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jueves, 25 de septiembre de 2014

Mutante de final de temporada

Pues ahí les va una vintage o retro

Vintage es una palabra inglesa que proviene del anglo-normando vintage, y éste a su vez del francés antiguo vendage. Por su parte, vendage es una evolución de la palabra latina vindemia (de vīnum “vino” + dēmō “quitar”). Demoa su vez está compuesto de las partículas "de" + "emō" (“obtener”).

Nunca acaba una de aprender, yo cada día aprendo algo, es así como me encuentro con la palabreja esa en varias ocasiones sin entender bien a bien qué significa pues es utilizada de muchas maneras. E ignoranta que es una pues decide ir directito a la Wikipedia pa’ encontrarse con cosas tan interesantes como ésta. No dudo que "haigan" fuentes más doctas, pero ya conocen a la Flaca, a veces se pasa de pragmática.
Hace muchos años, conocí a un músico, buen hombre él, o buen intentode al menos, lo dominaban sus vicios, es una lástima, escribía muy bien y componía mucha música, de día y de noche estaba con su instrumento dale y dale y hacía cosas hermosas con las notas, pero a veces sus vicios o manías o salidas o recursos para inspirarse lo hacían desviarse de todo, le era imposible estar en medio, llegaba a los extremos y eso alteraba sus relaciones siempre.
Durante los periodos en que el músico escribía, como nadie sabía mucho de él lo tildaban de mantenido a veces, de flojo otras, porque no “Trabajaba”, si el hombre no paraba de componer y tocar cuando se podía y cuando no estaba buscando cómo y dónde tocar. Que no recibiese pago por lo que hacía, eso era otra cosa. Muchas veces confundimos la gimnasia con la magnesia.
La cuestión a la que quiero llegar es al hecho de que para el artista, y cito al músico por eso, porque es lo más cercano que he estado a un artista, así que no quisiera generalizar, pero al menos ése artista tenía que lidiar con la gente que asumía que ser artista no era trabajo. Tenían que estar ahí para ver lo que el pobre hombre trabajaba. Me enseñó mucho del quehacer artístico.
Conocí a un escritor que tiene 57 libros publicados, no digo el nombre, quizá sean más o menos libros, creo que quiere llegar a cien, el caso, es que el pobre hombre, aunque su apellido es notable nadie lo recuerda, y menos aún un título de alguno de sus libros. O tal vez exagero y hay sectores en los que el tipo sea la neta del planeta, suele suceder. Digo, de alguna manera le hará para financiar sus ediciones. Típico caso del no por eso. En mis círculos cercanos todos lo recuerdan si les digo su nombre, nadie si digo alguno de sus títulos.
Ustedes dirán, ¿a qué viene tan doctas reflexiones hoy flaca? Pues ni más ni menos de las nuevas decisiones, de los cambios, de ese futuro del que les he estado hablando en la Flaca desde hace rato, ese futuro que desde hace rato está aquí, al grado que ya hasta pasado es, todo ese vivir, reflexionar y tratar de aprender lo que es el mundo en su segunda mitad dicen algunos, yo espero que no, no creo que me dé para tanto la vida, pero si me va a dar quiero que me encuentre haciendo lo que me gusta atrapar el presente en historias de siempre, de ayer, de hoy y del futuro. No aspiro a ser Vintage, no quiero ser moderna, anticuada, realista, surrealista, escribo porque necesito hacerlo, porque me gusta y porque La Flaca de la esquina ha sido mi mejor amiga desde que regresé de mi aventura por Cancún.
Verán, La Flaca nació como Blogg en 2010, pero ya tenía largo rato circulando en las redes sociales, su especialidad, la nostalgia. No respondió a ningún intereses personal, económico, sentimental o psicológico, quizá a todo junto, eso sí. Simplemente sentí que le debía a la Flaca, personaje que me invento a partir de un artículo que leí una tarde cualquiera en los años ochenta en una de esas revistas “femeninas” sobre quién era La Flaca de la esquina. Sentí que le debía algo más concreto, más suyo, porque me había acompañado en mi aventura cibernética que inició en los 90, cuando descubrí el Internet y me dediqué a escribir y escribir de mil formas en él. Sobre todo a través de cartas y mensajes, que me sirvieron como plataforma para ir dándole forma a la Flaca de la esquina.
Aquellos que me conocen creen que La Flaca de la esquina soy yo, Aura Eréndira, Eros, La flaca. Se los agradezco pero no, no soy soy yo, qué más quisiera. La Flaca es lo que hubiera querido ser, lo que quisiera y quiero llegar a ser. Por eso me cae requete bien, algún día podré tener su desenfado y su chabacanería para conducirme en la vida. Pero me falta camino por recorrer.
Pues resulta que a Aura Eréndira la escribidora, quiere meter al orden a todas sus hijas y le dio por ponerse a editar sus cosas.
La Flaca de la esquina se muda a un libro a que abarcará del 2010 a esta fecha, de ahí todo esto de lo vintage que reflexiono. La Flaca de la esquina en realidad ya tiene desde los ochenta que me la inventé y le empecé a dar forma. Mi intención es que continúe siempre en mi vida. Hasta que logremos hablar de igual a igual, claro y directo como le gusta eso sí, tanto a La Flaca como a Aura Eréndira.
Ya ustedes le pondrán la etiqueta a mi producto, que es un homenaje a una gran consejera y amiga y les muestra un poquito de lo que escribe Aura.
Además de necedades, por ejemplo, las mutantes,* que son en realidad un género notable del siglo XXI, y disfruto la mar de hacerlas. Viene uno que otro cuento, relato o leyenda y mucha reflexión de ama de casa, de mujer en su segunda adolescencia tratando reordenar su vida y adaptarse a una época que una vez más le exige adaptarse a mil cambios.
Desde luego continúo con el Blogg, no se preocupen mis diez lectores que tengo. Quiero publicar algo para convencerme a mí misma que vale la pena todo este montón de teclazos que he dado desde el 96 a la fecha. Ya basta. Me lanzo a la aventura, a la que me gusta, a la que amo con locura: trabajar en lo que más me gusta. Y me gusta escribir, y he escrito mucho y no sé si valga la pena que los demás lo lean pero nunca lo sabré si no me arriesgo a mostrarles algo. A obligar a algunos a que me conozcan.
La Flaca cierra un ciclo, así, arbitrario, sin más. No es que haya una fecha importante, aunque septiembre para mí país siempre lo sea. Ya ustedes me dirán después de leer la flaca qué tipo de memorias les llegan con lo que escribo, mi pretensión es cerrar el círculo de la comunicación, un mensaje no es nada si no llega a su interlocutor. Hay que utilizar todas las formas para hacérselo llegar.
La palabra vintage se utiliza en principio para referirse a aquellas prendas o accesorios que han sobrevivido al menos veinte años después de su creación convirtiéndose en un clásico preciado. Sin embargo, en el mundo de la moda, se viene utilizando vulgarmente para catalogar también artículos nuevos inspirados en los clásicos, que en realidad son de estilo "retro". Esta confusión no se da por ejemplo en el mundo del automóvil, dónde un Mini Cooper de 1965 es vintage o clásico, mientras que el modelo de Mini fabricado actualmente, inspirado en el anterior, es simplemente retro.
Y hago referencia a la palabra vintage, porque no hablo de literatura sino de productos aunque eso de las etiquetas, a mí en realidad me fastidia, me da mucha flojera; ya ustedes pónganle a lo que escribo la etiqueta que quieran. Yo las llamo reflexiones de un ama de casa escribidora o simplemente textos. Pueden ser también mutaciones de una mujer de la época. Lo que escribo es real, son verdaderas ganas de creérmela, es decir, convencerme que es lo que debo hacer por pretencioso e inútil que me parezca lo que pienso. Lo pongo a su consideración para ver si no soy puro jarabe de pico.

¿Suicidio?

