sesudo análisis de ese tema, nada de mutaciones en ese sentido el punto es que no nos perdíamos el espectáculo ni hombres ni mujeres, lo disfrutábamos algunos, otras lo sufrían.
Las huellas de la violencia en la cara de Casandra eran terribles, sus razones, para mi inexpugnables en ese momento de mi vida, pues en realidad con ese cuerpo, según yo, tenían que haberla contratado por lo menos como doble de alguna actriz que no gustase de mostrar el propio. Casandra parecía disfrutarlo, era difícil saberlo por su rostro. La mujer en cuestión se alquilaba, era sexoservidora,  y su especialidad era dejarse dar golpizas por los tipos. De ahí las huellas en su rostro, ponía una única condición y era que la golpeasen en la cara, no en el cuerpo, el cual era su santuario. Una golpiza al mes pagaba los gastos del departamento, dos, el alcohol que consumía, que era mucho, y sus alimentos, porque de vez en cuando comía, me consta.
El punto es que el desnudo que Casandra hacía cada tanto lo encuentro muy similar al que les hago a veces en estas mis mutantes, pero yo no tengo tan buen cuerpo, así que les muestro las entrañas, el corazón, el hígado, los riñones, y a veces me descuido y hasta el cerebro, en él mis traumas y mis anhelos; y me arriesgo a que además de criticarme, ya sea positiva o negativamente, me vean en cueros; cosa que considero muy saludable, aunque confieso que detesto caminar desnuda, incluso en mi casa, y por ello me he estado obligando estos últimos días a dejar de ponerle peros a mi cuerpo, aprovechando que he estado sola unos días en mi casa.

Cierra los ojos pa' no mirarse
Que en el espejo se va notando
Que su trabajo la está acabando

Resulta que siempre me ha costado aceptar mi cuerpo y mucho más lo que en mi cabeza pasa. Suelo imaginar que si hubiese una pantalla conectada a lo que pienso, de inmediato llamarían a los señores de blanco a que me llevasen a la casa de la risa, o psiquiátrico o casas de recuperación, como quieran llamarle hoy que estamos ya familiarizados con el lenguaje político en todos los ámbitos y está prohibido pensar y reírse o hacer escarnio o utilizar la palabra incorrecta incluso en nuestra mente, de todo aquello que nos rodea y que no entendemos.
En aquellos días mi cerebro era mucho más cuadrado. Años después MTV pasaba un video que me recordaban los desnudos de Casandra, llevados al extremo por los míos cuando escribía y me tomaba muy en serio eso de echar las tripas en un texto. En el video, un tipo se arrancaba la ropa, la piel y quedaba en puros huesos, amaba ese video, por cierto, de la música no me acuerdo. 
En efecto, ahora que vivo en el Pedregal de Santo Domingo, donde las clases y formas convergen de manera un tanto promiscuas --que conste en actas que me estoy refiriendo al aspecto ideologías, y un poco también al económico--, donde como siempre, me he dedicado a cultivar amistades y observar formas, según yo, distintas a las mías, he conocido varias sumamente interesantes; en ocasiones las formas coinciden, otras no, las más; pero he encontrado un fenómeno que une a las mujeres y este dar su cuerpo como punching bag, del cual habla por cierto Kundera en La insoportable levedad del ser, novela que leí unos años más tarde de cuando les estoy platicando, pero que he confirmado que es cierto, las mujeres, ofrecemos nuestro cuerpo como ofrenda para todo tipo de amor, o desamor, odio, venganza, autoflagelo, si bien lo último ya es de mi cosecha. Él sólo dice o sólo recuerdo, que las mujeres ofrecemos nuestro cuerpo como último y sublime consumación de todo acto amoroso, sea este filial o sexual,  y lo y dice de manera muy acertada, he de admitirlo, pero es mucho más profundo que el sexo, es la maternidad en primerísimo plano, arriesgamos nuestras vidas, renunciamos a ellas, para ser nuestras propias madres, para bien o para mal, y ya que no está muy de moda, ni arriba ni abajo y como es arriba es abajo, muchas le ponemos la cara a nuestra descendencia, porque a estas alturas muchas ya entendimos que ponérsela al compañero no es cool o no está de moda o no conduce a nada, e arriesgas a ser conocida como #Ladyintoleranciaalosvarones o como es más tradicional, frígida, miedosa, en fin, otra larga historia... 
El punto es que seguimos necesitando alguien que nos diga qué hacer, que intente limitar nuestro pensar, que nos necesite y reconozca al mismo tiempo. Lo cierto es que cualquier opinión que respecto a la maternidad dices,  puede ser fatal para tu imagen, ante la sociedad y ante la propia.
En pleno 2019, la maternidad sigue siendo el único espacio de reconocimiento que mucahs mujeres tienen, así que procuran hacer uso de ello. No por eso, tampoco es mi idea hacer un sesudo análisis al respecto.

¡Ay! Melena negra, carita triste,
Rosa María
Buscando vives tus días y noches
una salida
Que un domingo libra este infierno
tuyo por tu alegría
Maquiladora solo…

