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domingo, 20 de octubre de 2019

Mutante apolítica, a política o apocalíptica

Para dejarlos descansar de La Flaca Política, esta textoservidora decide por hoy, escribir de otra cosa que no sea política, lo cual, sabe muy bien todo intelectuoso y los que no lo son también, es imposible. No por eso, va un intento.


Y es que dado que hace más de dos años, llegó el drama y se instaló en mi casa, esta flaca, pide esquina, se los juro. Y es que hace rato que no vivo en una esquina, que es en mi opinión una de las maneras más fáciles de tener siempre una visión más amplia de todo. Así que por lo pronto apechugo desde mi posición del centro, lo cual es por el momento un accidente geográfico.
Es por eso que se hace necesaria una mutante, pues tendrá que abarcar varios frentes, retomando el estilo de desgranar la mazorca, aunque sé que, como dice un amigo teatrero que tengo, y con el cual, y a partir de mis experiencias en las redes sociales, estoy de acuerdo.

En esa espuma de sus tristezas,Uñas y carne, sudor y fuerzasDesde temprano,La Niña reza, Pa' que su día no sea tan largoY con la luz de madrugadaHace limpieza de sus encargos

La audiencia --es una visión de la flaca, no es tesis psicológica, no existe fundamento médico, no soy experta en nada, ni siquiera en vivir, cosa que aquellos que me conocen, que son en general mi audiencia o público--, puede dar fe de que no miento, me hago unas bolas con eso de vivir...
Pónganse buzos, tengan paciencia, si no les gusta leer, aprieten el botón y punto porque esta pretende ser una hemorragia de letras. Sus comentarios, me lo dirán y más su silencio; ¡qué más da!, por hoy apago el contador de audiencia y me quedo con sus silencios, así asumo que me escuchan, leen o como dirían los millenials: whatever.
Procuraré ser fiel a mi estilo e intentar ir desgranando las ideas cual mazorca para ver si así me explico y no ofendo ninguna susceptibilidad. Y para estar al día con el lenguaje, el cual, hace poco leí en los comentarios de un meme, es "dinámico" y es el habla el que lo significa, aunque en la opinión de su humilde servilleta, se equivocan; quizá debiera titular esta mutante como generacional, lo cual sin duda sería muy mamón de mi parte, por lo cual opto por mutante "Pare de Mamar".

Tesis: El lenguaje nos hace, nos forma, nos conforma, nos refleja, nos divide y nos hermana, según se use, más no por eso.

No se vaigan a poner el saco, por lo que más quieran, esta, es una mutante personalísima, pero el oficio de textoservidora me obliga a transformarla en una mutante apocalíptica, ya que por desgracia o por fortuna, las circunstancias me han tenido viviendo en el ojo del huracán y sinceramente a estas alturas de mi vida, prefiero las formas rectangulares a los torbellinos. No por eso, intentemos explorar en una [mutante], ambas [formas].
Tal vez en alguna otra ocasión, les hablé de cuando viví en Narvarte, mucho antes de que naciera la flaca. Vivía cerca de un mercado y un supermercado, el cual me quedaba mucho más cerca, sin embargo prefería irme hacia el mercado pues tenía que caminar un poco más entre la colonia, la cual me encantaba y a la vez de disfrutar de mi libertad, creía que había subido un escalón en mi vida. Pese a mi condición de divorciada, con una hija y una madre con Alzhaimer, el solo hecho de poder ofrecer a mi descendencia una opción distinta de educación era subir para mi en la escala social y suficiente.

Todos los días, todas las horasSe van quedando en sus recuerdos,En la memoria de sus anhelos

Pero no era esta la razón para tomar la ruta, era más bien una esquina, donde vivía una mujer que me fascinaba, aunque no sé si es el término. Confieso que había mucho morbo en ello. La mujer tenía un cuerpo escultural, muy delgado y bien delineado, era bastante alta, quizá 1.75 o más, y definitivamente podría haber sido modelo. Si bien varias veces nos encontramos en la fondita donde yo comía, era la época en que me creía muy superior a cualquier otra congénere y con toda la locura en mi vida no quería ser partícipe de más dramas que el que vivía pues tenía un negocio, cuidaba a mi madre y criaba a mi hija además de hacer "trabajo político", que por fortuna consistía en apoyar con propaganda tres B a las campañas y elecciones y participar como responsable de casilla en la elección en turno, y ahí le paro porque prometí que no sería política.
Casandra, la personaja, para también estar a tono con eso de la lenguaja incluyente, era de origen oriental y tenía en su cara huellas de lo que yo interpretaba malas cirujías. Su rostro era muy desagradable a la vista y yo, desde la mirada obtusa que me caracterizaba en esos días, asumía eran a causa de cirujías mal hechas, como le pasó a Lyn May. La cara de Casandra parecía que le habían dado una golpiza la noche anterior, aunque no había hematomas, quién sabe, quizá los cubría con maquillaje muy eficiente.
El caso es que la mujer tenía la costumbre de asolearse en el balcón de su departamento, ubicado en una esquina arriba de un bar del cual no recuerdo el nombre y es la vez lo de menos. El revuelo causado por las formas de la chica entre hombres y mujeres era notable, aunque nunca supe cuándo y porqué o para qué lo hacía así que es probable que lo que de ella diga sea más producto de mi fantasía que de mi memoria. Y como buena textoservidora, a mi me encantaba plantarme en la otra esquina, y observar las reacciones de cada uno y una.