¿Con que esto se siente? Me duele cada poro de la piel, cada músculo, mis vísceras son un amasijo de dolor y mi cerebro ni olvidó ni está mejor, sigo pensando en él apenas abro ojo y cerebro. Habrase visto, diría mi madre.
En realidad le estoy dando demasiada importancia al imbécil, la verdad es que había más, mucho más alrededor mío que de plano, ya me daba mucha hueva, tantas cosas por hacer, tanto mundo, y yo varada en esta relación absurda de la cual no sé si quiero escapar o no, pero debo.
Un doctor entra, a tirarme algún choro supongo, no tengo ganas de responder preguntas inútiles ni escuchar consejos que me sé de memoria, he consultado cuanto libro de autoayuda imaginé, he tomado pinche mil terapias. Mi mente se aleja cuando escucha el típico, ¿cómo estamos? ¿Estamos cabrón? Estoy, no veo que te hayan puesto ni una inyección recientemente, eso no importa,  yo me metí en este lío, lo sé, yo me lo cociné y me lo estoy tragando. No vengas de condescendiente conmigo, llévate tu falsa empatía para otra.
Cómo fue que sucedió todo. En parte era lo que había planeado y en parte no, fue un tanto fortuito. Había llegado a casa y su madre quien hacía un par de meses había fallecido, venía de  discutir una vez más con él, esta vez la había amenazado con cortarse las venas, tenía una navaja en las manos que por suerte tiró antes de tomarla por el cuello. Con lo loco que estaba la aterraba que cumpliera sus promesas. No, ella no iba a ir a dar a la cárcel porque el jijo éste siguiera empecinado en hacerle la vida de cuadritos, así que empezó a urdir el suicidio. El primer problema que se encontró en su casa fue el de sus animales, así que fue a la casa de su madre, quien había fallecido unos meses antes.
Llegó pasado el mediodía y dispuso todo, la cinta de aislar, los sedantes, etcétera. Calculaba que unas dos horas hubiese pasado todo. Desconectó la luz para que quien llegase y la prendiera no fuese a explotar. Y el doctor empecinado en sacar respuestas a un cerebro que viaja a años luz de aquel cuarto blanco como partes completas de su mente.
¿Dónde y cómo empezó todo? No recuerda, su memoria está fragmentada, es difícil saber cuáles recuerdos son reales y cuáles fruto de las medicinas. Como si se tratase de una matriushka, mil ellas salen una que contiene a otra, pero a diferencia de aquéllas, cada una es totalmente distinta a la otra. Sus oídos zumban. Debió matar al tipo y no andarse metiendo en estas pendejadas. Demasiado tarde, el daño está hecho.
No me da la gana contestarle doctor, estoy bien, pensando, necesito estar sola, no quiero ver a nadie, un tiempo a solas es todo lo que pido. Detrás de él esperan dos enfermeras para tomar muestras de sangre y amenazan con un plato de comida. Sólo de pensar en comida me atormenta la náusea.
--Todavía está bajo los efectos del gas, y los sedantes empeoraron la situación. –El doctor habla a un interlocutor invisible, es obvio que no es a las enfermeras. Te preguntas quién más está en el cuarto, si abres los ojos tu visión del ojo izquierdo está del todo deformada, todo lo que ves es un muro grisáceo de formas revueltas que se ciernen sobre ti. ¿Y si me quedé ciega de un ojo?, piensa. Entra en pánico; trata de respirar y recordar sus miles de clases de yoga, tai chi, psicodanza y cuanta pendejada a la cual recurrió tratando de aprender a estar bien a pesar de lo que a su alrededor pasaba. El chiste es aislarse, buscar ese puto en blanco en tu mente que permita refugiarte aunque sólo sea un segundo.
Amaranta vuelve a abrir los ojos, siente el cuerpo entero en llamas, intenta quitarse las mantas que la cubren pero el suero se lo impide. Una enfermera se acerca al escucharla moverse. ¿Está bien? ¿Necesita algo?
¿Qué si necesito algo? ¿No ve que estoy ardiendo en fiebre? ¿O sólo yo me doy cuenta? Interpreta mi silencio querida, ya sé que no puedo moverme pero podrías ser un poco más proactiva, quizá tomarme la temperatura. Ni hablar, hay que esperar al cambio de turno para que se den cuenta que estás ardiendo en fiebre. No les darás el gusto de decírselo. Aguanta la sed flaca.
La enfermera se inclina y le moja la boca con un algodón húmedo. Agradeces con la mirada. Parece que te entendió. ¿No quiere hablar? La entiendo, no se crea, yo también he estado a punto de mandar al carajo todo y cortarme las venas, con tanto problema por el que pasa una cuando es mujer, no en vano mamá lloraba cada que una mujer nacía en su familia. Mi madre también lloraba cuando había una mujer nueva en la  familia… La mujer habla y habla. Te haces la dormidar para librarte de ella, … lo mismo si nacía que si era por parte de mis hermanos, sabía que sus hijos no eran muy bien educados, siempre se disculpaba diciendo que les había hecho falta la figura paterna. Una lana es lo que les hizo falta, porque nalgadas les dio muchas nuestra vieja.
Qué sabe esta jovencita que te está dando sermones sobre el aguante, los hijos, la familia, a quién le importas. Que a Dios, dice la muy ilusa, no se ha enterado que no existe. Y si existiera, ya lo veo retepreocupado de las pendejadas que hago, o de la bola de mierda que todos traen cargando y con la cual contaminan todo a su paso.
Uno se lo cocina uno se lo traga, me dijo una vez una amiga médica, estudiante de psiquiatría, uno recibe el amor que se busca, así también te lo enseñó tu madre, ni más ni menos. Así es la vida, te repite y repite la lección hasta que la entiendas. O no, a veces se supone que entiendes a la primera y entonces como eres un alma o espíritu viejo te llama a su lado. No sé de dónde saco tanta pendejada, siempre pensando estupideces. Dejando lo importante de lado.
Necesitas silenciar tu mente un rato, no puedes permanecer mucho tiempo aquí. Vete a saber quién esté pagando, si él, si tu hermana o alguna amiga. Tu hermana y tu mejor amiga han estado al pie del cañón, vienen dos veces a la semana, te hablan de cualquier cosa, no lo mencionan. Eso en realidad no te importa, a partir de que te dormiste ya no hubo más que el zumbido que te atormenta noche en día como soundtrack de mil imágenes de tu vida que desfilan.
¿Por qué habrías de no querer vivir? ¿En verdad fuiste capaz de idear el cómo, el cuándo y el dónde? No recuerdas haber tenido tanta cordura en años, dos por lo menos. Y precisamente ese día que él había tratado de matarte, hubiera sido más fácil dejar que él lo hiciera, ¿qué no? Hay una laguna de horas que no recuerdas entre que saliste de tu casa hacia casa de tu madre, no recuerdas nada, insultos, gritos, golpes, las manos de él apretándose alrededor de tu cuello. Corte a tú en casa de tu madre tomando unas pastillas para tranquilizarte. Según tú era tu madre quien te las daba, así de mal andabas. Ahí estás tú pensando noche y día todas estas tonterías. Por eso has guardado ese obstinado silencio, si no hay nada que decir que valga la pena, para qué decirlo, y si les dijera me atarían y llevarían al psiquiátrico aunque como nadie menciona nada crees que es ahí donde estás.
Es muy molesto el aire que ha adoptado la gente. Unos son muy melosos, te tratan como a retrasada mental, otros tratan de ser animosos y caen en lo vulgar. Tienes la sensación de que  tu madre vino, pero en realidad sabes que sueñas, ella murió hace meses, aunque hoy sí, alguien vino, en realidad no tienes idea porque tu cuerpo y tu mente andan en regiones distintas. Será mejor tratar de poner en blanco la primera.