Me gusta pensar en los desnudos de Casandra como algo mucho más sano que los que hacemos las mujeres a diario, pues según veo y escucho, seguimos poniendo el cuerpo, al servicio de quien quiera pagar el precio, o gratis, no por eso.
Y somos el saco de boxeo, por decirlo en el idioma que creo todos manejamos, primero de nuestros padres y madres y familia en general. después de los novios y esposos y posteriormente de los hijos, nietos o si no tenemos nada de esto, pues la vecina o cualquiera que esté un poco interesado en echarle un ojo a nuestros desnudos, ya sean intelectuosos, reales, virtuales, whatever.
Y es así como nuestros rostros van guardando huellas y dan fe de cuánto de ellos, los cuerpos, ponemos en el cuadrilátero de entrenamiento de la misoginia y el machismo masculino y femenino constantemente.
No nos arredra del dolor, que para eso somos mujeres, y aunque nos quejamos, seguimos, muy pocas se salvan, porque siempre hay alguien o algo a lo cual poner al servicio el cuerpo incluso a cosas, porque de que hay miles de maneras de darnos de trompadas o cuerazos. Nosotras las experimentamos todas, si no nos llegan, las buscamos. 
Nos alegramos, y brincamos de emoción cuando otras mujeres se declaran embarazadas, aunque todas las que ahí estuvimos sabemos cuál es la trampa, el reconocimiento, la mirada, envidiosa, compasiva, triste, alegre, sincera, hipócrita, con tal de que sea mirada. Y por eso las alentamos en su descabellada idea de que hace falta población y hay que tener chamacos para estar completas.
Las más abiertas le dirán que siempre puede adoptar, el caso es ser madre de alguien, aunque en realidad cada vez son más las que además de madres siguen siendo punching bag de parientes, amigos y varones, y las pocas que logran escaparse de ello deberían ayudarnos en el proceso, pero parte de liberarse de ello es no pensar demasiado en la prójima pues si lo haces el juego de espejos puede ser muy doloroso, mejor contemplar arrobadas el cuerpo de otras, porque al nuestro siempre le ponemos peros. Y no se diga si quitamos la piel, guácala, ¿quién quiere ver los detalles sangrientos? 
Y entonces como sociedad ponemos de moda ciertos mitos, como aquél de "Tú te lo cocinaste, tú te lo comes", cuando era imposible que cocinaras de otro modo, si tus ingredientes eran pocos, muy poquitos, a veces nada, y no hubo más remedio que pintar en el plato un manjar, una flor, qué sé yo, cualquier cosa que al menos alimente tus sueños. Aunque sólo sea afectarle la vida a la de enfrente ya sea dándole un desnudo público, o uno privado, al mismísimo conductor de taxi si es necesario, con tal de sentir que tu cuerpo, tu corazón, tus riñones, tu hígado, toda tu, te perteneces y no estás de tan malos bigotes y que sea cual sea la historia que llevas a cuestas, eres hermosa, según la lente de quien te esté viendo, pero de entrada, la propia. 
El rostro, ese hay que esconderlo; la mayoría deseamos poder usar una bolsa o un pasamontañas, como hacen las "anarquistas" de las marchas. No obstante, está canijo ponerlo a disposición de cualquiera, porque hay cada golpeador o golpeadora real o virtual, que se nos cruza en el camino... y la mayoría está dispuesta a darte, aunque sea un cachetadón o coscorrón, a ver si así utilizas un poco de lo mucho que has visto a tu favor. Y lo que es más cruel aún, no necesitar de que lo hagan porque solita te juzgas y condenas, eres tu peor juez.

Cierra los ojos pa' no mirarseQue en el espejo se va notandoQue su trabajo la está acabando

Estos últimos días me he paseado desnuda en mi casa, me he vestido y salido a la calle muy arreglada casi siempre y otras en pijama, con pintura y sin pintura, con falda corta y larga, con el pelo suelto y recogido, con canas y sin canas, porque he ido aprendiendo a usar en beneficio propio el poder de una imagen. 
No por eso, a ratos voy y me encuero en el balcón de la esquina y dejo que la gente vea mis debilidades, pero que el cuerpo sea tan bien delineado y delgado que llame su atención y no suban a la cara y cabeza, porque ambas están bastante marcadas por los golpes recibidos. Me pongo el casco y la careta y salgo, escucho y aprendo.
Sorpresa, cuando creí que estaría viviendo para este flaco cuerpecito, sigo poniéndolo al servicio de quien lo necesite de vez en cuando y escribo un textículo contando una historia; o, aunque por fortuna, cada vez menos, sigo poniendo el cuerpo a las hijas, a la pareja, a la vecina, a las redes sociales, verdugo cruel de este nuevo siglo. 
Realmente cada día que pasa me importa menos lo que los demás piensan, procuro concentrarme más en la opinión que tengo de mí misma, me gusta bastante, qué le hacemos, narcisista que es una, o soñadora, el caso es que a mí me gusta lo que el espejo regresa, en casi todo sentido. Amo mis 60 años, los sufro, los gozo, no está siendo fácil, pero nunca lo ha sido, para mí ni para nadie sin embargo, yo siempre he salido airosa.
Al contrario de Casandra, el trato conmigo era que no me golpearan la cara, pero subí la oferta, cada vez me gusta menos que lo hagan, cada vez a quien lo hace, le sale un poquito más caro, he ido retirando órganos, pocos quedan.
No es fácil ser tu propio fan, a todos les molesta la falta de modestia. Pero créanme, soy 48 kilos de mujer sin desperdicio, por dentro y por fuera; especialmente el cerebro, cada día lo hago más funcional, aunque a veces no parezca. Pronto, no habrá pedazo de esta yo: huesos, carne, intelecto, que no sea todo mío, que no ponga a su propio servicio lo aprendido a través de tanto salto y salto de órbita. Voy tendida.

viernes, 28 de diciembre de 2018

One more time, cerrando círculos

Día de los inocentes, y yo pretendiendo hacer mutantes en serio. Con el tiempo y a fuerza de verlo repetirse en otros, una termina por perder el estilo. Y es que lo que solía considerar el mío, lo perdí por completo en los últimos cinco años. Eso nos sucede a todos cuando intentamos encontrarle la cuadratura al círculo. Y vaya que yo lo intento, he hecho de eso mi sello.

Agoniza 2018, se lleva mucho de mí; ignoro si es bueno o malo. Depende de mí, en teoría, sin embargo cada día que pasa, veo que más y más cosas han dejado de hacerlo, así que lo dudo; no todo depende de una, por desgracia, por más que nos vendan y vendan esa historia.

Una vez más La Parca me dejó lecciones valiosas que he tardado en digerir; sé que eventualmente todo el dolor por las pérdidas pasa. Lo difícil es lidiar con el recuerdo día con día. El pasado no existe, dicen, pero hay que ver cómo marca. Cada día me levanto esperando ver a la Botitas saliendo a saludar. A cada paso el recuerdo de mi madre o de mi hermana Aura, me asaltan ante la menor frase, el color, el olor, el poema, en fin, miles de cosas que no dejan que se vayan. Extraño a Francisco y sus análisis psicóticos sobre la situación política, por ejemplo. Su eterno sarcasmo y su ternura. A Gabriel con su fuerza y debilidad, siempre presentes. A Ana con su inteligencia y obstinación, y así podría enumerar mil cosas. Con los años, los muertos se van mezclando con los vivos de una manera sorprendente. Por precaución, una aprende a despedirse constantemente de la gente, lo cual no lo hace más fácil, sólo ayuda a aceptar lo inevitable de ello.

