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lunes, 30 de diciembre de 2013

¿Feliz 2014?

De la melena inculta a la calvicie,
del número inicial a lo incontable,
desde la tumba hasta la superficie,
tras breve veinte tan multiplicable.
Me llega un canto alado
de fiebres de la infancia,
me brota la invención y el ansia.
Y entero y mutilado,
furiosamente a besos,
te doy mi corazón travieso

Hombre (fragmento) Silvio Rodríguez


Es obligado un recuento anual, dado lo extraño del año, será sólo eso, recuento, los efectos consecuencias y demás se dejarán sentir en los siguientes años. Año extraño, lleno a la vez de avances, triunfos, sueños, desilusiones y sobre todo música y gente nueva en mi vida.
Más o menos logré reincorporarme al mundo. No fue proceso fácil, siempre que abandono el rol de espectadora complico todo, me da por ponerme a escribir el guión y los demás nunca hacen bien su papel, a mi modo de ver; no por eso, trato de entender que tan humano mi guión como el de ellos.
Este año hice honor a mi apodo en yahoo: intentode, y vaya que lo intenté, a varios de ustedes les consta. Sin embargo esto de volver a empezar, por más experiencia que se tenga es muy difícil.
Por tanto he llegado a la conclusión de que la única manera de seguir adelante es trazando mi propio camino, uno en el cual las reglas sea yo quien las ponga, así no me peleo con nadie. Quizá conmigo, pero eso siempre lo he hecho.
Mi país, como siempre, de mal en peor, cada vez tengo menos esperanza, algunos amigos nuevos, jóvenes todos ellos, me dan una poca; pero dudo que mis ojos vean muchos avances hacia mi ideal de gobierno, si es que tengo alguno; es parte de lo que tengo que resolver este año.
No sé si es la edad, no sé si es el mal de la época, pero cada día me cuesta más emocionarme con situaciones, ideologías, personas. Sin embargo eso me acerca más a la naturaleza, no hay día o noche que yo no vea de qué color es el cielo. No me desanimo porque se me mueran las yerbas pues las flores se me dan muy bien extrañamente. Este año fue espléndido, me regaló muchos cielos azules por la mañana, naranja y violeta por las tardes. Noches llenas de estrellas y lunas enormes que hacen recordar la infancia. Sin duda mis animales han sido fuente de muchas satisfacciones.
He sufrido un terrible bloqueo para escribir, suele sucederme cuando estoy bien, parece que necesito azotarme para ponerme a aporrear el teclado. Así que aunque mal está bien que así haya sido. Pero pretendo cambiar eso radicalmente. Retomo las mañanas de escritura y decido que he de vivir de lo que escribo, ojo, he de vivir he dicho, no hacerme rica ni nada por el estilo.
Mis hijas me están poniendo la pauta, ambas están también en proceso de iniciar cosas, eso me gusta, cada una en lo suyo creo podemos lograrlo. Lo importante es que somos nosotras, siempre unidas, amándonos, cuidándonos a lo lejos y cerquita cuando se necesita.
Nuestra pequeña familia creo que por fin termina el bachillerato, tenemos experiencia y talento, es hora de usarlo en beneficio de cada una, podemos aprender y ejercer de lo que sea, pese a la época y el país en que vivimos, nos sobran inteligencia y talento.
Lamentablemente, la parca ha sido también generosa, no me simpatiza, pero no por eso, siempre sirve recordar que estamos aquí en tránsito, no somos más que polvo de estrellas que el viento mueve a su antojo y tarde que temprano tenemos que volver al sitio del cual venimos. Me avengo a la idea de que cada estrella, cada mariposa, es el alma de alguna de las mujeres queridas que he perdido en los últimos años. Guerreras ellas, longevas también, me merecen todo el respeto y admiración algunas por lo triste de sus vidas y otras precisamente por lo contrario.
A mis viejos amigos les pido perdón por tenerlos un poco abandonados, a excepción de unos cuantos no los he visto ni he hablado mucho con ellos, no por eso, han estado en mi corazón todo el tiempo, y en mis pensamientos. Les deseo a todos, los nuevos y los viejos que logren encontrar el coraje y el valor para enfrentar el año que viene con alegría y dignidad, pese a los esfuerzos del mal gobierno, como dice AMLO, por hacernos desdichados.