Entro en el silencio y escucho, recuerdas un mantra que aprendiste cuando tuviste otra crisis y fuiste a dar a una de esas terapias de quiérete a ti misma. Eso es lo que querías en realidad cuando te tomaste las pastillas. No puedes recordar en qué momento las tomaste, todo ese día está en el limbo. ¿A qué hora me desperté? A quién llamé. Aunque últimamente te has apartado del mundo y no le llamas a nadie. Era una manera de dejar de sentirte mal, antes lo hacías porque pensabas que a alguien le podría importar dónde andabas y después porque servía para que él te rastreara y cuestionara, porque sí, la verdad sí le mentías a cada paso, era una manera de evitar que se enojara. Tonta de mí, como si algo hubiese podido evitar que se enojara. A ratos dudas que los demás hayan venido, tal vez son sólo recuerdos que andan desbalagados por su mente y no han venido, no tienen en realidad por qué, ¿cómo habrían de enterarse, ni que fueras la mujer del año o la modelo del día. ¿A quién puedes importarle?
Muy poco sensato, dijo el doctor en su larga perorata el otro día. Ella nunca había sido sensata, pero llegar a esto, qué imbécil, debió matar al tipo, era mucho más fácil. Lo último que recuerda es el pensar hacerlo, ya la tenía harta. Pero le habían advertido que el mayor número de presas que mataron a su marido fue en defensa propia y se los cobran como si los pendejos valieran la pena. De pronto te sorprendes pensando como ellos. Que se los cojan a todos, piensas. ¿Así o más machista? Planeas las más dolorosas venganzas. Pero ella esta vez no pensaba mucho, había estado muy cerca, no sabe qué lo hizo aflojar porque ella estaba defendiéndose con todo y él apretaba y apretaba. De pronto fue como si apagaran la luz y te entregaste a la sensación, te dejaste ir y fue cuando él debe haber parado. Cuando abriste los ojos estabas muy golpeada, golpes que no recuerdas cuándo ni cómo te dio porque todo lo que recuerdas son sus manos alrededor de tu cuello.
Por fin entendieron y retiraron al medicucho ese que me caía gordo, en su lugar viene ahora una mujer de rostro bello y amable, me gusta, no le contesto tampoco pero la apruebo con la mirada. No la escucho mucho, su voz es dulce y sedante y me gusta escucharla, aunque la verdad habla poco. Toma notas y notas.
En lo que a ti concierne que se los cojan a todos, que te dejen en paz, no hay de qué hablar, no hay a qué darle la vuelta. Todo fue un lamentable accidente, un mal viaje, una pésima decisión. No recuerdas ni quieres recordar cómo llegaste a una conclusión tan estúpida. Pero el miedo nos hace actuar de maneras extrañas siempre.
Recuerdas a la amiga que se lió a golpes con un ladrón por su cartera. Te pusiste furiosa porque ella se había expuesto de esa manera innecesaria. Era su quincena, la comida de sus hijas, dijo. Le prestaste una lana y la mandaste regañada a su casa. No se valía, tenía a sus chamaquitas y debía ser más prudente. No es hacerte el paro, tú ya eres grande, ya no son chamaquitas, ese rol lo jugaste convencida y sin duda lo disfrutaste hasta el tuétano, como disfrutas las cosas, con todo.
Las memorias y las culpas se revuelven en tu cerebro una vez más. Sientes haber exagerado siempre, te gustaba dramatizar, la verdad es que desde que saliste de casa en realidad tu vida era demasiado aburrida comparada con los primeros 16 en casa de tus padres. Cualquier cosa era más tranquila, más aburrida, más predecible.
Al principio era el enojo lo que la hacía callar. Pero con el paso de los días, meses horas (en realidad no sabes cuántos pues pasas de dormir y soñar a sufrir o gozar según sea el caso de las visitas que vienen a “animarla”). Los sueños e historias se mezclan, hay enormes lagunas en tu cabeza y estás convencida que son las medicinas que te están dando. De vez en cuando te dan alguna que te pone medio eufórica, pero en realidad tienes el temor de que cuando por fin decidas hacerlo, cuando decidas hablar, te vacíes, en sueños te has visto abriendo la boca y expulsando un torrente de río personas, dioses, animales, flores, frutos, árboles, ríos mares, como si cada que intentases hablar todo ese universo caótico que hay en tu mente se congregase para salir corriendo como hace la gente en el metro. O lo que es peor, qué tal que ya no eres tú, tu voz es otra, tus palabras cambiaron, en realidad ya no te sientes la misma, eso te llevaría a otra vez reinventarte, a ser algo, alguien, una ciudadana más que la sociedad, la sociología, la antropología juntas puedan encontrarle un sitio adecuado en el cual desarrollarse. Pura mierda, piensas. Lo mismo que la religión, el Estado, todo se resume a lo mismo. Una lana para sostenerte al menos y un trabajo “seguro” que a tus años es muy peligroso no tenerlo.
Vivir bien y vivir el presente al máximo, esa era la premisa con la que te conducías, hacía rato que la habías hecho a un lado, ni tú misma te reconocías los últimos periodos. Urgía un rescate de sí misma, pues de él la única manera era matándolo. Y a ti te faltaba valor y odio para hacerlo. Equivocarse se vale, pero ¿cuánto podemos quedarnos sosteniendo algo así? Esta doctora sabe de lo que habla. Al menos me entiende mejor que el otro.
Y ni a quién encomendarse o culpar por tu situación, tu cerebro, siempre que lo consultas, dice que la única que puede cambiar la situación es ella y ella sólo veía dos salidas. El terror nos ciega mucho, piensa, tratando de no culparse tanto. A veces se pasaba de necia, con tal de seguir la fantasía, no había golpe, insulto, brazo, muñeca, jeringa, pastilla que lograse convencerla de lo contrario, ella sólo podía controlarse a sí misma, controlar sus actos, su pensamiento. Sola, en la soledad autoimpuesta, porque le daba vergüenza lo que estaba sucediendo.
Lo que menos quería en esos días era llamar la atención de nadie, la vergüenza era infinita, esa vergüenza que le impedía siquiera imaginarse pidiendo ayuda para una cosa como ésta. Hacía meses que andabas transparente, etérea, procurando no llamar la atención en lo más mínimo, sentías que traías un letrero en el pecho. Y te daba miedo que una vez que empezases a hablar las palabras no pudiesen ya dejar de salir.
Y ahí estás viviendo ambos mundos, sin controlar ninguno, intentando ser “honesta”, y “congruente”. Como si la vida te lo permitiera, no hay manera. Te cambia la jugada a cada paso y hay que reaccionar y seguir la ola porque si no, tragarás agua con sal hasta vomitar. Así que flojita y cooperando, eso sí, unas clases de natación no estarían mal. Hay tanto por aprender, tanto que entender, y tienes ya cuarenta años y no logras entender nada, y pronto será demasiado tarde para haber entendido algo, y por eso fue que te hartaste.
Tu hermana hoy por fin lo mencionó, dijo que ya está en la cárcel, le van a poner una restricción de espacio o algo así, el caso es que se lo lleva la fregada igual, cometió el error de dejar marcas en mi cuello y moretones en los brazos. Es que me defendí con todo, esta vez se le pasó la mano. La policía asumió por los moretones que trató de matarme y simular el suicidio. Me parece bien, yo no pienso decir nada por un rato, de que trató de matarme, lo hizo, yo calladita me veo más bonita, no vaya a ser que se me salga un torrente de palabras necias.
Ya entendí que era el miedo a decirle a él las cosas. Inconscientemente pensaba que podía matarlo con mis palabras. O lograr ahpora sí suicidarme. No hay necesidad. Todo está bien, puedo seguir adelante, tengo suficiente fuerza. La doctora me invitó a un grupo de autoayuda. Lo voy a intentar.

