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jueves, 25 de septiembre de 2014

Mutante de final de temporada

Pues ahí les va una vintage o retro

Vintage es una palabra inglesa que proviene del anglo-normando vintage, y éste a su vez del francés antiguo vendage. Por su parte, vendage es una evolución de la palabra latina vindemia (de vīnum “vino” + dēmō “quitar”). Demoa su vez está compuesto de las partículas "de" + "emō" (“obtener”).

Nunca acaba una de aprender, yo cada día aprendo algo, es así como me encuentro con la palabreja esa en varias ocasiones sin entender bien a bien qué significa pues es utilizada de muchas maneras. E ignoranta que es una pues decide ir directito a la Wikipedia pa’ encontrarse con cosas tan interesantes como ésta. No dudo que "haigan" fuentes más doctas, pero ya conocen a la Flaca, a veces se pasa de pragmática.
Hace muchos años, conocí a un músico, buen hombre él, o buen intentode al menos, lo dominaban sus vicios, es una lástima, escribía muy bien y componía mucha música, de día y de noche estaba con su instrumento dale y dale y hacía cosas hermosas con las notas, pero a veces sus vicios o manías o salidas o recursos para inspirarse lo hacían desviarse de todo, le era imposible estar en medio, llegaba a los extremos y eso alteraba sus relaciones siempre.
Durante los periodos en que el músico escribía, como nadie sabía mucho de él lo tildaban de mantenido a veces, de flojo otras, porque no “Trabajaba”, si el hombre no paraba de componer y tocar cuando se podía y cuando no estaba buscando cómo y dónde tocar. Que no recibiese pago por lo que hacía, eso era otra cosa. Muchas veces confundimos la gimnasia con la magnesia.
La cuestión a la que quiero llegar es al hecho de que para el artista, y cito al músico por eso, porque es lo más cercano que he estado a un artista, así que no quisiera generalizar, pero al menos ése artista tenía que lidiar con la gente que asumía que ser artista no era trabajo. Tenían que estar ahí para ver lo que el pobre hombre trabajaba. Me enseñó mucho del quehacer artístico.
Conocí a un escritor que tiene 57 libros publicados, no digo el nombre, quizá sean más o menos libros, creo que quiere llegar a cien, el caso, es que el pobre hombre, aunque su apellido es notable nadie lo recuerda, y menos aún un título de alguno de sus libros. O tal vez exagero y hay sectores en los que el tipo sea la neta del planeta, suele suceder. Digo, de alguna manera le hará para financiar sus ediciones. Típico caso del no por eso. En mis círculos cercanos todos lo recuerdan si les digo su nombre, nadie si digo alguno de sus títulos.
Ustedes dirán, ¿a qué viene tan doctas reflexiones hoy flaca? Pues ni más ni menos de las nuevas decisiones, de los cambios, de ese futuro del que les he estado hablando en la Flaca desde hace rato, ese futuro que desde hace rato está aquí, al grado que ya hasta pasado es, todo ese vivir, reflexionar y tratar de aprender lo que es el mundo en su segunda mitad dicen algunos, yo espero que no, no creo que me dé para tanto la vida, pero si me va a dar quiero que me encuentre haciendo lo que me gusta atrapar el presente en historias de siempre, de ayer, de hoy y del futuro. No aspiro a ser Vintage, no quiero ser moderna, anticuada, realista, surrealista, escribo porque necesito hacerlo, porque me gusta y porque La Flaca de la esquina ha sido mi mejor amiga desde que regresé de mi aventura por Cancún.
Verán, La Flaca nació como Blogg en 2010, pero ya tenía largo rato circulando en las redes sociales, su especialidad, la nostalgia. No respondió a ningún intereses personal, económico, sentimental o psicológico, quizá a todo junto, eso sí. Simplemente sentí que le debía a la Flaca, personaje que me invento a partir de un artículo que leí una tarde cualquiera en los años ochenta en una de esas revistas “femeninas” sobre quién era La Flaca de la esquina. Sentí que le debía algo más concreto, más suyo, porque me había acompañado en mi aventura cibernética que inició en los 90, cuando descubrí el Internet y me dediqué a escribir y escribir de mil formas en él. Sobre todo a través de cartas y mensajes, que me sirvieron como plataforma para ir dándole forma a la Flaca de la esquina.