Gracias a todos los que me han apoyado en mis esfuerzos por lograr mis metas este año. Mi compromiso es hoy más fuerte que nunca, sigo de parte de los necios, intentemos lo imposible, juntos podemos. 
Los amo a todos, feliz 2014.

viernes, 4 de octubre de 2013

Nostalgias

Los escuché por primera vez alrededor de 1973. Vivía yo en la unidad Cuitláhuac y estudiaba en la secundaria 124, ese año, el 11 de septiembre, la maestra de historia nos encargó investigar sobre el golpe de Estado en Chile. Hicimos una ceremonia en honor a Salvador Allende y transmitimos el discurso de Allende en la ceremonia.
Fue entre los ladrillos de la secundaria donde recibí mis primeras nociones de política y también de música latinoamericana. No sólo tenía una maestra de historia de vanguardia, también de música. La maestra de música nos enseñó los ritmos ancestrales de México y de Latinoamérica. Y fue así como conocí a Inti Illimani.
Casualmente una vecina tenía todos los discos y los cantaba a todo pulmón en el edificio atrás del mío y me volví fan. Recuerdo haberme acercado a la chica en cuestión sólo para que me dijera quién cantaba y qué discos eran. Todo aquello era una novedad en mi educación. Fue cuando empecé a cambiar la utopía cristiana por la socialista.
Desde ese entonces, Inti Illimani me ha acompañado en todas las etapas de mi vida.  Amo los autores que escogen, sus arreglos, las armonías que hacen con la voz, y amo más su mensaje combativo y lleno de esperanza y me vale gorro si dicen que soy panfletaria.
Ayer fue hermoso escucharlos junto con Quilapayún, quienes también me gustaron mucho, han hecho un trabajo de fusión muy interesante, mejoraron muchísimo en cuanto a su música.
Inti Illimani como siempre, increíble que conserven su voz casi intacta, o a mi me lo pareció. La gente cantaba, se emocionó, aplaudió, gritó, un público padrísimo. Respetuoso, amable. Hacen que se sienta una bien de pertenecer a esa generación. Algunas fallas en el sonido, lo cual es un desperdicio porque el Metropolitan es un excelente recinto para conciertos. 

El padre de mi hija estaba feliz, mi hija también, cantó toditas las rolas. Yo ni se diga, no tengo voz ni manos de tanto gritar, cantar y aplaudir. 
Qué bien que tuve el chance de participar, de estar ahí, como me gusta, cuando las cosas suceden. Gracias Inti Illimani. Nos vemos el domingo.

domingo, 29 de septiembre de 2013

Todo cambia



Cambia el clima con los años
Cambia el pastor su rebaño
Y así como todo cambia
Que yo cambie no es extraño
Todo cambia, Mercedes Sosa