Mi ánimo mejora día a día. Ayer hablé largo y tendido con la doctora. Pronto saldré de nuevo a mi casa. Me apoyó por completo en todas mis decisiones. Se lo agradezco. Y contrario a lo que pensé no hubo torrentes de palabras, no hubo ríos de dolor ni de sufrimiento. Me encuentro tranquila y lista para lo que sigue.

Iba a describirlo minuciosamente todo, pero para qué. Un mal viaje, una temporada de dejarte convencer de que no vales la pena. Punto final; a lo nuevo, a vivir a tope como siempre quisiste hacerlo y lo has hecho. 

En cuanto a él, es verdad que la vida nos pone siempre a cada uno en el lugar que nos corresponde.


miércoles, 3 de septiembre de 2014

Mejor imposible


Va a hacer falta un buen otoño, tras un verano tan largo     Silvio Rodríguez

Todo se me evapora. Mi vida entera, mis recuerdos, mi imaginación y lo que contiene, mi personalidad, todo se me evapora. Continuamente siento que he sido otro, que he sentido otro, que he pensado otro. Aquello a lo que asisto es un espectáculo con otro escenario. Y aquello a lo que asisto soy yo.       
Fernando Pessoa 


Va mutante de fin de temporada, regreso a clases, adiós al verano, bienvenida al otoño. Es que así es la cosa, muchos lo verán como darse por  vencida, yo lo veo distinto, aprovechar lo que la experiencia te ha enseñado.
Llegó septiembre y no necesito escuchar el informe para saber que será septiembre negro, como ya se va haciendo costumbre año con año en éste, nuestro México. No habría forma en que La Flaca de la esquina fuese la excepción. Retomemos pues la chamba, ya estuvo de andar de viaje.
Y no me refiero a Cuetzalan, donde estuve recientemente, que sin duda eso de andar cerca del cielo tiene sus bemoles, hay que ponerse ancla si no cree una que anda volando. Me la he pasado viajando, contándome historias de prosperidad y esperanza, condición de enamorada, sin embargo, por fortuna siempre hay algo recordándome mi realidad, las hijas quienes son y han sido quizá mi único principio de realidad.
Ayer estuve con un viejo amigo, tiene tres hijos, dos en la universidad y una en la prepa, por supuesto que salieron los hijos en la plática. Esos que alguna vez fueron unos locos pequeños en nuestra casa  imponiendo su vocación por el caos, a quienes estamos obligados como padres a educar, por lo menos. Y hoy son jueces duros que te reclaman de una u otra forma no haber sido lo que ellos querían. Cuando tú sientes que has respetado lo que ellos quieren ser, que por supuesto sólo aprobamos si es lo que nosotros queremos que sean.
Concordarán quienes son padres o hijos, es decir todos, en la importancia de la relación filial, lo determinante que puede ser en nuestra vida. En mi caso he tratado siempre que el aprendizaje vaya de ida y de regreso. He procurado poner atención a las lecciones que ellas me enseñan.
Es así como me mantengo al día de grupos, películas, videojuegos, etcétera. Mis hijas son bastante eclécticas, igualito que la madre. No por eso, a veces tengo que reconocer que yo tengo ya ideas muy fijas. Y es que cuando una se pasa la vida entera tratando de encontrarse, aprende que hay lecciones que no hay que olvidar nunca, nadie es culpable, cuando mucho responsable.
He disfrutado mucho la estancia en esta casa en la cual vivo actualmente con mi hija. No ha sido fácil para ninguna, dos mujeres que al cabo de los años separadas y las experiencias vividas son dos extrañas. No está fácil dejar de ser la madre y convertirte en la roomie. No por uno, variación del no por eso. Se hace lo que se puede. Lo importante es que tu familia nunca te abandona.* ¡Órale con los referentes culturales!

Yo me aferré durante muchos años a la estructura y forma que me daba ser madre. Como debe ser hace rato que ellas, cada una a su modo, pertenecen a distintas estructuras. Me reconozco al respecto que hice lo que creí conveniente en su momento y no me arrepiento de ello. Todo lo contrario, es la mayor vanidad que poseo.
Cuando mi hija mayor nació tenía yo 21 años, y creía que había vivido todo lo que se necesitaba, tal cual, pensaba que me las sabía de todas todas porque mi infancia y adolescencia habían estado plagadas de experiencias y de retos difíciles de vencer y todos, según yo, los había enfrentado como una guerrera.
Y en cierta forma lo era, a los 21 años pobreza, abusos, racismo, no habían podido conmigo, ¿qué más me quedaba? Mi plan era vivir hasta los 40 cuando según yo sería vieja. Cuando llegase el momento cogería la jeringa y me inyectaría aire en las venas, método suicida que vi en la película Regreso sin gloria con Jane Fonda y Jhon Voight, que vi cuando era adolescente aunque ya tenía un año de casada e insisto, me sentía Juan Camaney.
Y nótese que lo digo en masculino, reconciliarme con mi mujer fue hasta que nació Iris, sólo entonces valoré todo lo que antes había despreciado en muchas mujeres. La maternidad me enseñó el amor más difícil de la vida de una mujer, y miren que yo he tenido relaciones dolorosas.
No volvería a tener un hijo ni aunque me pagaran, nada más por no volver a pasar la angustia de una enfer-medad más de la cual ser responsable en mi vida. Aunque esto lo aprendí más como hija que como madre si soy sincera. Pero siempre que recuerdo la gloria de ver a Iris sonreír apenas abría los ojos, conservo el sentimiento de vergüenza, impotencia, culpa cuando me dijeron que se quedaba en el hospital porque probablemente tenía una infección peligrosa y había que internarla para estudios. O cuando me anunciaron que la pequeña había nacido con problemas de salud
Resulta que mi nena querida tenía tempora-das de anorexia y me hacía huelgas de hambre que me tenían pendiente de ella cuando era una bebita. No así la pequeña, quien comíó excelentemente los pri-meros tres años, hasta que me separé de su padre y dejó de comer. No por eso ella también me hizo inmensamente feliz a mis treinta cuando según yo, ahora sí, la vida me la pelaba. Ya lo sabía todo.

Suelo ser muy cuidadosa siempre que escribo y respetar la intimidad de la gente que me rodea así que tal vez hago mal en ventilar estas cosas por este medio, no sé si debiera.
Pero verán, mis hijas ya han crecido, una cumplió 24 y la otra 33, es difícil ver a tus cachorras convertidas en leonas. No por eso, estoy más que orgullosa, nunca me decepcionan, ni cuando no son lo que yo quiero, es más, por eso las admiro a ambas. Cuando mucho me irrita que tengan a veces que recorrer el mismito camino que recorrió su servilleta y que se había prometido a sí misma no recorrerían ellas.

Nadie puede o debe ser lo que los demás quieren, es una premisa con la cual me he movido a lo largo de mi vida. Mis hijas dan fe de mi logro, son tan distintas y tan iguales. Mi sueño dorado es que fueran tan amigas que se defendieran a toda costa, que fuesen cómplices, solidarias una con la otra. Sueño cumplido.

Mamá deseaba tanto eso de sus hijos: que nos llevásemos bien unos con otros, su inquebrantable premisa de “la familia es la familia” me enseñó a perdonar y respetar cualquier forma de vida que hubiese en mi ella y que aunque yo no compartiera, estaban en su pleno derecho a hacer su vida como quisieran, escogieran o pudieran, según el caso.
Es así como recuerdo que cuando mi hermana mayor estaba enferma o en aprietos, toda la farmacia se desplazaba a verla, la apoyaban, aunque no compartieran para nada sus ideas existencialistas. Lo mismo pasaba cuando cualquiera de nosotros estaba en aprietos. Era tu hermano o hermana, había que apoyar, disculpar, perdonar, ignorar lo que había hecho o las razones que para hacerlo tenía.
Yo no concordaba mucho con eso en la adolescencia, me parecía haber sido engañada, traicionada, pero en realidad no era así. De alguna manera una familia como la mía siempre lleva estigmas y pues nosotros, por estigmas no parábamos.
Pero aprendí a caminar con la cabeza alta y la sonrisa en la boca, pese a todo, mis valores, desde niña, gracias al adoctrinamiento de los Testigos de Jehová, yugo del cual me costó un buen deshacerme, yo era una buena cristiana desde niña. No actuaba nunca queriendo molestar a nadie, excepto a mi hermana, quien era especialmente sensible y me gustaba aliarme con mi hermano para molestarla.
A veces me sentía culpable por mis actitudes con ella. a quien extrañé muchísimo cuando se fue al extranjero por tres años. Realmente me hacía mucha falta, aunque fuese para pelear, para taparnos una a la otra, o balconearnos, según el ánimo o el día en el mes, pues aunque tenía tres años menos que ella la adolescencia nos había alcanzado casi al mismo tiempo.
Logramos una gran relación. Mamá estaba a la vez orgullosa y celosa de ella. Dos de sus hijas se apoyaban y toleraban, hasta decían que se querían. De hecho eran bastante molestas para la gente en general, pues solían abrazarse y besarse enfrente de todos, lo mismo que a su hermano, por cualquier motivo. La gente que en ese entones, ni ahora es bien intencionada decía que parecíamos lesbianas o novios en el caso de mi hermano.
Mi actual amante es así, un hombre cariñoso, amable, que no tiene empacho en tratar a sus hijos con amor, eso me encanta de él, es el primer hombre en mi vida que es así que conozco y es lo que más me gusta de él, entre otras muchas cosas. Había escuchado a hombres tratar así a sus niñas, pero jamás a sus hijos varones.
Y volviendo a mi hermana, hubo épocas que fuimos uña y mugre, cómplices, amigas, tapaderas, confidentes, consejeras. Y como todos en la familia heredamos de mamá la manía de psicoanalizar a todo mundo y hacerle el paro a la gente con sus defectos, aprendimos a aceptarnos con nuestras locuras y defectos, ambas éramos distintísimas. No por eso, hasta la fecha mi hermana es todo lo que antes dije y más, es una fortuna mi vida. Vean nomás. Un par de leonas, porque hace rato que dejaron de ser cachorritas, y una hermana-amiga-cómplice-terapeuta, aunque he de decir que si bien es la más amada no es la única. Tengo una red de amigas y amigos que siempre están ahí para cuando me da por dar saltos al vacío, que es la única constante que ha habido en mi vida.