Y es que su santo está en descansoTodo su empeño, todos sus sueños,

Mi andar por la vida me ha llevado a desenvolverme en muy diversos círculos. Es como si fuese un átomo saltando de órbita en órbita. Pero hay una de la cual siempre he tratado de alejarme y a la cual siempre regreso. La de origen, la propia, donde nací, donde crecí, donde estudié, viví y aprendí, no sé qué chingaos en realidad, aún estoy tratando de entender por qué y cómo. De ahí que se los platique a ustedes, a ver si así me explico o en su defecto explican, que ya vi que esto de explicarle lo que escribió y compartió alguien en las redes les encanta, o les mama, como se dice en lenguaje millenial, creo, porque también es muy socorrido el verga, muy verga y así por el estilo, otro sinsentido, entre más avanza la revolución feminista, el lenguaje retrocede a un machismo más crudo, y ahora la verga la tenemos a la orden del día. Pero eso es como siempre otro asunto aunque aquellos que conocen toda la historia de mi vida sabrán a qué me refiero.
Pues bien, resulta que Casandra era sexoservidora, en esos años y en el medio en que vivía, era conocida o nombrada como puta, prostituta, o whatever, y fue con mucho la inspiración para ser textoservidora. Casandra de vez en cuando salía y se exhibía para beneplácito de muchos varones y la rabia de no pocas mujeres. Asumo que no tengo que explicarme mucho al respecto, los hombres actuaban, de acuerdo a sus orígenes, hacían sus juicios y supongo sus fantasías, algunos se ponían nerviosos y reían y hacían bromas, otros se indignaban, hay quienes se compadecían. Otros, abiertamente le pedían que se volteara para verle las nalgas que los volvían locos, cosa que por cierto, en ese momento y con la moral que me caracterizaba en ese entonces, interpretaba como signo de homosexualismo reprimido. Apenas empezaba mi educación sexual real, "respetaba" porque no entendía un pito, a los gay, pero creía en cuanto mito pendejo circulaba sobre ellos con convicción férrea. Por fortuna, he avanzado y aprendido algo, así que ahórrense las explicaciones, ya sé que hay mil formas de tener sexo y al parecer todas son aceptables, pero privilegio las propias, no por eso.
Las mujeres y su reacción a los desnudos, mejor ni les cuento, precisamente porque creo que el lenguaje es más que letras o ideas, y a veces redundar en formas conocidas de juzgar a las mujeres o que nos juzguemos nosotras mismas es innecesario, aunque no pretendo hacer ningún sesudo análisis de ese tema, nada de mutaciones en ese sentido el punto es que no nos perdíamos el espectáculo ni hombres ni mujeres, lo disfrutábamos algunos, otras lo sufrían.
Las huellas de la violencia en la cara de Casandra eran terribles, sus razones, para mi inexpugnables en ese momento de mi vida, pues en realidad con ese cuerpo, según yo, tenían que haberla contratado por lo menos como doble de alguna actriz que no gustase de mostrar el propio. Casandra parecía disfrutarlo, era difícil saberlo por su rostro. La mujer en cuestión se alquilaba, era sexoservidora,  y su especialidad era dejarse dar golpizas por los tipos. De ahí las huellas en su rostro, ponía una única condición y era que la golpeasen en la cara, no en el cuerpo, el cual era su santuario. Una golpiza al mes pagaba los gastos del departamento, dos, el alcohol que consumía, que era mucho, y sus alimentos, porque de vez en cuando comía, me consta.
El punto es que el desnudo que Casandra hacía cada tanto lo encuentro muy similar al que les hago a veces en estas mis mutantes, pero yo no tengo tan buen cuerpo, así que les muestro las entrañas, el corazón, el hígado, los riñones, y a veces me descuido y hasta el cerebro, en él mis traumas y mis anhelos; y me arriesgo a que además de criticarme, ya sea positiva o negativamente, me vean en cueros; cosa que considero muy saludable, aunque confieso que detesto caminar desnuda, incluso en mi casa, y por ello me he estado obligando estos últimos días a dejar de ponerle peros a mi cuerpo, aprovechando que he estado sola unos días en mi casa.