Siendo fiel al estilo, seré honesta, esto del cambio, tiene más de ganas que de realidad, voy a hablar por mi, como suelo hacer, por más que trate de homologarme, ya saben, no'más no se me da, no por eso, sigo intentándolo.
Y es que esto de ser como una, pues tiene su gracia, no se crean. Para su servilleta, el simple hecho de lograr interrumpir el constante diálogo que traigo dentro y ponerme a dialogar con los otros es ya en sí mismo todo un portento. Por eso me refugio en esto de usar mejor los dedos para expresarse, a ver si así me meto en menos pedos.
Septiembre fue el mes más movido que he tenido en todo el año, por fortuna, casi termina, así que me encerré tres días a incomunicarme para ver si escribiéndolo logro aclarar todo.
Como siempre, mi vida transcurre íntimamente unida a la de mi país, ni hablar, por alguna razón, que espero sea buena, me ha tocado siempre estar ahí, donde empiezan los cambios.
Siempre me gustaron los principios, de las relaciones, de las escuelas, de los trabajos, etcétera. Pienso que eso es porque parto siempre del hecho de que el que tengo enfrente es un humano, y la verdad me encantan los humanos. Aunque claro, son en verdad requete difíciles de tratar.
Me pasa un poco lo que a mi hija, quien dice no poder dibujar o pintar cuando está contenta; sucede que salgo y me involucro con el mundo y como que se jode un poco la cosa, me bloqueo para escribir, lo cual es trágico pues entro en la dinámica de los otros, que sin duda tiene muy poco que ver conmigo y termino siendo mi peor enemigo.
Sin embargo me sirve para reencontrarme con esos otros humanos que han ido coincidiendo conmigo y ahí siguen de una forma u otra, algunos a lo lejos y otros muy, muy cerca, al alcance del teléfono. Sin duda también para conocer nuevos amigos. Seres humanos todos, llenos de cualidades que no ven y defectos que ellos y los otros exageramos porque nos es mucho más fácil culpar al de enfrente que ver qué chingaos estamos haciendo mal nosotros.
Mes de aprendizaje, de cambios, tal vez demasiados. No me reconozco a ratos. Creo que gané, yo siempre gano, y si no, ya me conocen, arrebato. Si tengo que cambiar, cambio. No tengo problema con eso, pero para qué, si los seres humanos somos todos igual de complicados.
Ahora que en bola, pues que se cuiden, somos invencibles, los maestros dieron una muestra, no sé si se han rajado, pero nosotros no nos hemos rajado, haremos lo que sea necesario, lo que sea, para parar a estos infames que quieren vender mi patria.
No estoy sola, tengo familia, amigas, amigos, compañeros y compañeras que aunque piensan bien distinto a mi en mil cosas están dispuestos a jugársela para evitar que vendan su país.
Ahí ustedes juzguen si vale la pena o no cambiar. Yo por lo menos lo intento.




viernes, 23 de agosto de 2013

Mutante magisterial


Aquí están de nuevo, son ellos, tal vez sus hijos o sus nietos, o ellos reencarnados en los mismos de siempre, los que nos enseñaron que la educación es mucho más que lápices y libros. Ya desde 1958 (en realidad el movimiento empezó en el 56 y finalizó en los 60), un poquito antes de que yo naciera, ellos andaban de mitoteros. Vaya que los he admirado siempre.
Y es que a su servilleta le tocó vivir los cuatro años más cruciales de su vida en la provincia y ahí conocí a mis adoradas maestras rurales, Lupita y Lidya. Ambas viajaban dos horas diarias de su casa a la escuela para darnos clases. Eran jóvenes, alegres y hermosas, y me llenaron de amor y conocimientos de primer a tercer año de primaria.
Ya en el DF conocí a otro tipo de maestro, de esos que mejor ni hablar. Para mi fortuna en la secundaria tuve magníficos maestros. De algunos no recuerdo ni el nombre pero sí cuál fue el valor que me inculcaron, más que la materia.
Como la menor de las hijas de una familia de seis, de niña y de joven me fue más fácil relacionarme con gente mucho mayor que yo, disfrutaba mucho de escuchar historias y procuraba sacárselas a todo aquel que conocía, mis maestras nunca fueron la excepción, así es que cuando en los 90 el magisterio salió a la calle por supuesto que me uní a sus marchas, iba a visitarlos a los plantones con el papá de mi hija, les llevábamos algo de comer, agua, dinero, pero más que nada nos gustaba quedarnos a escucharlos, a platicar con ellos, a aprender de su lucha.
Recuerdo de ese movimiento sus consignas, en especial las de los contingentes de educadoras, eran creativas, ocurrentes, novedosas. Hicimos un periodiquito que se llamaba Escuela por escuela". Fue un gran momento en mi vida.
Una vez más están aquí, los medios se han dedicado a lincharlos, la gente está irritada porque "les entorpecen el paso" o "no dejan hacer su chamba a los de la Cámara", que de buenas a primeras resultan los más trabajadores del planeta. Nadie se preocupa por ir y hablar con ellos, por saber qué quieren en realidad, sólo repiten las pendejadas que los medios vomitan día a día. Allá ellos...
Hoy vi a un joven amigo irse feliz al aeropuerto a acompañarlos, la verdad me dieron ganas de irme con él, no hay nada como el movimiento, es la adrenalina más bella que conozco. Dejar de ser tú para ser todos.
Me ha tocado vivir mil desgracias nacionales, y también me ha tocado protestar contra muchas de ellas, ahí he estado, años y años, enamorada del movimiento, nunca de las personas, siempre de las masas, es algo raro, es algo hermoso.
Es por eso que creo entendí la necesidad de mi compañero de ir y estar ahí y cargarse la pila.