¿Dónde voy a aterrizar? NPI*, pero por algo me dio mi madre el nombre que tengo, puedo ser brisa, ave de rapiña, leona según la astrología oriental, jaguar según la maya.

En fin que toda esta verborrea era para decirles que mi otoño es prometedor. Tengo a la mayor parte de la gente que amo cerca. Mantengo sana distancia con todos, excepto con una hermana a la que reencontré hace poco y con la cual tengo una gran deuda, pues no sólo me prestó su nombre sino me cuidó de recién nacida y me enseñó muchísimas cosas que ella ignora que me enseñó pero que yo le agradezco mucho y quisiera poder regresarle el cariño que me dio cuando niña. No quiero que se vaya de este mundo sin saber cuánto la quiero y cuánto la respeto y la entiendo.
Mis hijas son muy unidas. Muy diferentes entre sí y muy parecidas. Son unas blancas palomitas por las buenas, y unas hijas de su cuando se encabronan. Se parecen a la Madre. Y yo me siento muy orgullosa y doy gracias a la vida por ello. Y estoy emocionalmente bien, lo económico no es novedad.  Mamá estaría orgullosa. Mejor imposible.

Tomo nota de Cuetzalan, a donde me fui sola y mi alma, y del Congreso, al cual me acompañaron y apoyaron mis hijas, el regreso de mi hija, todo eso me trae planeando bajo, necesito parar un rato para tomar vuelo, Estoy ahí, practicando vuelos cortos, para ver si logro recuperarme y poder volar nuevamente alto, preferentemente junto al mar, como suelo hacer la mayor parte de mi vida de Aura.

Entre tanto, disfruto de los paisajes desde mi azotea, jamás me sentí tan agradecida de amanecer y ver el sol salir cada día, o ver los atardeceres que la posición y altura de la casa me brindan. La ciudad de México se ve por todos lados, oriente, poniente, norte y sur. He estado sufriendo insomnio y cada amanecer es un espectáculo, compensa la espera del sueño. Así que no me quejo. Doy gracias a la vida por todo el amor que me rodea, Mi familia la de sangre y la escogida, mi amante, mis amigas y amigos. Gracias.

Lilo & Stitch, película animada del año 2002 producida por Walt Disney Feature Animation y realizada por Walt Disney Pictures y Buena Vista Distribution, 21 de junio del 2002. Escrita y dirigida por Chris Sander y Dean DeBlois, fue la segunda de tres películas animadas de Disney producidas principalmente por its animation studio en Disney's Hollywood Studios (antiguo Disney-MGM Studios) en Orlando, Florida. 
Las canciones que están en el soundrtrack es además de su sencillo mensaje de unión familiar y tolerancia entre otras cosas, es´pectacular, Luigi Creatore, Hugo Peretti y George David Weiss, interpretada por A Teens"Can't Help Falling in Love", escrita por Luigi Creatore y Producida por Mark Hammond (Para América Anglosajones) Escrita por Luigi Creatore, Hugo Peretti y George David Weiss y traducida a la versión en español por Fernando López Rossi, Valeria Gastaldi, e Ivonne Guzmán. Interpretada por Bandana. Producida por Afo Verde (Para Latinoamérica). Tiene un soundtrack impresionante y habla de la frase mencionada. Y muchas más, es un verdadero concierto.

Reseña Cherry*

Con un bien logrado guión la escritora nos muestra a tres generaciones muy cercanas entre sí, e igual de desorientadas en el difícil proceso de madurar hacia la vida adulta.

Recientemente he visto películas más a menudo porque mi hija me recomendó un canal en la televisión por paga que entre otras cosas positivas, quita los comerciales  a partir de las diez de la noche, gracias a lo cual he podido ver varias películas muy interesantes.
El caso es que entre otras muy interesantes, ayer me tocó ver una comedia bastante entretenida y didáctica, por así decirlo. En mi opinión, si bien un poco fantasiosa y cursi con mensajes positivos interesantes, cosa rara en estos días.
La película en cuestión, se llama Cherry,  Jeffrey Fine, directora y guionista  e interpretada por algunos jovencitos que he visto mucho haciendo sus pininos en el cine independiente de USA y Europa en general, en especial Gran Bretaña que es al parecer sigue dictando la moda del mundo entero en cuanto a televisión y cine se refiere. Kyle Gallner, 14 años en la industria cinematográfica, quien nos sorprende con un personaje que a su joven edad tiene un largo historial de apariciones en películas y series de televisión, Laura Allen, Brittany Robertson, Esai Morales,  Pierson, Matt Walsh, Zosia Mamet, por mencionar algunos.
Es una película para padres de familia que disfrutarían mucho de verla con sus hijos adolescentes, nada de solterones intelectuales amargados de esos que critican todo, si sólo ve cine de arte, absténgase.
Chery es una película realizada en 2010, Aarón es un pre-adulto o adolescente en esa etapa de la vida difícil para muchos, la entrada a la edad adulta. Proviene de lo que al parecer suele ser, aquí y en China, la típica familia patriarcal donde la mujer es la que “manda” y el padre es un pusilánime que le tiene tanto miedo que es incapaz de apoyar a su hijo por no molestar a la madre. En la familia de Aarón hay una larga lista de destacados ingenieros y Aarón es un artista.

Con una bien lograda metáfora, la guionista nos muestra a tres generaciones muy cercanas entre sí, e igual de desorientadas, en un momento crucial para la vida de cada uno de los protagonistas. La madre, de 28 años, exadicta y madre soltera desde los 14, la hija de14 años y ha tenido que sufrir y atender a su madre-hermana-hija,  y Aaron de 21 años, quien está empezando su carrera.
Aaron se revela contra el yugo maternal y la guionista va complicando las cosas hasta un drama que quizá pudo haber sido tratado con un poco más de humor y menos broncas. La película cae un poco en lo cursi. Lo cual no implica que sea mala, más bien es su gracia. Tenemos inundado el cine con apologías sobre narcos, rateros, asesinos, sexualidad, drogas, violencia; y luego nos extrañamos de la sociedad que nos agobia día a día.
Entre otras vicisitudes el joven tiene que lidiar con un proyecto que debe presentar, un reto que el profesor le pone a todo el grupo, crear un prototipo de algo que permitiese a un hombre caminar en el agua. Cherry es pues, para quien no es demasiado exquisito en sus gustos cinematográficos y disfruta de un final feliz, aunque se haya recurrido un poco a la fantasía para lograrlo, una película apta para ver  en familia un domingo por la tarde. Y que se arme la discusión, si es que la autora logra su cometido, que a mi parecer es didáctico.
Si hay que pasar una tarde familiar viendo televisión, como lo hacen muchas familias alrededor del mundo, quizá valga la pena conseguir el video o buscarla en Internet y pasar esa tarde viéndola.




*No se trata de  About Cherry que está causando furor en la industria del porno light; de esa posteriormente haré una reseña en forma, la topé en internet buscando información sobre la otra, la que hoy reseño.  

sábado, 16 de agosto de 2014

Juanito y Juanita. Aura Macías, agosto de 2014




TU SÚCUBO
María Teresa Bravo Bañón

Eras ángel andrógino
y te ofrecí la turbación de mis dedos
entre el roce furtivo del pantalón

– prieto dique que aprisionaba tu sexo-.