Por otra parte este debería ser el año más gozoso para mí, el de la Cuarta Transformación. No imaginé vivir algo como eso, por más que desde los 19 años soñé con el evento, bueno, en principio soñé con el socialismo, pero esto que está pasando no creí poder verlo. Todavía cuando hablan de la oposición, me cuesta creer que esos, por el momento, no somos nosotros, sino el PRI, PAN y demás achichinclos.
Tengo miedo, confieso; el mismo que cuando una inicia una relación después de muchas decepciones, estoy dándole mi confianza a México y temo que éste me decepcione como lo ha hecho a menudo. Lo malo que como en las relaciones, si uno desconfía, es muy probable que le asista la razón, y yo estoy medio harta de la cornamenta que tengo que lucir además con gracia y más si es el destino de mi país lo que va de por medio. Sólo puedo sentir a partir de lo que yo he vivido, pues aunque digan que el pasado no existe, la historia sí, y ésta nos hace confiar o no, según cómo la hayamos conocido.

El estudio de la física y de la química, me hizo retomar las dudas existenciales de antaño, ¿qué tanto decidimos y qué tanto viene ya inscrito de nuestro proceder? 

Somos átomos que vibran en círculos, que se ven atraídos por otros átomos que en ocasiones nos unen y a veces nos separan, dependiendo de la atracción o el rechazo que sientan entre sí de los mismos. Y nuestra órbita depende de nuestra vibración y de las uniones o rechazos que ésta nos provoque, a veces es el círculo exterior el que nos jala y otras el interior. Recordé que ir de lo micro a lo macro es, al parecer la perfección, entre más átomos se unen, más se perfeccionan los sistemas para organizarlos, todo esto per se; y una vez siendo humanos, reproducimos el ciclo, física y socialmente. Entre más nos unimos a otros más fuertes y perfectos somos, pero la unión depende de qué tipo de atracción nos una.

He aquí que he desarrollado un caparazón tremendo para poder lidiar con tanto choro que mi mente me tira a cada paso. Yo creí que con los años se volvía uno sabia. No sé los demás, pero a mí me pasa lo contrario. Dudo de todo, sobre todo de mí misma, ya no sé qué es genético y qué fui aprendiendo. Me resigno más que aceptarme, a cada paso me encuentro actitudes que deploro y no sé cómo cambiar. Luego pienso en lo difícil que será para el resto de la gente, sin embargo eso tampoco hace más sencillo mi proceso. Me digo entonces que mi labor es sólo pasarlo al papel para que perdure por lo menos en mi memoria, pues cada vez más, recuerdo todo.

Mi memoria ha mejorado notablemente con la prepa pero también ha traído un titipuchal de recuerdos. Mi vida entera se me revela constantemente, los recuerdos son nítidos, y sólo pienso en cómo llevarlos al papel cambiados, respetando su esencia y las lecciones que pudiesen darnos.

Termino así el año, recordando. La visita familiar tuvo ese efecto. Sin embargo mi situación requiere más de acción que de introyección, mal momento para ponerse cavilosa, hay que resolver muchas cosas. No tengo puta idea de cómo lo haré, quisiera dejar eso de “intento de” y cambiar mi Nick y lo que soy como se hace en las redes sociales, pero no es tan fácil. Me gustaría tener el arrojo y valor de las mujeres que me criaron. Cambiarme el nombre por uno que valga la pena, mi hermana Reyna lo hizo muchas veces. Y mi madre tampoco se llamaba Emma, así que unas por gusto y otras por necesidad cambiaron de nombre, otras en cambio retomamos el nombre de las anteriores. Hay quien me ha dicho: ¡Qué manía de ustedes de cambiarse la edad y el nombre! Habría que contar muchas cosas para explicarlo, la más de las veces me da flojera hablar del asunto y siento que es spoiler para mi biografía hacerlo. Por eso era importante para mí tener al menos una conversación seria con mis hermanas, las mayores, de quienes me separan casi 30 años de recuerdos. 

En esta visita mi hermana Reynalda me recordó algo que tenía olvidado y que mi madre decía de mí, que era su hija de la vejez; lo mismo dijo Aura y no le creí, Aura siempre fue muy gentil conmigo, especialmente en estos últimos años, sólo me decía cosas lindas de mí, así que pensé que me lo decía para halagarme. Reynalda lo corroboró y conociendo a Emma, es un super halago. Pero esa es otra historia.

Conseguí el permiso de cada una para contar su historia, Aura hizo importantes correcciones a la suya, Reynalda corroboró que no eran mentiras las cosas que de ella se hablaban en familia. Ambas están de acuerdo en que se escriba. Me toca hacerlo, supongo, o al menos prefiero ser yo y no que sea alguien más quien la cuente. Hay dos propósitos que tengo este año: terminar de una vez por todas, mi biografía y reinventar mi personaje por completo para que esté a la altura de la misma.

Ignoro cómo será el nuevo personaje; quiero ponerle todo para ser la ganadora, hasta el momento va perdiendo y ya me reclamó de manera airada por ponerla en esa posición. Le choca, pero su eterna inmadurez y rebeldía la llevan a estar siempre en esas, no hay manera de evitar ciertas cosas, la química y la física nos lo enseñan; pero siempre nos quedan la geografía y la sociología para cambiarlo. Otra manera son las letras. Hay que escribir la historia, modificada para que otros la quieran leer, y aunque no la entiendan, la sientan, la hagan suya.

Y como esta ya se alargó mucho, me despido deseándonos lo mejor para el próximo año, de verdad que nos lo merecemos. Hemos vivido casi permanentemente en crisis; que por fin vivamos un lapso al menos sin ella; que podamos volver a creer, a tener principios y esperanza, que seamos todos más auténticos, más leales, sin corrompernos, sin dejar de señalar los errores, pero siendo amables con nosotros, como personas y como pueblo. Unirnos todos los que podamos y alejarnos los que debamos. 

Gracias todos, especialmente a mi familia y a mis amigas que han sido un gran soporte para mí este año, espero liberarlas de ese peso el año que entra. 

La vida es corta y misteriosa, nadie ha logrado resolver el misterio de para qué venimos. Cada quien debe encontrar su por qué y para qué, algunos optan por dejar que otros lo definan, no los critico, de hecho los envidio. En mi afán por decidir yo misma no estoy muy segura de haber hecho siempre lo correcto. Nada me garantiza ahora poder hacerlo. Por lo pronto, como siempre, haré el intento.