En fin queridos maestros, nuevamente agradezco la lección. ¡Hacía tanto que no me sentía tan contenta!, ¡Una de cal por las que van de arena!  BIEN POR USTEDES. Aquí están y ahí vamos.
NI UN PASO ATRÁS. Muchos mexicanos que sí tenemos memoria los apoyamos.

domingo, 14 de julio de 2013

Círculo vicioso

Cuando niña, había un lugar al que mamá nos prohibía ir solos, el jagüey. Era un ojo de agua que estaba en las afueras del pueblo al que ella nos llevaba a menudo. Un remolino en el centro lo hacía peligroso. De cualquier manera no imagino que alguien quisiese tomar un baño en él, con el frío que hace en Tepeapulco.
Les platico lo anterior porque uno de los juegos cuando íbamos, además de recoger los cucuruchitos y semillas de los árboles que rodeaban el ojo de agua, mamá organizaba concursos de tirar piedras al agua. Ganaba aquél que lograba expander más los círculos.
Hoy sé que aquello era algo muy didáctico, sólo que no tenía edad para comprenderlo. Ni siquiera sé si mamá sabía su significado.
Mi vida siempre ha sido así, pasó de un círculo pequeño, mamá, mi hermana y mi hermano, se agrandaba a ratos, cuando mis hermanas casadas venían a vernos, y estaba aquél otro, el de los Testigos de Jehová, un círculo más amplio. Las cosas permanecieron así hasta que cumplí once años, entonces comencé a trabajar, en una maquiladora, nuevo círculo, el trabajo.
Al principio era fácil, los círculos no eran muy grandes y podías saltar de uno a otro sin problema. Pero la vida sigue y los círculos aumentan y cada vez se hacen más grandes y cada vez estás más lejos del de origen.
A veces esto de los círculos no resulta tan divertido, lógicamente te encuentras con gente que también ha ido saltando, algunos van contigo de hecho, otros no, se quedaron en el primer, tercer o cuarto círculos, pero como los círculos además van girando, igual te encuentras con ellos, te sirven para recordar de dónde vienes, supongo.
A mí a veces me provocan nostalgia. Solía ser tan distinta. Me miro en el espejo y no me reconozco, por eso pego el salto a cualquiera de los círculos de los que vengo, aunque nunca sea lo mismo, el cambio, una vez realizado no acepta marcha atrás.
Y como no logra uno nunca vislumbrar cuál es el nuevo círculo, tiene que dar el salto a ciegas, lo das y saz, estás en otro, supongo. La verdad es que cuando he tenido problema con eso es porque me da miedo o estoy muy cómoda en mi círculo. En general soy mucho más arriesgada siempre, doy el salto y listo, me dejo caer, a veces aterrizo suavemente, otras de narices, los daños han llegado a ser graves en ocasiones, pero siempre me repongo y sólo me doy cuenta de que fue un salto cuando volteo a mi derecha y veo los círculos anteriores.
El círculo en el que me encuentro es enorme, pasear alrededor de él parece una tarea titánica, a veces la tentación de regresar a aquel pequeño círculo donde sólo estaba mamá y tus hermanos es mucha, pero ese se amplió contigo, ellos están en círculos, mamá en uno más amplio y tus hermanos en el mismo tuyo. Tengo hermanos regados desde Alberta hasta Tenosique, Tabasco, dos hijas que viven lejísimos de su servilleta, una en el Caribe y otra en la Carmen Serdán, círculo que odio. Y no se diga amigos, andan regados por todo el mundo.
El internet, la globalización, todo apunta a hacer el círculo más y más amplio, tan grande como el mundo entero. Aunque a mi todavía me provoca miedo muchas de las cosas que leo sobre el extranjero, lo mismo de Europa que de Asia o África, no entiendo mucho. Ya bastante me ha costado adaptarme a las costumbres e idiosincrasia de mi pueblo, miren que son variados. Aunque si soy honesta, nunca me he adaptado del todo a ningún círculo.