Cierra los ojos pa' no mirarse
Que en el espejo se va notando
Que su trabajo la está acabando

Resulta que siempre me ha costado aceptar mi cuerpo y mucho más lo que en mi cabeza pasa. Suelo imaginar que si hubiese una pantalla conectada a lo que pienso, de inmediato llamarían a los señores de blanco a que me llevasen a la casa de la risa, o psiquiátrico o casas de recuperación, como quieran llamarle hoy que estamos ya familiarizados con el lenguaje político en todos los ámbitos y está prohibido pensar y reírse o hacer escarnio o utilizar la palabra incorrecta incluso en nuestra mente, de todo aquello que nos rodea y que no entendemos.
En aquellos días mi cerebro era mucho más cuadrado. Años después MTV pasaba un video que me recordaban los desnudos de Casandra, llevados al extremo por los míos cuando escribía y me tomaba muy en serio eso de echar las tripas en un texto. En el video, un tipo se arrancaba la ropa, la piel y quedaba en puros huesos, amaba ese video, por cierto, de la música no me acuerdo. 
En efecto, ahora que vivo en el Pedregal de Santo Domingo, donde las clases y formas convergen de manera un tanto promiscuas --que conste en actas que me estoy refiriendo al aspecto ideologías, y un poco también al económico--, donde como siempre, me he dedicado a cultivar amistades y observar formas, según yo, distintas a las mías, he conocido varias sumamente interesantes; en ocasiones las formas coinciden, otras no, las más; pero he encontrado un fenómeno que une a las mujeres y este dar su cuerpo como punching bag, del cual habla por cierto Kundera en La insoportable levedad del ser, novela que leí unos años más tarde de cuando les estoy platicando, pero que he confirmado que es cierto, las mujeres, ofrecemos nuestro cuerpo como ofrenda para todo tipo de amor, o desamor, odio, venganza, autoflagelo, si bien lo último ya es de mi cosecha. Él sólo dice o sólo recuerdo, que las mujeres ofrecemos nuestro cuerpo como último y sublime consumación de todo acto amoroso, sea este filial o sexual,  y lo y dice de manera muy acertada, he de admitirlo, pero es mucho más profundo que el sexo, es la maternidad en primerísimo plano, arriesgamos nuestras vidas, renunciamos a ellas, para ser nuestras propias madres, para bien o para mal, y ya que no está muy de moda, ni arriba ni abajo y como es arriba es abajo, muchas le ponemos la cara a nuestra descendencia, porque a estas alturas muchas ya entendimos que ponérsela al compañero no es cool o no está de moda o no conduce a nada, e arriesgas a ser conocida como #Ladyintoleranciaalosvarones o como es más tradicional, frígida, miedosa, en fin, otra larga historia... 
El punto es que seguimos necesitando alguien que nos diga qué hacer, que intente limitar nuestro pensar, que nos necesite y reconozca al mismo tiempo. Lo cierto es que cualquier opinión que respecto a la maternidad dices,  puede ser fatal para tu imagen, ante la sociedad y ante la propia.
En pleno 2019, la maternidad sigue siendo el único espacio de reconocimiento que mucahs mujeres tienen, así que procuran hacer uso de ello. No por eso, tampoco es mi idea hacer un sesudo análisis al respecto.

¡Ay! Melena negra, carita triste,
Rosa María
Buscando vives tus días y noches
una salida
Que un domingo libra este infierno
tuyo por tu alegría
Maquiladora solo…