Feliz Año Nuevo

La Flaca de la Esquina
28 de diciembre de 2018

sábado, 4 de agosto de 2018

Mutante de mutantes


Aquí estoy sola, en casa, recordándote, recordando tu risa, tu alegría y asombro por vivir, por todo, recuerdo todo lo que de ti aprendí, y todo lo que me faltó por compartir contigo. Escucho música y a cada nota se me vienen encima los recuerdos. 59 años de historia ligados íntimamente y a lo lejos siempre, se revuelven en mi pecho y lloro. He temido tanto este momento, creí estar preparada pero no sé, a cada paso encuentro cosas que me hubiese seguir compartiendo contigo.
Nos faltó tiempo flaca, no puedo dejar de decirlo, tiempo para compartir los escritos, los poemas, las canciones, la música, las historias personales, las visiones del mundo. Nos faltó tiempo porque la vida es así, mala, fea, pese a todo lo bueno que ponemos en ella, sigue, sigue y termina siempre dejándonos con este puto sabor de boca que nos hace lamentar estar vivos con tanta pinche cosa por decir y no alcanzar a decirlo todo, jamás.
Quiero recordarte como eras, pero apenas puedo recordarte como yo te veía, que por supuesto no es lo mismo, porque nuestro amor fue muy diferente de una hacia la otra, ninguno más intenso, ninguno más bueno, amor de  hermanas siempre, amor como tú lo aprendiste y entendiste y como yo lo aprendí y entendí. Pocas veces hablaba con la gente de ti. Sólo con Esther, a veces, eres uno de esos recuerdos que una atesora porque sabe qué tan importantes son y se niega a exponerlas al conocimiento y calificación del resto de la gente. Porque no hay nada que juzgar, nada que calificar. Aura fue una mujer de su época, una mujer que vivió y creció bajo los dictados de un patriarcado feroz, que estuvo a punto de hacerla trizas y sin embargo ella tuvo la fortaleza para cambiar las cosas a tiempo para ella y sus hijos, quienes quizá no lo entiendan o quizá sí, pero que fueron leitmotiv para ella.
No he logrado ser la madre que fuiste. El estándar estaba alto, aún para tu época, y tú lo pusiste todavía más alto al final de tus días. Entre dos personas sensibles hay mucho que se dice y mucho que se calla. Muchas cosas no dijimos, muchas las dijimos, no sé si todas. Tu pequeño cuerpo contenía demasiados sueños, demasiados deseos incumplidos muchos y cumplidos otros tantos. Tu salud se quebrantó demasiado con la muerte de Rubí.
Las mujeres en mi familia hemos sido mutantes todas, no es cuestión de escalas sociales, es cuestión de escalas mentales, cada una de nosotros hemos estado por encima de la media, por pura necesidad de sobrevivencia, porque aunque aprendimos de mala manera todo, lo aprendimos e hicimos de lo vivido el incentivo para aprender más y amar cada vez de manera más consciente y más respetuosa. Sin embargo, estoy muy molesta conmigo por no poder respetar tus procesos.
Por un lado entiendo que hayas dejado de luchar y te hayas entregado a la Parca, era mucho el peso de todo lo vivido a lo largo de 77 años, demasiado para un cuerpecito delgado y frágil como el tuyo. Poca cosa para una mujer fuerte como eras. Sin embargo, pues qué más diera una que ser eterna. Como Ofelias, como las siemprevivas, que nos gustaban tanto porque nos recordaba mutuamente a la jefa, la mujer más amada y temida, más sufrida y gozada por ambas: Emma, nuestra madre.
Me enoja no ser capaz de aceptar los dictados de la naturaleza, me rebelo ante los efectos de lo social en tu cuerpo de mujer, que ofrendaste siete veces y quizá muchas más, lo ignoro, si así fue te lo llevaste contigo a la tumba, pero ahora sé por ejemplo que mi madre tenía sus secretillos al respecto. No estaba bien visto en la época que se hablara de esas cosas frente a los niños. Además yo siempre viví en un mundo muy ajeno, en mi realidad alterna. Sé que por más que Rubí, Alan y Omar pusiesen su vida en ello, no podían revertir los efectos de tantos y tantos años de trabajo, sufrimientos y trabajo, mucho trabajo, compromiso total con su “deber ser” de la época. Mujer con mayúsculas reverenciales que es al fin lo que Aura me provoca, reverenciarla.
Estoy furiosa contra la naturaleza, contra Dios, si es que hay uno, estoy tan furiosa como la Violeta y maldigo cada cosa con que me cruzo, y al mismo tiempo pienso en ti, en la lección final que me diste en estos últimos tiempos. Y entonces agradezco a la vida, que me permitió conocer a esta otra Aura, esta que quería desesperadamente que la vida le diera un último chance, porque sentía que se lo debía a sus hijos Alan y Omar que en sus últimos años, hicieron de todo y más para que ella fuese feliz y gozara de salud. Cada quien a su estilo, ahí estuvieron, cuidándola, consintiéndola, dándole todo lo que se merecía dentro de las posibilidades de ambos. No tengo palabras para agradecer eso que hicieron por ella. Pocas veces vi tal dedicación y entrega en un varón. Ella formó cinco varones, todos muy fuertes, bien rudos. Ayer pude estar con ellos. En fin que maldigo y bendigo y agradezco y me frustro porque quería más; y me digo que el universo es perfecto y que ella seguramente estará en la misma órbita que Rubí, mi sobrina, otra mujer de esas que me encantan, fuera de lo establecido, que desafiaron todo y sin embargo se autolimitaron por cumplir con un “deber ser” que a veces las mujeres nos ponemos como mantra.
Trato de consolarme pensando que está con Emma y se pondrán al día. Pero sé que en donde verdaderamente están es en nuestros corazones, en nuestros recuerdos. Aunque suene a eslogan. Y entonces quiero escribir todos y cada uno de los recuerdos que de ella tengo. Pero son tantos, y tan buenos y a veces tan tristes y otros me hacen enojar, porque muchas cosas entendí a lo largo de mi vida, pero sigo pensando que fue muy injusta con ellas, con mi madre y mis hermanas, con mis dos hermanos también. Así que maldigo la muerte, maldigo la vida, y maldigo a la sociedad que nos cobra tan caro todo a las mujeres, que tenemos que luchar y guerrear para poder robarle un poquitito de felicidad. Y algunas, qué le vamos a hacer, nos gusta ser felices, pese a todo, nos gusta reírnos, y burlarnos de los inteligentes y de los necios, de los bobos y de los muy vivos.
Y a la vez bendigo y saludo el momento en que me acogieron estas dos mujeres en su vida, una por elección, otra por no tener más remedio, ambas porque poseían un espíritu enorme, una sororidad que ellas desconocían, pero que me enseñaron a lo largo de mi vida pues doy fe que ambas, Emma y Aura, podían no tener con qué comer, pero nunca faltó un comensal en la mesa. Una persona cercana o lejana, como era el caso de algunos personajes que desfilaron por nuestras vidas, algunos para bien, otros para mal, qué se le va a hacer, si el mundo está lleno de seres humanos.
Y nuevamente me rebelo y digo, no se vale, no puedo con ello. Cada vez me lastima más, es como si cada muerte nueva se sumase a las anteriores y las agrandara y las juntara todas y las tuviésemos que vivir una y mil veces.
¿Cuántas veces he de enterrar a mi madre? Ayer tuve que decirle adiós a mi hermana, que fue mi modelo de madre, la madre que hubiera querido para mí, en muchos sentidos. Pero entre ambas, Aura y Emma me enseñaron el oficio . Me temo que no aprendí muy bien. O tal vez son los tiempos modernos, que ya me rebasan un poquitín, que no entiendo y por más que quiero a veces, no acepto, tal como debe haberles pasado a mis madres, que tuvieron que someterse a todos estos cambios. Lo hicieron lo mejor que pudieron. Y yo he tratado de hacer lo propio. Sin embargo, junto a la flaca, me siento como aprendiz, neta.
Aura era una mujer disruptiva, a su pesar, en su búsqueda de la felicidad y la verdad, como ella las entendía, fue disruptiva con su tiempo, hizo las cosas siempre de frente, con valentía, nunca fue hipócrita en lo importante, siempre hizo todo y aceptó las consecuencias de sus actos con una valentía que a mí me apantalló desde niña. No les tocó un mundo fácil. Nada era fácil para las mujeres de su época, y si a eso le sumas la falta de estudios y de un patrimonio que las respaldara, tuvieron que salir adelante como mejor entendieron. Las mujeres en mi familia siempre han sido distintas al promedio, avanzadas para su época, inteligentes, amorosas. Divertidas. El mejor legado que me dieron es la capacidad para reírse de todo, para a través de la crítica mordaz a veces, jocosa otras, ir descifrando y entendiendo el mundo.
Yo vi mutar a Aura, de ama de casa sufrida y abnegada a mujer fatal, a filósofa, a mujer feliz, a mujer desgraciadísima, por años, cuando perdió a su amada Rubí, a quien extrañamos mucho todas y algunos de los varones de su familia, aquellos que entendieron y perdonaron el lugar especial que Rubí tuvo en la vida de Aura. Conocí a esta última Aura, más serena, preparándose para ir al encuentro con su hija. Luchó mucho por su vida en los últimos años, tenía capacidad para aprender y conocer cosas, y al final la Parca decidió por ella. Desde lo más profundo de mi, deseo que no haya sido así, que tú hayas decidido cuándo ya. Me consuela un poco pensar que eras capaz de eso y más. Me consuela que pude decirte cuánto te amo, cuán importante fuiste y serás en mi vida.
Aura es de esas mujeres que no hay libro que las aguante. Su historia es fascinante y divertida, triste y trágica a veces, de lucha y de alegría otras. Una mujer que merece libro aparte. Hoy sólo puedo hablar aquí de mi angustia. De lo mucho que me duele perderla, de lo mucho que disfrutaré escribiéndola, recordándola. Llevar su nombre es algo que me causaba placer y alegría, a ella no le gustaba, no por eso. Yo seguiré siendo por siempre Aura, hermanija de Aura.
Trataré de pensar esta ausencia tuya como en una de nuestras largas separaciones. Hemos de encontrarnos, no sé si pronto o si pasen años. Mientras tanto aquí estaré, pensándote y amándote, escribiéndote; te pongo junto a Emma, junto a Rubí, Flora, Ana, Alba, junto a todas mis mujeres, vivas y finadas, amigas y familia, todas ellas han hecho de mi lo que soy. Gracias. Pero qué gacho que te fuiste. Yo quería más. Soy egoísta, qué le hacemos.