Y como este escrito de sesuda reflexión devino en círculo vicioso, ahí le paro, era nada más un ejercicio para calentar motores y ponerme a trabajar en serio.

Foto tomada de Taringa.net

martes, 9 de julio de 2013

De letras e importancia de ellas

Cuando Pedro salió esa mañana, no sabía oh alma querida. Que la luz de esa clara mañana, era luz de su último día. Y las causas lo fueron cercando, cotidianas, invisibles.. Y el azar se le iba enredando, poderoso, invencible.
Causas y azares (Silvio Rodríguez)


Pues aquí está su servilleta de regreso, hace rato que ando ausente de estos lares, ojalá me hayan extrañado porque yo lo hice y mucho.
Resulta que los acontecimientos desde que regresé de Veracruz me rebasaron, lo cual no es raro en mí, habrán notado.
Lo cierto es que entré en un mutismo forzado. Y no es que no hayan sucedido mil cosas que merezcan ponerse a escribir un poco, pero la verdad todo esto me ha llevado ha cuestionar seriamente mi oficio otoñal.
Y es que de pronto, regresando de la fantasía del Tajín, aquí estaba yo, tratando de asimilar lo aprendido. Y pues nada, los caminos del cerebro son caprichosos, y es así como el Tajín me llevó a cuestionar toda mi forma de vida.
Mi nombre es Aura, la Real Academia de la Lengua Española lo define del siguiente modo:
(Del lat. aura, y este del gr. αὔρα, der. de ἄειν 'soplar'). 1. f. Viento suave y apacible. U. m. en leng. poét. 2. f. Hálito, aliento, soplo. 3. f. En parapsicología, halo que algunos dicen percibir alrededor de determinados cuerpos y del que dan diversas interpretaciones. 4. f. Favor, aplauso, aceptación general. ~ epiléptica, o ~ histérica. 1. f. Med. Sensación o fenómeno de orden cutáneo, psíquico, motor, etc., que anuncia o precede a una crisis de epilepsia o de alguna otra enfermedad. aura2. (De or. amer.). 1. f. Ave rapaz diurna americana, que se alimenta de carroña, de 70 cm de longitud y hasta 180 cm de envergadura, con cabeza, desprovista de plumas, de color rojizo, y plumaje negro con la parte ventral de las alas de color gris plateado.
Y es a esta última definición a la cual voy a referirme, aunque la verdad es la que menos me gusta y por desgracia la más conocida por el común de la gente.
Y es que ahí está el punto: Estoy harta de ser ave de mal agüero. Me gustaría ser paloma de la paz, o al menos algo más divertido, hasta una avestruz, pero avisar a la gente de desgracias, si bien ha sido lo que he hecho siempre, me tiene harta.
Una de las cuestiones que cualquier escribidor se plantea siempre es qué tan importante es lo que escribes. En la Sogem me enseñaron a no preocuparme de eso, en teoría, respetar las reglas ortográficas, literarias, éticas y otras cosillas te permite ser un buen transmisor de un mensaje. Tienen la tesis, que yo respaldo, de que todo está ya escrito. Es decir, da un poco lo mismo, escribas lo que escribas, ya está dicho.
Su servilleta ha trabajado desde siempre en áreas que le obligan a escribir largos discursos, de distinta naturaleza.
En este nuevo reto al que me enfrento la cuestión es totalmente distinta pues se trata de decir todo aquello que he dicho a lo largo de 30 años -y cuyo mensaje dudo mucho haber comunicado eficientemente- con un lenguaje nuevo, fresco, que todo mundo quiera leer y recuerde, que llegue a la necesidad exacta que tenemos todos de expresar lo que en mi generación era una profecía y en las actuales se volvió certeza:
Si no nos ponemos buzos, estos hijos de la chingada que detentan el poder y contra los cuales he luchado los últimos 30 años de mi vida, nos dejan sin país por completo.
Y ahí es donde está lo difícil de la cosa. Cuando el TLC, les advertimos a todos, cuando el Fobaproa igual, son incontables las veces que hemos salido a la calle a decirle a la gente lo que está pasando. No digo que no hayamos tenido triunfos, medio pírricos, pero triunfos al fin, pero sin duda no lo hemos logrado. La gente sigue creyéndole más a Televisa.
Mi generación ha vivido cosas asombrosas, la irrupción de las redes sociales es para mí una de las más útiles herramientas que nos ha dado la tecnología, pero como siempre, llego tarde y poco informada a estos chunches, trato de ponerme al día lo más que puedo, que a veces mis 54 años me rebasan, y no encuentro la veta de juventud que me mantenga al día.
Por ahí trataré de encaminar mi escribir en los días siguientes. Ustedes perdonarán, este es un espacio que normalmente uso para cosas personales, pero si no escribo aquí dudo poder escribir una letra sobre el problema que es de urgencia y que requiere de la inmediata atención de todos, por más que andemos ocupadísimos cada quien en nuestro rollo.
Ojalá me acompañen y me ayuden, voy a necesitar de toda la ayuda si logro convencerlos.
Este país corre un riesgo tremendo, muchos lo sabemos, a algunos les preocupa y pocos, muy pocos, estamos haciendo algo para tratar de impedirlo.
Sé que los partidos, que la política, que todo eso es una porquería, pero eso no quita que nuestro país esté en peligro, no quiero dejarles hacer lo que les dé la gana sin darles una batalla dura.
La cuestión es cómo. Ahora sí que como dijo aquél, "ahí está el problema".
Quiero encontrar la manera, quiero dejar de convencer a los convencidos, necesito que me escuchen los otros, los que no piensan como yo, los que creen ciegamente en este gobierno asesino que nos tiene de pie en la barranca y está convenciéndonos de un suicido colectivo: entregar nuestras riquezas a los extranjeros, en especial los gringos.
No sé si voy a lograrlo, lo intentaré y les pido apoyo, todo el que puedan darme, no sé cómo entrarle al asunto, sé pero del modo arcaico, gastado, confuso, que tanto odian los jóvenes, cuyo futuro es el que está especialmente comprometido.