Me gusta pensar en los desnudos de Casandra como algo mucho más sano que los que hacemos las mujeres a diario, pues según veo y escucho, seguimos poniendo el cuerpo, al servicio de quien quiera pagar el precio, o gratis, no por eso.
Y somos el saco de boxeo, por decirlo en el idioma que creo todos manejamos, primero de nuestros padres y madres y familia en general. después de los novios y esposos y posteriormente de los hijos, nietos o si no tenemos nada de esto, pues la vecina o cualquiera que esté un poco interesado en echarle un ojo a nuestros desnudos, ya sean intelectuosos, reales, virtuales, whatever.
Y es así como nuestros rostros van guardando huellas y dan fe de cuánto de ellos, los cuerpos, ponemos en el cuadrilátero de entrenamiento de la misoginia y el machismo masculino y femenino constantemente.
No nos arredra del dolor, que para eso somos mujeres, y aunque nos quejamos, seguimos, muy pocas se salvan, porque siempre hay alguien o algo a lo cual poner al servicio el cuerpo incluso a cosas, porque de que hay miles de maneras de darnos de trompadas o cuerazos. Nosotras las experimentamos todas, si no nos llegan, las buscamos. 
Nos alegramos, y brincamos de emoción cuando otras mujeres se declaran embarazadas, aunque todas las que ahí estuvimos sabemos cuál es la trampa, el reconocimiento, la mirada, envidiosa, compasiva, triste, alegre, sincera, hipócrita, con tal de que sea mirada. Y por eso las alentamos en su descabellada idea de que hace falta población y hay que tener chamacos para estar completas.
Las más abiertas le dirán que siempre puede adoptar, el caso es ser madre de alguien, aunque en realidad cada vez son más las que además de madres siguen siendo punching bag de parientes, amigos y varones, y las pocas que logran escaparse de ello deberían ayudarnos en el proceso, pero parte de liberarse de ello es no pensar demasiado en la prójima pues si lo haces el juego de espejos puede ser muy doloroso, mejor contemplar arrobadas el cuerpo de otras, porque al nuestro siempre le ponemos peros. Y no se diga si quitamos la piel, guácala, ¿quién quiere ver los detalles sangrientos? 
Y entonces como sociedad ponemos de moda ciertos mitos, como aquél de "Tú te lo cocinaste, tú te lo comes", cuando era imposible que cocinaras de otro modo, si tus ingredientes eran pocos, muy poquitos, a veces nada, y no hubo más remedio que pintar en el plato un manjar, una flor, qué sé yo, cualquier cosa que al menos alimente tus sueños. Aunque sólo sea afectarle la vida a la de enfrente ya sea dándole un desnudo público, o uno privado, al mismísimo conductor de taxi si es necesario, con tal de sentir que tu cuerpo, tu corazón, tus riñones, tu hígado, toda tu, te perteneces y no estás de tan malos bigotes y que sea cual sea la historia que llevas a cuestas, eres hermosa, según la lente de quien te esté viendo, pero de entrada, la propia. 
El rostro, ese hay que esconderlo; la mayoría deseamos poder usar una bolsa o un pasamontañas, como hacen las "anarquistas" de las marchas. No obstante, está canijo ponerlo a disposición de cualquiera, porque hay cada golpeador o golpeadora real o virtual, que se nos cruza en el camino... y la mayoría está dispuesta a darte, aunque sea un cachetadón o coscorrón, a ver si así utilizas un poco de lo mucho que has visto a tu favor. Y lo que es más cruel aún, no necesitar de que lo hagan porque solita te juzgas y condenas, eres tu peor juez.

Cierra los ojos pa' no mirarseQue en el espejo se va notandoQue su trabajo la está acabando

Estos últimos días me he paseado desnuda en mi casa, me he vestido y salido a la calle muy arreglada casi siempre y otras en pijama, con pintura y sin pintura, con falda corta y larga, con el pelo suelto y recogido, con canas y sin canas, porque he ido aprendiendo a usar en beneficio propio el poder de una imagen. 
No por eso, a ratos voy y me encuero en el balcón de la esquina y dejo que la gente vea mis debilidades, pero que el cuerpo sea tan bien delineado y delgado que llame su atención y no suban a la cara y cabeza, porque ambas están bastante marcadas por los golpes recibidos. Me pongo el casco y la careta y salgo, escucho y aprendo.
Sorpresa, cuando creí que estaría viviendo para este flaco cuerpecito, sigo poniéndolo al servicio de quien lo necesite de vez en cuando y escribo un textículo contando una historia; o, aunque por fortuna, cada vez menos, sigo poniendo el cuerpo a las hijas, a la pareja, a la vecina, a las redes sociales, verdugo cruel de este nuevo siglo. 
Realmente cada día que pasa me importa menos lo que los demás piensan, procuro concentrarme más en la opinión que tengo de mí misma, me gusta bastante, qué le hacemos, narcisista que es una, o soñadora, el caso es que a mí me gusta lo que el espejo regresa, en casi todo sentido. Amo mis 60 años, los sufro, los gozo, no está siendo fácil, pero nunca lo ha sido, para mí ni para nadie sin embargo, yo siempre he salido airosa.
Al contrario de Casandra, el trato conmigo era que no me golpearan la cara, pero subí la oferta, cada vez me gusta menos que lo hagan, cada vez a quien lo hace, le sale un poquito más caro, he ido retirando órganos, pocos quedan.
No es fácil ser tu propio fan, a todos les molesta la falta de modestia. Pero créanme, soy 48 kilos de mujer sin desperdicio, por dentro y por fuera; especialmente el cerebro, cada día lo hago más funcional, aunque a veces no parezca. Pronto, no habrá pedazo de esta yo: huesos, carne, intelecto, que no sea todo mío, que no ponga a su propio servicio lo aprendido a través de tanto salto y salto de órbita. Voy tendida.