miércoles, 10 de mayo de 2017

Mutante de 10 de mayo

Hoy es 10 de mayo, uno más desde que empecé a celebrar este día, pues mamá lo detestaba. Aunque recuerdo que los últimos años nos valía e igual la buscábamos y no le decíamos felicidades pero nos la llevábamos a comer o al cine, o a pasear, a estar con ella nada más.

Pongo a Carmen Aristegui en vivo y veo una ejecución hecha por el ejército grabada por una cámara de seguridad. ¿Hay algo que celebrar me pregunto?

A mí al principio esto del festejo del 10 de mayo me gustaba, por ahí de la adolescencia, pero luego fui conociendo más y más mundo y conocí a las “Locas de la plaza de Mayo” y ya no estaba tan segura de que este fuese un día para celebrar.
Mis hijas y sus incursiones en el teatro y la danza en la escuelita a la que iban me hicieron desear el festejo, entre otras cosas me mataba de la risa lo que yo bauticé como “El balcón de Teresa”, porque los chamaquitos leían en voz alta lo que habían escrito para su madre en un cuadernillo que hacían por grupo. Yo alimentaba mi ego materno pues nunca recibí grandes reclamos, mis hijas escribían bien, bonito y halagándome siempre. Era grato. Y no se diga si tenían que salir en alguna obra o baile, le poníamos todo el entusiasmo y nos divertíamos en grande antes y después del día de la madre. Fueron buenos tiempos.

Rosalinda Avila Selvas15 hEl cuerpo de Beatriz Ibarra Plascencia fue encontrado en Jalisco. Iba en viaje turístico. Había desaparecido desde el 26 de abril. Era socia de Uber en León, Gto. Sus compañeros harán una caravana de protesta.
JUSTICIA PARA BEATRIZ!!!
VIVAS, LIBRES Y SEGURAS NOS QUEREMOS!!!

Mi amiga Rosalinda está documentando vía FB día a día cada muerta. Hay días que son más de una. ¿Podrán mis hijas y sus hijas transitar con más tranquilidad y libertad algún día?