¿Cómo ven? ¿Creen que lo logre? La neta, me está costando un huevo, cada frase, cada imagen, cada línea me suenan gastadas, confiaba en que mis compañeros, jóvenes todos, pudiesen ayudarme pero la neta, ellos también están requetecontaminados con las formas viejas.
Así que ahí les encargo, si se les ocurre algo novedoso, me hablan, porque a mi puras frases gastadas se me ocurren y es que la situación no es nueva, es de viejo cuño, ustedes dirán si puede una inventar el hilo negro. Aunque la verdad a mi me gustaría más inventar el de Ariadna.
¿O ustedes qué creen?

jueves, 14 de marzo de 2013

Los Idus de marzo

¿Les ha sucedido que tienen la necesidad urgente de hacer algo y todo empuja hacia ello aunque no quieran?
Verán, no es que mi vida no me guste, he aprendido a vivir sola,  a las conversaciones que reciben por respuesta sólo miradas o en todo caso un miau de mis mascotas,  a no necesitar una pareja ni en los días festivos, a prescindir de mil cosas, he aprendido a vivir con lo estrictamente indispensable y no sentirme chinche por ello.
Día a día agradezco que mi cuerpo y mi cerebro funcionan muy bien para su edad, que soy independiente, que tengo techo, y sin embargo....
Casi todas las personas tenemos rasgos que nos definen y siempre pensé que lo que a mi me define es el cambio, el movimiento. Tengo pavor a las cosas estáticas, tal vez porque siempre trabajé en la industria editorial, que es lo menos estático que conozco en cuanto a dinámica de trabajo, o porque heredé la capacidad de cambio de mi madre, el caso es que para mi la vida tiene que ser mucho más que levantarse, tomar café leer las noticias, irse a trabajar y al terminar vuelta al mismo círculo.
Me he estado cuestionando mucho las razones que tengo para el presente viaje, racionalmente sé que no puede ser un capricho como mis viajes de adolescencia, en especial porque realmente mi situación económica, si bien ha mejorado desde la nueva chamba que tengo, la cual es por cierto perfecta, yo quiero más, siempre quiero más, esa es mi desgracia.
Claro está que me procuro proyectos donde vierto mis sueños y ansias de gastar las neuronas siempre en algo distinto.
Y entre ellos ha estado en forma constante uno, que deseo implementar en Veracruz, en los Tuxtla, región en la cual nacieron mi madre y mis hermanas y de la cual he estado enamorada desde siempre.
Hay quienes afirman que no existen casualidades, sólo causalidades. Hace un año cuando viajé al Tajín me encontré con la cultura Totonaca por primera vez, pues las referencias que tenía de la región eran de mi madre, quien era una maravillosa mujer pero racista a morir la pobre.
Y hace unos cuatro años fui de viaje a esa zona con mi hija y me enamoré de ella
traté de convencer al padre de Ámbar para que comprase un terreno, el cual por cierto fue bueno que no lo comprara porque me enteré después que tiene muchas broncas. El caso es que siempre he estado con el gusanito de buscar al manera de irme a vivir a la zona.
Y no es que no se pueda así nada más, pues hay amigos que me han dicho que si te vas a la zona, a vender cerveza en semana santa, vives de decentemente todo el año. Pero es ahí donde se pone para mí difícil la cosa. A mi me gusta avanzar, si quiero cambiar es para mejorar siempre. Tal vez después de intentar las cosas y que no salgan apechugo, pero tengo que intentarlo.

