Los escuché por primera vez alrededor de 1973. Vivía
yo en la unidad Cuitláhuac y estudiaba en la secundaria 124, ese año, el 11 de
septiembre, la maestra de historia nos encargó investigar sobre el golpe de
Estado en Chile. Hicimos una ceremonia en honor a Salvador
Allende y transmitimos el discurso de Allende en la ceremonia.
Fue entre los ladrillos de la secundaria donde recibí mis
primeras nociones de política y también de música latinoamericana. No sólo
tenía una maestra de historia de vanguardia, también de música. La maestra de
música nos enseñó los ritmos ancestrales de México y de Latinoamérica. Y fue
así como conocí a Inti Illimani.
Casualmente una vecina tenía todos los discos y los cantaba
a todo pulmón en el edificio atrás del mío y me volví fan. Recuerdo haberme
acercado a la chica en cuestión sólo para que me dijera quién cantaba y qué
discos eran. Todo aquello era una novedad en mi educación. Fue cuando empecé a
cambiar la utopía cristiana por la socialista.
Desde ese entonces, Inti Illimani me ha acompañado en todas
las etapas de mi vida. Amo los autores
que escogen, sus arreglos, las armonías que hacen con la voz, y amo más su
mensaje combativo y lleno de esperanza y me vale gorro si dicen que soy
panfletaria.
Ayer fue hermoso escucharlos junto con Quilapayún, quienes también
me gustaron mucho, han hecho un trabajo de fusión muy interesante, mejoraron
muchísimo en cuanto a su música.
Inti Illimani como siempre, increíble que conserven su voz
casi intacta, o a mi me lo pareció. La gente cantaba, se emocionó, aplaudió,
gritó, un público padrísimo. Respetuoso, amable. Hacen que se sienta una bien de pertenecer a esa generación. Algunas fallas en el sonido, lo cual es un desperdicio porque el Metropolitan es un excelente recinto para conciertos.
El padre de mi hija estaba feliz, mi hija también, cantó toditas las rolas. Yo ni se diga, no tengo voz ni manos de tanto gritar, cantar y aplaudir.
Qué bien que tuve el chance de participar, de estar ahí,
como me gusta, cuando las cosas suceden. Gracias Inti Illimani. Nos vemos el
domingo.