Con los años he ido aprendiendo un montón de cosas sobre ser madre y sobre festejos y todas esas cosas que implican mercadotecnia. Hace unos años pensaba que todos los días deberían de ser día de algo, para poder festejar siempre, tener algo que festejar día con día. Hay que tener cuidado con lo que se desea. Hoy existe un día para todo: el gato, el perro, el piojo, la hemorroide, etcétera, etcétera, ya sean pendejadas o no la gente festeja cada cosa… No sé si eso de que cada día haya un festejo es bueno o malo, lo malo es la mercadotecnia que rodea todo esto. Y cómo nos distrae a veces de las cosas.
Yo creo que fui y soy una buena madre, lo que di lo di convencida, creyendo que era lo mejor y a veces lo único que podía dar. Disfruté inmensamente mi papel de madre, también lo sufrí, durante sus adolescencias, sin embargo ser madre ha resultado muy grato. Ahora a veces dudo un poco, cuando escucho a mis hijas reírse de cómo me mentían o engañaban. Me duele un poco porque sinceramente en su momento yo no me daba cuenta. Pero pues cada quién. Me ha costado mucho trabajo conmigo misma hacer que la gente no me tema. Y no estoy tan segura de que me guste que no lo hagan. Soy muy mala recibiendo críticas, pésimo, tratándose de una escritora.

Además de Lesvy dos muertos más en CU, uno con el mismo método, ¿ya no se puede ir ni a la universidad en paz?

Me gustaría decir que soy una feminista que lucha en contra del patriarcado, bueno, tanto como luchar… Eso de luchar, ya quisiera yo, puro compartir memes en FB, leer y leer, aprender. No suelo opinar mucho de las cosas si no las entiendo a profundidad y si soy honesta a veces me da hueva, me digo que yo ya hice mucho, lo cual por supuesto no es cierto, ni siquiera hice todo lo que pude cuando debí hacerlo, pero bueno, digamos que hice algo para mejorar este mundo, sigo pensando que es nada.

El video de la ejecución. Dijeron que había cuatro muertos. Las madres de esos muertos. ¿Qué tienen que celebrar?

No he dejado de recordar a las madres de mi familia, a Emma, Aura, Reynalda, especialmente. Ellas y su generación, no la tuvieron nada fácil. Son las pioneras. Aunque a decir verdad se quedaron muy cortas en los logros porque ni siquiera se planteaban logro alguno, muchas sólo estaban mal paradas y las golpeó la modernidad, a unas las puso a chambear, a otras a hacer ejercicio, otras a estudiar, otras a casarse bien, en fin, es larga la lista de desatinos de esta generación de mujeres que dieron rienda suelta a sus pasiones y se pasaron a la sociedad por el forro.

Por sus frutos los reconoceréis


Pienso en Esther, en Eros, en mis hermanos como padres. En todas las madres de mi familia. En todas las madres que conozco.
A juzgar por los frutos, en su mayoría tienen hijos independientes y reflexivos, son una generación mejor que la nuestra. No sé si mis hijas vayan a tener hijos, ellas dicen que no, yo lo respetaría, no es fácil ser madre, menos una madre que se autocuestiona, que se da cuenta que tiene mucho que aprender todos los días; y ellas son así, preciosas ambas, trabajadoras, talentosas, pero se la pasan cuestionando su vida, siempre quieren mejorar; creo que lo hice bien, pese a todas las broncas me siento orgullosa de mis cachorras.

Ni hablar, no hay mucho que celebrar, este mundo está fatal, pero qué le hacemos hay que salir adelante.

Feliz día de la madre a todas

La flaca de la esquina, mayo 10 de 2017

jueves, 27 de abril de 2017

Hena, MUJER

Las mexicanas comenzaron por la música. Mujeres que dijeron lo que sentían, lo que anhelaban, en un mundo totalmente machista bebieron, compusieron y marcaron la pauta. Eran los años 40 y nacía una generación que intentaría por primera vez buscar una identidad propia, mujeres que se manifestaron contra el sistema y estudiaron carreras, que bebían y fumaban como sus compañeros varones. Incursionaron en carreras antaño sólo para hombres: Ciencias, Ingeniería, Abogacía, Administradoras, entronas y soñadoras a la vez. Las primeras Abogadas, las primeras médicas, las primeras todo en México. A esas mujeres no había quien las detuviera, de ello dan fe tantas que mencionar a una obligaría a mencionar a todas y para eso necesitaría un libro, no una nota en mi Blog.
He conocido a muchas de las mujeres de esa generación, la generación que nació entre 1940 y 1950. Siempre me han impresionado por su fortaleza, su capacidad de sufrimiento, sin queja, con enojo, eso sí, pues el enojo es su manera de manejar todo, dolor, alegría, esperanza, fe, porque ellas creyeron que podían vivir sin eso, pero nadie les enseñó, no sabían cómo ni para dónde.
Sin embargo, muchas de ellas dejaron de lado sus vidas para criar a enormes familias de integrantes desde cinco hasta once hijos, seis en el caso de Hena Corzo, la mujer que inspira este texto.
Conocí a Hena Corzo hace como 15 años, mujer inteligente, directa, sincera, con leve tendencia a exagerar, digna representante de esa generación de admirables mujeres.  No les tocó fácil la cosa, algunas eligieron, otras no, otras más se propusieron cambiar las cosas al menos en su familia. Tal es el caso de algunas amigas mías de esa generación, una incluso pensó que para que sus hijos recibiesen la educación que ella deseaba era necesario fundar su propia escuela y desarrollar su propio método educativo, por supuesto lo hizo. Me parece que Hena Corzo hizo lo propio, y al parecer a la guardería se sumaron algunos vecinos y vecinas que padecían la falta de buenas escuelas en el norte de la ciudad, en los novedosos desarrollos de los años sesenta y setenta que poblaron en treinta años la periferia entera de la ciudad de México.
Lo que no tuvo que vivir esa generación, la de cambios, la de críticas cuando eran jóvenes y querían estudiar, la de críticas por dejar la carrera por casarse, la de críticas por tener tantos hijos, la de críticas, la de críticas y qué más les digo. Poco muy poco reconocimiento a su búsqueda. Muchas de ellas esperaron como mi suegra a que el más pequeño cumpliese la mayoría de edad y en sus marcas, listos, fuera, mandó al diablo 30 años de martirimonio y decidió vérselas como pudiera ella sola. Mujeres como Hena que hizo lo propio por razones que sólo ella conocía y que a fuerza de callarlas le fueron rompiendo el corazón y quitando la alegría.
La última vez que compartí la mesa con Hena Corzo, fue hace unos meses, convalecía de una neumonía. Me sorprendió verla, estaba entera, coherente y alegre por tener a sus hijos con ella. Le encantaba reunir a sus hijos, eso la alegraba mucho.
Conocí a Hena Corzo, o Hena madre como solía referirme pues Hena hija es una de mis compinches favoritas y en ese tiempo andábamos pegadas de un lado a otro, primero por el trabajo, pues era mi jefa en el partido, y luego ya por gusto personal.
Hena hija siempre me hablaba de su madre, la mayor parte del tiempo bien, la admira muchísimo y me compartió una muy buena imagen de Hena Madre antes de conocerla. Fui testigo del amor con que cuidó siempre a su nieta, me contagié de su buen humor, y también de su parte medio oscura pues era ruda la mujer, muy ruda. No por eso, me encantaba, la admiraba y me prometía que mis hijas no pasarían por tanta penuria como ellas porque nosotras cada día entendemos más y más y las que nos aventamos el numerito de la maternidad tenemos buena escuela.
Hija del patriarcado despiadado, del que no dio concesiones nunca, enfrentó su vida con dignidad y con humor, como buena chiapaneca cultísima y gran narradora de historias. Se quedó pendiente su libro, lo íbamos a escribir juntas, la enfermedad se nos adelantó. Me duelen los hubiera cuando pienso en lo entretenido y sanador que hubiera sido para ambas.
Va este pequeño homenaje a ti y de paso a tus contemporáneas, mujeres que como tú estudiaron, trabajaron, y víctimas del amor romántico se casaron y tuvieron hijos, mujeres solitarias en el final de sus días, que no solas, para eso tuvieron hijos, constructoras de una sociedad que apenas empezaba a despertar de un largo letargo.
Hena era inteligente, terca, divertida, entretenida; pasión cuando habla de sus hijos y ternura cuando te cuenta alguna anécdota sobre sus nietas. Ligeramente megalómana, pero sin duda fuerte, muy fuerte, aferrada a la vida, luchó hasta el final por ella. Murió tranquila, sin mucho drama, lo cual es una lástima pues ella era una Diva, amante del teatro y de la autoadulación. Mujer de izquierda, ama de casa, lectora incansable hasta que su salud se lo permitió. Difícil, entretenida, como su nombre lo indica: MUJER. Descansa en paz.
La flaca de la esquina