Parto pues bajo el amparo de los Idus de Marzo, día en que nació Emma. Regreso al Tajín, todavía no a los Tuxtlas a donde espero poder ir pronto, pero es un paso hacia el cambio. Voy con proyectos, espero hablar con la gente indicada. Deseénme suerte.

Un abrazo y un beso grandes para ustedes amigos y familia que me apoyan y consienten en todas mis locuras. Los amo. Va por todos.



viernes, 11 de enero de 2013

Hecho en México


Esto de tener hijas que te conocen a la perfección el gusto es una maravilla. Esta semana me puse a bajar todas las canciones ochenteras que mi hija, la mayor me enseñó. Y el martes la menor me pasó un link para bajar el soundtrack de Hecho en México. Y es a este último al que me quiero referir, guardaré mis recuerdos ochenteros para ubicarme en mi actualidad.
Sin duda las visiones han cambiado. Este mundo ha cambiado muchísimo, este México, en el cual no pasa nada, resulta que está cambiadísimo, lo que pasa es que los humanos tendemos a creer que el mundo es las cuatro paredes que nos rodean.
Hecho en México me asombró en más de una manera, hace un mes que mi cabeza da vueltas a cómo escribirlo. Y es que para mí que crecí con los baletts de Amalia y Silvia como íconos de patriotería, resultó un tanto sorprendente constatar que si bien la globalización, ha hecho que los jóvenes busquen íconos universales, hay unos cuantos que voltean a ver sus raíces, y aceptan y aman su mestizaje.
Lo anterior a propósito de que mi hija y su novio la vieron dos veces y lloraron durante toda la película. A mí me pasaba en X’caret cuando veía el espectáculo de la noche. Y para mis hijas era muy emocionante también pero nada que ver con mi patriotería exacerbada.
Hecho en México es una visión moderna, honesta, amorosa, de nuestra República, una alternativa al paisaje hermoso y la vieja cuerísimo que utilizan tanto la secretaría de turismo como televisa y tv azteca.
No puedo decidir cuál de las canciones me gusta más. Tengo que ver el largometraje unas dos veces más para decidirlo. La que me gusta menos a mis vecinos les fascinó, hasta pidieron que le subiera y la repitiera. En efecto, es la de Alejandro Fernández.
La película es un viaje, es hermosa, es valiente, es alegre, es atrevida, no encuentro más calificativos. No se la pierdan, de verdad se las recomiendo, en especial a las madres y padres. Es una propuesta novedosa, poética y racional, sensual, escatológica y mística.
Agradezco que mi hija me mandara el link, pude recordar toda o casi toda la película. Recuperé las sensaciones y a la vez entendí por qué para mi hija es entrañable y para mi es novedosa la visión de México que ofrece.
Amo con locura a Rubén Albarrán, pero ese es problema mío. Todos los que cantan y tocan son estupendos. Los Tucanes me sorprendieron. Natalia, como siempre, dulce y hermosa. Un soundtrack perfecto para un documental perfecto.