Y quise encenderte la sangre,

deslizándote al oído mil presagios
del naufragio que te esperaba
entre el abrazo de mis muslos.
O corromperte en la tentación,
de la manzana y su dulce
hendidura palpitante.
Arrancarte la mácula,
el estigma de pureza
-impropio de un hombre-.
Conducirte hasta la lenta agonía
de tu primer estertor, mientras te recitaba
el “Ars Amandi “ de Ovidio ,
siendo yo , tu súcubo,
tu meretriz de Astarté,
en los Jardines colgantes de Babilonia.
Y descubrirte el caracol lascivo de mi lengua
dibujando un laberinto de plata,
en cada recodo de tus secretas virginidades.


Pero tú me apartaste– cáliz agrio-.


Mañana, nadie se extrañará si Salomé
pide tu cabeza en bandeja de plata,
para besar tu fría boca,
con sus labios de infierno y de despecho.



Juanito y Juanita
Aura Macías, agosto de 2014

Eché a andar escalera abajo mientras daba un portazo. Estaba irritada, caminé por el silencioso callejón que a esas horas lucía un poco lúgubre, no en vano la calle se llama Panteón y es la parte que colinda con el panteón del pueblo. “Cuídate de los vivos no de los muertos” solía decirme mi madre, y de verdad que cuánta razón tenía.
Al dar la vuelta me pareció escuchar tus pasos unos pasos atrás de los míos. Siempre haces lo mismo, me irritas hasta que no doy más y tengo que salir corriendo, y tú a cuidarme, salvarme, protegerme o cualquiera que sea tu alucine, me pones de nervios.
Trato de concentrarme en lo que hay a mi alrededor para no pensar en lo que traigo dentro. La Cande luce hermosa en las noches de primavera. Me concentro en el sonido de los grillos y perros platicando a lo lejos de vez en vez un auto que transita con la radio a todo volumen y el escape abierto rompiendo ese místico silencio. Poco a poco voy sintiendo cómo mi rabia se va esfumando.
La calle de Panteón es una de mis calles favoritas. Me resigno y regocijo con tu persecución absurda, te presiento unos treinta pasas atrás mío, aunque como eres un gatito tierno y dulce, tus pasos sean casi imperceptibles.
Los gatos se pasean por las bardas, provocando la impotencia de los perros, que ladran y ladran y se unen en coros a ratos para hacer que el silencio y el sonido de los insectos que no duermen inunden la noche. Me regodeo en la sensación de estar cuidada y tomo valor para cruzar todo el pueblo.
Los perros me ladran al pasar, tomé lo primero que encontré y me calcé los pies. Estoy arrepentida, traigo un escándalo terrible con estos zapatos de baile. El sonido de mis pasos resuena por todo el callejón. Ni hablar, que se atengan a las consecuencias los malos espíritus si es que quieren jugar.
A mi mente viene una historia que leí, escribí, escuché o no sé bien dónde nació, creo era uno de los escritos míos de cuando estudié en la Sogem. Es lo malo del oficio de escritura, a veces se pierde una entre las letras y no sabe qué fue real o qué sólo metáfora y lo peor es que lo lleva una a la vida real; al menos yo, quizá no deba generalizar, cada quien tiene sus propios procesos para todo. Véanme a mí, caminando a las dos de la mañana por el pueblo de La candelaria, mientras mi compañero me sigue esperando a que se me baje la rabia, que casi se me bajó en cuanto salí del edificio y pude respirar el aire nocturno de provincia citadina.
Todo empezó en un cementerio, o no, más bien en una iglesia. Uno de los personajes más famosos (léase ricos) del pueblo enviudaba. A su sepelio vinieron 10 mariachis cuatro bandas, y casi dos mil personas que deambularon a lo largo del pueblo durante ocho días. Fue de mis primeros funerales en la Candelaria.
El día de la misa de cuerpo presente, don Juan llegó radiante, sorprendió a todos, su oficio lo obligaba a andar siempre lleno de lodo, con botas de hule hasta las rodillas y overoles de mezclilla, así pues por santo y obra de un traje decente y un buen baño don Juan llegó transformado a la Iglesia, cual galán que asiste a su primera cita.
Las beatas se persignaron, las descaradas se le ofrecieron, las envidiosas se lo comieron a cuchicheos, él entró gallardo y galante a su última cita con su amada.
Empezó la fiesta. La iglesia estaba abarrotada, la gente no cabía, se iban pasando las noticias de boca en boca, me cuesta todavía entender sus formas de comunicación, aunque al parecer son del todo efectivas, y otras no tanto porque como el mensaje pasa de boca en boca se adereza o reduce de acuerdo a quien lo cuenta.
La historia de don Juan y doña Juana es una de esas que al pasar deesa forma vaya a saber si es real o inventada. Yo los conocí ya grandes ambos. Ella guardaba rastros de belleza y sensualidad prodigas.
Juanita, como le decíamos todos, era una mujer hermosa a sus 70 años. Conoció a don Juan cuando él tenía 40 y ella 20, él trabajaba en ferrocarriles nacionales, en la estación de Buenavista, atravesaba la ciudad en bicicleta bordeando los ríos que en aquel entonces todavía atravesaban la ciudad. Era un hombre atlético y atractivo y de maneras suaves y amables en su trato con la gente en general.
Don Juan vivía con su esposa que para ese entonces no había podido darle hijos y estaba profundamente amargada por lo mismo, lo culpaba a él de no tener descendencia y veía con desesperación a sus concuñas y cuñadas aumentar los pedazos de tierra que les eran cedidos por su suegra, dueña de casi medio pueblo en lo que a tierras se refería en ese entonces, gracias a los hijos que parían. Así las cosas las familias se pseudoindependizaban porque se establecían en el pedazo de terreno que la mamá de don Juan indicaba.
Todas las tardes al regresar de trabajar Don Juan paraba en una tienda en División del Norte a tomar un refresco, antes de llegar a casa y así fue como conoció a Juana, 20 años menor que él, morena, bajita, delgada, con unos senos turgentes y atractivos como pocos. Juana tenía una dignidad que a él le provocaba risa, primero la veía como a una hija, pero pues si algo caracterizó a don Juan fue su pasión en todo lo que hacía. Ella compró el terreno y construyó el edificio en el cual yo vivía, era su orgullo no haber necesitado de él para hacerlo, juntó su dinerito de su trabajo en la tienda y nadie pudo decir que ella lo quiso por la lana que podía él darle.
Así las cosas don Juan inició un largo cortejo, dice él un año, dice ella cuatro, el caso es que por fin la hizo ceder, pero su esposa en cuanto se enteró montó en cólera e hizo tal mitote contra Juanita que él no tuvo más remedio que dejar a su esposa e irse a vivir con Juanita, quien fue su compañera hasta ese fatal día del cual estoy escribiendo.
Tuvieron un hijo, al cual llenaron de amor y todo lo que un cachorro humano necesita para crecer bien formado. Pero eso enfureció más aún a la para ese entonces exesposa de don Juan, quien por supuesto no se había ido de la casa matrimonial, que era en realidad la razón por la cual la habían casado con don Juan, el terreno, así que ni aunque quisiera podía renunciar a su estatus de “esposa” pues significaba renunciar al terreno que además como no tuvo hijos, carecía de argumentos para pelear.
Así pues la mujer volcó su odio en tratar de destruir a Juanita, quien cada día se hacía más digna y más guapa. Contrastaba notablemente con su esposo quien por ayudar a su madre se dedicó a atender el negocio de puercos que la mujer tenía, a causa de los recortes de personal que hubo en ferrocarriles nacionales hace alrededor de 40 años.
Tuvieron una vida feliz pese al carácter de Juanita, quien era voluntariosa y consentida. Juanita nunca se dejó amedrentar por las beatas. Conservó su posición de digna triunfadora, aunque nunca la dejaron de ver como “La otra”, ella se sabía la única, así que aún a sus 70 años conservaba mucha de la belleza que hizo que don Jun perdiera el seso y dejara todo por ella. En los últimos años él además del seso perdió el oído y usaba un aparato para escuchar, pero como podía controlar el nivel de ruido y ella se la pasaba riñéndole, lo cual al parecer era su forma de mostrarle su cariño, él apagaba el aparato y le sonreía mientras la otra lanzaba improperios.
Pues bien, ese día empezó la fiesta más grande que haya yo visto tratándose de un sepelio. El pueblo entero estaba, y al parecer los otros dos pueblos vecinos, Santo Domingo y Tepetlapa, la cantidad de gente que asistió era enorme, la iglesia tuvo que dejar las puertas abiertas 24 horas seguidas y al final sacar el cuerpo al atrio para que fuese más fácil las despedidas.
Todo el pueblo desfiló ante el pequeño y lujoso féretro de Juanita. Ella lucía hermosa con su vestido de flores, un poco escotado, mostrando sus senos de mujer madura que conservaban su sensualidad. “Todavía quiere, el muy cochino” se quejaba de don Juan quien en realidad, fuera de lo del oído, conservaba un físico asombroso para sus años. “Y cómo no con esos escotes” respondía don Juan quien no escuchaba lo que no le convenía.
En el cementerio hubo tantas flores que hubo que llenar las otras tumbas  de ellas porque en realidad la de Juanita no era gran cosa, su estatura de 1:50 m se había reducido con la enfermedad a 1:40 m en los últimos 3 años, don Juan dispuso que yacerían juntos y eso hizo que la fosa fuese bastante más grande de lo necesario para ella. Pero había tantas flores que casi no se notó, llenaron lo que sobraba de la fosa con flores.
Es curioso que hubiese tanta gente, los mismos que la repudiaron y condenaron a ser “la otra” por siempre, se presentaban con flores y cirios, tal vez para expiar su culpa, les dijo el sacerdote en el discurso de despedida, después de largarles un largo discurso sobre la tolerancia y la inclusión a todo el pueblo. No por eso. La fiesta duró ocho días y casi todo el mes ya más en privado pero dicen que todo este tiempo las flores iban a dar a la tumba de Juanita.
En esos días surgió el mito: la tumba empezaba a oler a flores todas las noches alrededor de las tres de la mañana. Juanita amaba el olor de las flores, obligaba a don Juan a irse al vapor y perfumarse de pies a cabeza antes de tener relaciones con él desde que se dedicó a cuidar los cerdos. Odiaba ese oficio de los últimos años de su marido, detestaba el olor a cerdo. Es por eso, dicen, que de la tumba de Juanita sale toda la gama de olores a flores que inunda la calle del Panteón de madrugada.
Bajo la velocidad a la cual voy caminando hasta casi arrastrar los pies, aspiro el aroma a flores que se percibe en el aire y me quedo parada esperando a que me alcances. La rabia se esfumó y la sensualidad del aroma de las flores llena mis sentidos. Me tomas por la cintura y me acaricias los senos. Nos reímos de nuestra absurda discusión. Nuestra boca se entrelaza y yo pienso en Juanito y Juanita mientras encendemos nuestro deseo en el camino de regreso a casa, abrazados y manoseándonos mientras nos reímos de lo necios que somos mientras nos besamos.