27-04-2017

lunes, 22 de agosto de 2016

Mutante de regreso a la escribida


Heme aquí, de regreso por estos lares. Resulta que según yo, no puedo escribir cuando soy feliz, pero analizando mi discurso en letras, yo nunca escribo cuando soy infeliz, más bien todo lo contrario, así que mi disculpa resultó mala hasta para mí. Además mis fans (uno en realidad) me dijeron que se extrañaban mis letras. Así que me he propuesto volver a practicar esta manía de decirle a la gente cosas que en realidad a veces hasta a mí me importan un pito o no me quedan muy claras del todo. 
No por eso, va mutante de amanecer Santodomingueño, que continúa la moda de escribir al más puro estilo Jack el destripador (hay quienes opinan que es más bien el descuartizador), así que vayamos por partes.
La idea inicial surgió ayer después de leer un par de artículos sobre feminismo (tema que últimamente me obsesiona) y literatura. Ambos me inquietaron y a la vez me dieron una nueva disculpa para no poder escribir. Y es que con eso de que me volví tan feminista de palabra y mi formación es cien por ciento patriarcal, pues de hecho se hace muy difícil para su servilleta hacer uso de las letras dada la etapa de transición que experimento.
Hace ya más de un año que mis horarios cambiaron, por ejemplo, y de un ser noctámbulo por excelencia pasé a despertar todos los días antes del amanecer, que desde mi edificio es por cierto asombroso casi siempre. En realidad sigo siendo noctámbula, sólo que ahora necesito tan sólo de ciclos de cuatro horas para recargar pila, quizá por mi condición de desempleada o tal vez por mi edad, me resisto a entender cómo funciona un cuerpo a los 57 años, lo cual me causa no pocos contratiempos. Dieta, sexualidad, ciclos de sueño y hasta ideología, son todo un lío a estas alturas del partido. Y yo que pensé que se iría haciendo sencillo.
Así las cosas, me ha dado por ponerme a filosofar conmigo misma cada mañana, mientras el sol sale. El espectáculo es tan bello que me deja totalmente ágrafa. ¿Cómo explicar en palabras lo que las imágenes me transmiten? Ese pasar del silencio y la oscuridad total a la luz cegadora y los sonidos asfixiantes. Es por eso que he preferido poner videos y fotos para compartir, en vez de letras, imágenes. Desgraciadamente todo lo tomo con la cámara de mi celular, que registra sólo lo que se le da la gana, nunca lo que yo veo y siento con cada amanecer. No tienen idea cuánto anhelo tener una buena cámara, aunque sea prestada, para compartir así lo grandioso del proceso, que siempre es distinto, pues depende de los vientos, la humedad, la estación del año, en fin, cantidad de elementos que me resulta imposible describir en lo que pretendo sea un breve texto, y menos con tan chafa cámara como la de mi teléfono.
Si tuviese que resumir lo aprendido a lo largo de tantos amaneceres disfrutados este año, les diré que lo que más me ha maravillado es cómo la vida puede cambiar de un momento a otro. En quince minutos, del silencio y oscuridad total, la vida transita por toda la gama de colores, climas, y sonidos y da como resultado un nuevo día, casi siempre limpio y claro, pese a lo que digan todos los heiters que se la pasan de quejicas sobre la Ciudad de México (en realidad sólo veo el amanecer si no está nublado).
Y volviendo a lo del feminismo a ultranza en el cual me ha dado por militar de manera tardía, a mi modo de ver; resulta que también me ha metido en muchos problemas para escribir y describir la gama de sentimientos en que me ha sumergido.
Para acabarla de amolar está todo este rollo de ser animalista, ahora que les ha dado por etiquetar cada una de las formas de ser, géneros, etapas, etcétera.
Y ahora sí, como en los cuentos, debo decir que todo empezó hace tiempo, a raíz de una serie de reflexiones gráficas que mi hija inició hace algunos años sobre la pornografía, fenómeno que como buena hija del patriarcado yo veía como normal. 
Me puse a investigar sobre algo que yo veía como natural, y grande fue mi sorpresa al descubrir que puede llegar a ser tan nociva para el cerebro y para las relaciones como cualquier vicio, droga o enfermedad. De ahí pasé a cuestionar el trato que las mujeres recibimos en los medios y descubrí que las premisas del porno estaban por doquier en la manera de tratar a las mujeres. Mi malestar fue creciendo.
Otro tanto me pasó con la música y el idioma y muchos de los autores que antaño me encantaban fueron cayendo de mi gracia pues no soportaban un análisis de género. Nada se salvó; canciones, películas, series de TV, libros, todo está hecho en el más puro lenguaje patriarcal.
Fui modificando mis gustos en todo. Sabina ya no sonaba como el bohemio que conocía a las mujeres y sus reacciones a fondo, más bien como el misógino más grande que había escuchado. Woody Allen y su abuso sobre sus hijastras hizo que aunque su discurso como cineasta antes me encantara ahora me incomodara, nada más por poner un par de ejemplos.
Empecé a cuestionar desde memes en Internet hasta anuncios sobre sopa instantánea. Nada se salvó. Recáspita, diría Archie uno de mis primeros amores, pelirrojo que ejercía el patriarcado a ultranza desde los cómics que leía yo de niña.
Y como no soy mujer de medias tintas, obvio me fui en contra de lo que yo escribía. ¡Sorpresa! tampoco se salvaba. Por supuesto intenté cambiar mi discurso literario, y día a día se hizo más difícil para mi escribir desde mi nueva posición ideológica.
