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miércoles, 10 de mayo de 2017

Mutante de 10 de mayo

Hoy es 10 de mayo, uno más desde que empecé a celebrar este día, pues mamá lo detestaba. Aunque recuerdo que los últimos años nos valía e igual la buscábamos y no le decíamos felicidades pero nos la llevábamos a comer o al cine, o a pasear, a estar con ella nada más.

Pongo a Carmen Aristegui en vivo y veo una ejecución hecha por el ejército grabada por una cámara de seguridad. ¿Hay algo que celebrar me pregunto?

A mí al principio esto del festejo del 10 de mayo me gustaba, por ahí de la adolescencia, pero luego fui conociendo más y más mundo y conocí a las “Locas de la plaza de Mayo” y ya no estaba tan segura de que este fuese un día para celebrar.
Mis hijas y sus incursiones en el teatro y la danza en la escuelita a la que iban me hicieron desear el festejo, entre otras cosas me mataba de la risa lo que yo bauticé como “El balcón de Teresa”, porque los chamaquitos leían en voz alta lo que habían escrito para su madre en un cuadernillo que hacían por grupo. Yo alimentaba mi ego materno pues nunca recibí grandes reclamos, mis hijas escribían bien, bonito y halagándome siempre. Era grato. Y no se diga si tenían que salir en alguna obra o baile, le poníamos todo el entusiasmo y nos divertíamos en grande antes y después del día de la madre. Fueron buenos tiempos.

Rosalinda Avila Selvas15 hEl cuerpo de Beatriz Ibarra Plascencia fue encontrado en Jalisco. Iba en viaje turístico. Había desaparecido desde el 26 de abril. Era socia de Uber en León, Gto. Sus compañeros harán una caravana de protesta.
JUSTICIA PARA BEATRIZ!!!
VIVAS, LIBRES Y SEGURAS NOS QUEREMOS!!!

Mi amiga Rosalinda está documentando vía FB día a día cada muerta. Hay días que son más de una. ¿Podrán mis hijas y sus hijas transitar con más tranquilidad y libertad algún día?

Con los años he ido aprendiendo un montón de cosas sobre ser madre y sobre festejos y todas esas cosas que implican mercadotecnia. Hace unos años pensaba que todos los días deberían de ser día de algo, para poder festejar siempre, tener algo que festejar día con día. Hay que tener cuidado con lo que se desea. Hoy existe un día para todo: el gato, el perro, el piojo, la hemorroide, etcétera, etcétera, ya sean pendejadas o no la gente festeja cada cosa… No sé si eso de que cada día haya un festejo es bueno o malo, lo malo es la mercadotecnia que rodea todo esto. Y cómo nos distrae a veces de las cosas.
Yo creo que fui y soy una buena madre, lo que di lo di convencida, creyendo que era lo mejor y a veces lo único que podía dar. Disfruté inmensamente mi papel de madre, también lo sufrí, durante sus adolescencias, sin embargo ser madre ha resultado muy grato. Ahora a veces dudo un poco, cuando escucho a mis hijas reírse de cómo me mentían o engañaban. Me duele un poco porque sinceramente en su momento yo no me daba cuenta. Pero pues cada quién. Me ha costado mucho trabajo conmigo misma hacer que la gente no me tema. Y no estoy tan segura de que me guste que no lo hagan. Soy muy mala recibiendo críticas, pésimo, tratándose de una escritora.

Además de Lesvy dos muertos más en CU, uno con el mismo método, ¿ya no se puede ir ni a la universidad en paz?

Me gustaría decir que soy una feminista que lucha en contra del patriarcado, bueno, tanto como luchar… Eso de luchar, ya quisiera yo, puro compartir memes en FB, leer y leer, aprender. No suelo opinar mucho de las cosas si no las entiendo a profundidad y si soy honesta a veces me da hueva, me digo que yo ya hice mucho, lo cual por supuesto no es cierto, ni siquiera hice todo lo que pude cuando debí hacerlo, pero bueno, digamos que hice algo para mejorar este mundo, sigo pensando que es nada.

El video de la ejecución. Dijeron que había cuatro muertos. Las madres de esos muertos. ¿Qué tienen que celebrar?