miércoles, 6 de agosto de 2014

Mutante enamorada

Como siempre, si no lo escribo no logro entenderlo, así pues recurro a una mutante de vuelta a la realidad. 
Después de la madriza que me paré trabajando el último mes en el congreso, se me hace obligado hacer reflexiones, para ver si entendí la lección, si es que hay una, o hay que repetirme la lección hasta el cansancio.
Ciertamente los seres humanos somos muy difíciles 8re harto) no nos la acabamos cuando tenemos que trabajar en equipo. No sé si es defecto del mexicano, no podría generalizar, jamás trabajé en equipo fuera de mi familia, en donde aprendí a hacerlo.
Así pues dentro de mis reflexiones está esa en primer lugar, ¿por qué nos cuesta tanto trabajo trabajar en equipo? Yo lo he hecho casi toda mi vida y es algo delicioso. Mi familia es una gran diversidad de pensamientos, formas de ser, defectos, virtudes, saberes, enfrentados algunos, aceptados todos ellos, a veces por las razones equivocadas. Primera lección que aprendí de mi familia: tolerancia.
Hay un poema que me encanta, Casa con dos puertas, se llama del cursi Enrique González Martínez, mamá me lo leía cuando era niña y yo me imaginaba que un día todo lo que en él decían me alcanzaría:
¡Oh, casa con dos puertas que es la mía,
casa del corazón vasta y sombría
que he visto en el desfile de los años
llena a veces de huéspedes extraños,
y otras veces —las más—, casi vacía!... 
Así es la vida, mutante, mas no por eso, al final a todos nos llega nuestro San Benito. Trato de investigar si el mío llegó. Estoy triste, muy triste, y a la vez estoy muy contenta, muy contenta. Ando en un viaje alucinante, tratando de procesar todo lo que viví, sentí y aprendí, el mes pasado.
Y es que hay tantas cosas que quisiésemos que nunca cambiaran y tantas otras que tenemos necesidad de cambiar, o al menos eso le pasa a su servilleta.
Y cada que me rompen el corazón en un intentode me digo a mí misma, no querida, tú estás bien, son los otros, o  a lo mejor no, a lo mejor ellos están bien y no tú, y al final lo que menos importa es quién está bien o mal, al menos hay que disfrutar el momento, plenamente, con todo tu ser, decía un amigo: que valga la pena la madriza. De acuerdo.
No por eso, cómo duele, cada hueso, cada poro, cada vez que respiras.

Tengo muy fresco el momento en el cual me asaltaron en un taxi, fue una experiencia alucinante, jamás me sentí tan segura como en ese momento de que moriría. Sé que suena pretencioso pero la verdad es que no sentí miedo. Hubo un sentimiento que me agobiaba: mis hijas habían llamado a la oficina durante una junta de trabajo mía, problemas domésticos, la chiquita no quería dormirse, no me estén chingando les dije a ambas y colgué furiosa y regresé a mi junta de trabajo. Pues bien, con la cabeza entre las piernas y dos gorilas, uno a cada lado, sólo podía pensar que les había dicho que no me estuvieran chingando, que lo último que habían escuchado fue un no estén chingando. Jamás me he sentido tan culpable como ese día. Me merecía lo que me estaba sucediendo, la peor muerte del mundo.
Aprendí mi lección y cambié mi lenguaje, mi forma de referirme a los otros. Había veces que ni yo me toleraba hablando. Así pues ahora me refiero a las mujeres como bonita, preciosa, mujer, compañera, con respeto; sea quien sea, mi hermana, mi hija, mi amigo. Quienes me conocen bien y se han tomado la molestia de checarlo y decírmelo dan fe de ello. Como también darán fe de que cuando me atacan o siento que lo hacen dejo de ser tan amable. En general soy malísima recordando un nombre pero jamás olvido un rostro, en especial uno sonriente.
Pues bien, aquella noche fatal, otra de las cosas que resultó paradójica fue que cuando me soltaron yo los bendije mil veces, y eso que soy rete atea, ni hablar. Volvía a nacer. Otra oportunidad para hacer quién sabe qué chingaos que me ha tenido preparado la vida desde que tenía once años y entré a trabajar en la maquiladora al lado de mamá, pegando botones, cosiendo dobladillos, poniendo estoperoles y demás chunches y aplicaciones en la ropa.

Casa que en los risueños
instantes de la vida, miró absorta
la fila interminable de los sueños,
de arribo fácil y de estancia corta...

¡Cuán raro fue el viador que en la partida
dejó, para los tránsitos futuros,
una hoguera encendida
en la piadosa puerta de salida
o una noble inscripción sobre los muros!

Los más dejaron, al fulgor incierto
de un prematuro ocaso,
algún jirón en el umbral desierto,
el alma errante de algún himno muerto
o un desgaste de piedras a su paso.

Mi vida ha estado poblada de personajes, todos ellos maravillosos, desde mi familia, cuyos integrantes necesitarían un libro cada uno de ellos para describirlos, hasta cada uno de mis amigos, los de verdad, los de carne y hueso, los que he conocido y tratado a lo largo de muchos años. Tengo gran cantidad de amigos que conozco desde hace más de 30 años.
He trabajado con algunos y disfruté enormemente hacerlo, aunque hubo cosas buenas y malas en casi todas las ocasiones en que he trabajado con ellos, lo más triste es cuando ves que tu compañera de lucha, de vida, de sueños, se empieza a traicionar a sí misma porque se volvió adicta al dinero y al poder. Lo digo en femenino pero me ha tocado en todos los géneros, homosexuales, heterosexuales, machos, de otros no puedo hablar porque no los conozco bien así que cualquier cosa que dijese de ellos sería alucine mío. Prefiero no hacerlo.