Aquellos que me conocen creen que La Flaca de la esquina soy yo, Aura Eréndira, Eros, La flaca. Se los agradezco pero no, no soy soy yo, qué más quisiera. La Flaca es lo que hubiera querido ser, lo que quisiera y quiero llegar a ser. Por eso me cae requete bien, algún día podré tener su desenfado y su chabacanería para conducirme en la vida. Pero me falta camino por recorrer.
Pues resulta que a Aura Eréndira la escribidora, quiere meter al orden a todas sus hijas y le dio por ponerse a editar sus cosas.
La Flaca de la esquina se muda a un libro a que abarcará del 2010 a esta fecha, de ahí todo esto de lo vintage que reflexiono. La Flaca de la esquina en realidad ya tiene desde los ochenta que me la inventé y le empecé a dar forma. Mi intención es que continúe siempre en mi vida. Hasta que logremos hablar de igual a igual, claro y directo como le gusta eso sí, tanto a La Flaca como a Aura Eréndira.
Ya ustedes le pondrán la etiqueta a mi producto, que es un homenaje a una gran consejera y amiga y les muestra un poquito de lo que escribe Aura.
Además de necedades, por ejemplo, las mutantes,* que son en realidad un género notable del siglo XXI, y disfruto la mar de hacerlas. Viene uno que otro cuento, relato o leyenda y mucha reflexión de ama de casa, de mujer en su segunda adolescencia tratando reordenar su vida y adaptarse a una época que una vez más le exige adaptarse a mil cambios.
Desde luego continúo con el Blogg, no se preocupen mis diez lectores que tengo. Quiero publicar algo para convencerme a mí misma que vale la pena todo este montón de teclazos que he dado desde el 96 a la fecha. Ya basta. Me lanzo a la aventura, a la que me gusta, a la que amo con locura: trabajar en lo que más me gusta. Y me gusta escribir, y he escrito mucho y no sé si valga la pena que los demás lo lean pero nunca lo sabré si no me arriesgo a mostrarles algo. A obligar a algunos a que me conozcan.
La Flaca cierra un ciclo, así, arbitrario, sin más. No es que haya una fecha importante, aunque septiembre para mí país siempre lo sea. Ya ustedes me dirán después de leer la flaca qué tipo de memorias les llegan con lo que escribo, mi pretensión es cerrar el círculo de la comunicación, un mensaje no es nada si no llega a su interlocutor. Hay que utilizar todas las formas para hacérselo llegar.
La palabra vintage se utiliza en principio para referirse a aquellas prendas o accesorios que han sobrevivido al menos veinte años después de su creación convirtiéndose en un clásico preciado. Sin embargo, en el mundo de la moda, se viene utilizando vulgarmente para catalogar también artículos nuevos inspirados en los clásicos, que en realidad son de estilo "retro". Esta confusión no se da por ejemplo en el mundo del automóvil, dónde un Mini Cooper de 1965 es vintage o clásico, mientras que el modelo de Mini fabricado actualmente, inspirado en el anterior, es simplemente retro.
Y hago referencia a la palabra vintage, porque no hablo de literatura sino de productos aunque eso de las etiquetas, a mí en realidad me fastidia, me da mucha flojera; ya ustedes pónganle a lo que escribo la etiqueta que quieran. Yo las llamo reflexiones de un ama de casa escribidora o simplemente textos. Pueden ser también mutaciones de una mujer de la época. Lo que escribo es real, son verdaderas ganas de creérmela, es decir, convencerme que es lo que debo hacer por pretencioso e inútil que me parezca lo que pienso. Lo pongo a su consideración para ver si no soy puro jarabe de pico.

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