De verdad, no es tarea fácil la que emprendí conmigo. Bajo la visión de género pocas cosas se salvan, y el lenguaje es una de las principales armas del patriarcado. Súmenle a eso lo mucho que han cambiado ciertas cosas. Por ejemplo, en mi adolescencia, lo más natural era tener novios que te aventajaran diez o más años. A mis trece años, tener un novio diez años mayor, era considerado, al menos por mi familia, como que estaba madurando, por ejemplo. Y no recuerdo que mis amigos y amigas pusiesen objeción alguna a ese hecho.
Lo mismo me fue pasando con la política. Hasta hace unos años para mí era fácil encontrar en qué hemisferio político estaba, mi militancia en partidos lo facilitaba. Pero a raíz de trabajar un tiempo en los gobiernos "de izquierda" hube de replantearme muchas cosas. Lo cierto es que la decepción fue grande, pues no encontré mucha diferencia entre éstos y los otros partidos.
La relaciones sociales y amorosas, que para mí tenían reglas muy claras, fueron tornándose difíciles. Una tiene que arriesgarse a perder algunos amigos en el camino si se dedica a decir lo que piensa y siente, gajes del oficio de andar viva. Esto me sucedió hasta con familiares, algunos cercanos y queridos. Pero no por eso, quienes me conocen lo saben, soy amante de los riesgos.
Y por si fuera poco, vivo la dicotomía de amar naturaleza y tecnología al mismo tiempo. ¡Vaya lío!, ¿no creen? Así pues, esto de tratar de sobrevivir en este sistema y ser yo misma encuentra demasiadas dificultades. No se imaginan el lío que traigo dentro.
De ahí que haya tenido que ausentarme de muchos ámbitos en los cuales solía moverme como pez en el agua; la manía de decir lo que siento y pienso al público. Se me hace difícil hacerles perder el tiempo con tanta necedad. Hoy, más que nunca, la premisa del tiempo es oro tiene sentido. Y aunque tiempo es lo que me sobra, éste no me produce ni el dinero suficiente para mantener a su servilleta.
Todo este lío de encontrarme con nuevas formas de ser para mí en casi todos los ámbitos, comida incluida, no está nada fácil. Lo que antes era claro y sencillo para mí, ahora no es más que un revoltijo. Mi amor por los cerditos como ejemplo, mi gusto por los bovinos y cantidad de animales que para que es más que la verdad, son deliciosos. Quisiera que no fuesen tan adorables vivos. Así las cosas, hasta mi pasión por la carne ha sufrido mutaciones. No es que ya no me guste, pero ciertamente comerme a ciertos animalitos me produce mucha culpa. Súmenle además que mi estómago y riñones empiezan a protestar por el mal trato recibido. Resultado, he tenido que cambiar hasta mis hábitos alimenticios.
En cuanto a las relaciones amorosas ni se diga, después de diez años sin pareja me enredé en una relación, misma que me prometí sería distinta a todas las anteriores. Casi lo logro, pero la vida tiene un humor muy negro y me involucré con un hombre que es perfecto, excepto cuando no lo es. ¿Qué les digo? Las mutaciones son lo mío, así es que no es de sorprenderse el hecho de que ame a un bipolar (y no es metáfora), justo lo que yo necesito para entretenerme.
Ustedes pensarán que sufro por demasiadas cosas, no lo discuto, lo peor es que no lo sufro, porque después de vivir 57 años en este cambiante mundo, decidí tomármelo con calma y agradecer cada cambio o mutación que vivimos el mundo y su servilleta. ¿Cómo se los explico? Un optimismo y una fe ramplante en que todo se va a arreglar y si no, pues lo mejor que puedo hacer es disfrutar el proceso, me motiva a levantarme día a día y creer que así como el amanecer que transita de la oscuridad a la luz y del silencio al barullo mi vida encontrará en una de esas la estabilidad, ¿y por qué no? la felicidad.
Doy gracias por todo lo bueno que tengo, que no es poco, y trato de no hacer demasiado caso de todas las carencias, que tampoco lo son. ¿Qué le hacemos? Disfruto más que nunca de mis hijas, mi familia, mis amigas y amigos, mi compañero. No me angustio por mi condición constante de desempleada, finalmente mientras tenga arroz en la mesa y cigarros en la bolsa, sexo de vez en vez y salidas al parque y al museo, no me angustio tanto por la falta de dinero. Claro que me gustaría tenerlo como solía hacerlo, pero ahora sí que me consuelo con esa frase de "mal de muchos" sí, ya sé, "consuelo de tontos". ¿Qué le hacemos? ¡Conozco a tantas personas que viven situaciones similares y peores que la mía! Por eso me digo a diario: flaca, sonríe, no está perdido todo, en este mundo nada ni nadie es perfecto. Claro está que hay quien abusa del asunto, el ser humano es de lo peor, cada día hago berrinches por la misoginia, me lleno de tristeza por las guerras, me sorprendo de los grandes avances tecnológicos, disfruto de los videos de animalitos, conozco nuevas poetas que me impresionan, en fin que en mi vida hay de todo, como en botica (concepto que a las nuevas generaciones debe resultarles raro y les hará consultar el diccionario espero). 
Y pues se me hace que ahí le corto pues ya debo tenerlos mareados de tanta mutación. Pero les prometo que regreso pronto. No se librarán de leer a la flaca y sus mutaciones físicas e intelectuales. Y como he notado que los usuarios de estos medios no suelen leer mucho, y no quisiera abusar de su tiempo, que para ustedes sí es oro, ahí le paro por lo pronto.