Sólo al silencio de la paz nocturna,
prende su lamparilla taciturna
huésped desconocido...
Y se pregunta mi inquietud cobarde
si es un cansado amor que llegó tarde
o es un viejo dolor que no ha salido.

Selección: Xavier Villaurrutia, Emilio Prados, Juan Gil Albert y Octavio Paz.*

Y aquí estoy, escuchando música, reflexionando sobre los viajes de poder, la envidia, los celos, la familia, la sociedad, la propiedad privada, la solidaridad, la amistad, el sexo, tantas cosas a la vez que nos dan forma, nos dan sustancia o nos la quitan, según el caso.
Concluyo, me gusto, no quiero cambiar, me gusta enamorarme de lo que hago. No puedo estar con alguien de quien no esté enamorada un poco al menos, mis enamoramientos no tienen que ver con el género, dinero, color o nacionalidad de mi interlocutor u objeto de enamoramiento. Admiro a la gente que se esfuerza por hacer su chamba con alegría, en paz, y disfruta de lo que hace, se enamora de lo que hace, pone pasión e inteligencia en lo que desea.
Por desgracia, pocos se conducen de tal modo, somos excepción en casi todas las sociedades, por eso amo a los artistas; la mayoría de los que he conocido son así, se aplican en hacer lo que les gusta, le echan los kilos, no todos, por supuesto.
En fin, que al parecer las lecciones son muchas y variadas. Pero la principal, la más valiosa con la que me quedo es que me gusto mucho y aunque no tengo razón no dejo de tenerla. Hago lo que me gusta y lo hago con pasión y bien, cuando no es así, lo hago mal y me odio por hacerlo mal, pero no puedo evitarlo. Soy y seré una diva mutante enamorada ante todo de la vida.


*Copyright © Derechos reservados del titular. 




miércoles, 21 de mayo de 2014

Mutante de viejas encueradas

Antier por la noche como me regresaron mi compu y ésta no me permitía el acceso a nada más que a Youtube me puse a ver ni más ni menos que el Top Ten de videos musicales.
La intención, además de espantar el aburrimiento, era ver qué escuchan los usuarios de computadoras. Pero ya conocen a su servilleta que siempre se ahoga en un vaso de agua y a todo le encuentra algo más que lo que está viendo.
Así que me propuse realizar un sesudo análisis de lo que estaba viendo (por aquello de no sentir que pierdo el tiempo). Les platico un poco.
Lo primero que llamó mi atención fueron ciertas cifras: Hay 16 videos de hombres y 9 de mujeres. 20 contienen imágenes de mujeres mostrando tetas, piernas o nalgas. Sólo 5 no contienen este tipo de imágenes. 6 son respecto al mundial y en ritmos de Brasil.
En cuanto visitas, los hombres tienen muchas más, en especial Romeo Santos, se la mata a Byoncé pese al gran apoyo publicitario que acompaña a la dama y la gran cantidad de nalgas y tetas que muestra en sus videos (me refiero a Beyoncé, aunque en los de él abundan también).
Hay uno sólo de violencia que se coló al Top Ten, al parecer los de más éxito son videos alegres, optimistas, incluso hay una versión árabe del Happy gringo.
Sin duda encabezan la lista los videos sobre el futbol, lo mismo de ellos que de ellas, ambos contienen suficientes tetas y nalgas para reforzar el discurso que al parecer el sistema tiene armado para nosotras y que sin duda, la mayor parte de mujeres acepta sin siquiera cuestionarlo. O si llegan a cuestionarlo, no encuentran la manera de plantearlo, están, me parece, en la búsqueda.
Hay que ver la cantidad de broncas que nos causa a las mujeres todo este rollo de la desnudez de la de enfrente, por no hablar de la propia. Y es que con el discursito ése de esto es lo bonito, es a lo que debes aspirar que te tiran por todos los medios, no imagino que alguna mujer pueda sentirse medianamente guapa, en especial si nos atenemos a la imagen que les exija la moda, no se les escapa nada. Ellos dictan cuánto y cómo enseñas, lo mismo que debe ajustarse a ciertas tallas de moda.

Y es que la sociedad y en especial el Estado se sienten dueños de nuestros cuerpos. Estoy segura de que si los hombres se embarazaran el aborto hubiese sido siempre legal. Pero no, son las mujeres, esas que dijo la Biblia que salieron de la costilla del macho, hay que regular su cuerpo, no es de su propiedad, es un bien público, así pues el aborto quedó prohibido. De ahí pal real, ¿qué les digo? Ninguna novedad en mi discurso al respecto, nada que no se haya dicho.

Me preocupa sobre todo la forma en que el 99 por ciento de nosotras estamos de lo más alienadas respecto a este tema. Hay quienes defienden "ser bella" a cualquier precio, incluso la mutilación, cuestión de estilos. Conozco cantidad de mujeres bellísimas que han vivido eternamente creyéndose feas porque no correspondían con el modelo de mujer que los medios o alguien más les decía que tenían que alcanzar.
A mi la desnudez no me hace tanto ruido como las intenciones al usarla. Y al igual que mi hija opino que no hay equidad en el asunto, por fortuna, porque los penes a mi no me gustan, sería terrible andar viendo penes y testículos para anunciar detergente, por ejemplo.
No creo que los hombres y las mujeres seamos muy distintos en muchas cosas, físicamente tenemos pocas diferencias pero es la manera de plantear los derechos de un cuerpo sobre otro lo que no es ni democrático, ni justo, ni equitativo.
Dice un amigo que deberíamos andar desnudos y evitar todas esas cosas. A mi no me gusta la idea, soy muy friolenta.
Sin embargo el sábado que fui al cumpleaños de mi amiga Elvia se me rompió el cierre del vestido y durante una hora por lo menos me sentí de lo más incómoda, hacía siglos que no me sentía así, y mi amiguito Javier no ayudaba con sus burlas, recordé ese malestar que antes me provocaba mi físico y mi forma de ser, hasta mandar a la mierda la sensación y dejar de escuchar a mi amigo quien opinaba que me quedara así para no molestar a Elvia y fui a pedirle a ella, con la pena, que me ayudara; sin dudar un segundo me envió con su hermana quien después de intentar arreglar el desaguizado me prestó un vestido, el cual me quedaba un poco grande y mostraba en exceso mis senos. Otro rato de sentirme mal al respecto, hasta que de plano dije (claro, después de tres cervezas) a la chingada, vine a divertirme, a estar bien, a celebrar 24 años de amiga con Elvia y su cumple 50. De manera que mandé mi cuerpo a la chingada y dejé de escuchar a Javier y sus comentarios de loca ardida y me la pasé bomba.

Sé que puede parecer incongruencia que me molesten los culos y tetas en los medios y no los propios, de hecho algún comentario me hicieron respecto a mis tetas en unas fotos que me tomó mi hija, por e

so tenía que escribir ésta. No me molestan los culos y tetas de otras, cada quien... Me molesta el discurso que la sociedad nos impone, es una verdadera mierda. Sólo provoca que nos sintamos eternamente incómodas, si muestras, malo, si no también, es una lata. Y sinceramente de ellas, me molesta que lo hagan por lana y no por convicción propia, es un tema largo de explicar, tendrían que haber sido Testigos de Jehová y adolescentes en los 70 para entender esto de las faldas cortas y los escotes llevados con gracia y un poco como protesta, lo mismo que los cabellos largos en hombres.
Y pues no, ni la flaca de la esquina es una prostituta, puta sí, prostituta nunca, ni enseñar piernas y tetas te convierte en ello. No por eso, va al gusto de la persona, pero siempre hay que ver los motivos, hay quienes consideran un orgullo vender sus cuerpos, hay quienes consideramos lo contrario, y no es moralina, es pura convicción de los derecho que estás dispuesta a ceder. No por eso, a mi me gusta mi cuerpo, vestido y desnudo, me molesta de pronto cómo me hacen sentir los otros con respecto a él, estoy trabajando conmigo para que no sea así.