No he dejado de recordar a las madres de mi familia, a Emma, Aura, Reynalda, especialmente. Ellas y su generación, no la tuvieron nada fácil. Son las pioneras. Aunque a decir verdad se quedaron muy cortas en los logros porque ni siquiera se planteaban logro alguno, muchas sólo estaban mal paradas y las golpeó la modernidad, a unas las puso a chambear, a otras a hacer ejercicio, otras a estudiar, otras a casarse bien, en fin, es larga la lista de desatinos de esta generación de mujeres que dieron rienda suelta a sus pasiones y se pasaron a la sociedad por el forro.

Por sus frutos los reconoceréis


Pienso en Esther, en Eros, en mis hermanos como padres. En todas las madres de mi familia. En todas las madres que conozco.
A juzgar por los frutos, en su mayoría tienen hijos independientes y reflexivos, son una generación mejor que la nuestra. No sé si mis hijas vayan a tener hijos, ellas dicen que no, yo lo respetaría, no es fácil ser madre, menos una madre que se autocuestiona, que se da cuenta que tiene mucho que aprender todos los días; y ellas son así, preciosas ambas, trabajadoras, talentosas, pero se la pasan cuestionando su vida, siempre quieren mejorar; creo que lo hice bien, pese a todas las broncas me siento orgullosa de mis cachorras.

Ni hablar, no hay mucho que celebrar, este mundo está fatal, pero qué le hacemos hay que salir adelante.

Feliz día de la madre a todas

La flaca de la esquina, mayo 10 de 2017

jueves, 27 de abril de 2017

Hena, MUJER

Las mexicanas comenzaron por la música. Mujeres que dijeron lo que sentían, lo que anhelaban, en un mundo totalmente machista bebieron, compusieron y marcaron la pauta. Eran los años 40 y nacía una generación que intentaría por primera vez buscar una identidad propia, mujeres que se manifestaron contra el sistema y estudiaron carreras, que bebían y fumaban como sus compañeros varones. Incursionaron en carreras antaño sólo para hombres: Ciencias, Ingeniería, Abogacía, Administradoras, entronas y soñadoras a la vez. Las primeras Abogadas, las primeras médicas, las primeras todo en México. A esas mujeres no había quien las detuviera, de ello dan fe tantas que mencionar a una obligaría a mencionar a todas y para eso necesitaría un libro, no una nota en mi Blog.
He conocido a muchas de las mujeres de esa generación, la generación que nació entre 1940 y 1950. Siempre me han impresionado por su fortaleza, su capacidad de sufrimiento, sin queja, con enojo, eso sí, pues el enojo es su manera de manejar todo, dolor, alegría, esperanza, fe, porque ellas creyeron que podían vivir sin eso, pero nadie les enseñó, no sabían cómo ni para dónde.
Sin embargo, muchas de ellas dejaron de lado sus vidas para criar a enormes familias de integrantes desde cinco hasta once hijos, seis en el caso de Hena Corzo, la mujer que inspira este texto.
Conocí a Hena Corzo hace como 15 años, mujer inteligente, directa, sincera, con leve tendencia a exagerar, digna representante de esa generación de admirables mujeres.  No les tocó fácil la cosa, algunas eligieron, otras no, otras más se propusieron cambiar las cosas al menos en su familia. Tal es el caso de algunas amigas mías de esa generación, una incluso pensó que para que sus hijos recibiesen la educación que ella deseaba era necesario fundar su propia escuela y desarrollar su propio método educativo, por supuesto lo hizo. Me parece que Hena Corzo hizo lo propio, y al parecer a la guardería se sumaron algunos vecinos y vecinas que padecían la falta de buenas escuelas en el norte de la ciudad, en los novedosos desarrollos de los años sesenta y setenta que poblaron en treinta años la periferia entera de la ciudad de México.
Lo que no tuvo que vivir esa generación, la de cambios, la de críticas cuando eran jóvenes y querían estudiar, la de críticas por dejar la carrera por casarse, la de críticas por tener tantos hijos, la de críticas, la de críticas y qué más les digo. Poco muy poco reconocimiento a su búsqueda. Muchas de ellas esperaron como mi suegra a que el más pequeño cumpliese la mayoría de edad y en sus marcas, listos, fuera, mandó al diablo 30 años de martirimonio y decidió vérselas como pudiera ella sola. Mujeres como Hena que hizo lo propio por razones que sólo ella conocía y que a fuerza de callarlas le fueron rompiendo el corazón y quitando la alegría.
La última vez que compartí la mesa con Hena Corzo, fue hace unos meses, convalecía de una neumonía. Me sorprendió verla, estaba entera, coherente y alegre por tener a sus hijos con ella. Le encantaba reunir a sus hijos, eso la alegraba mucho.
Conocí a Hena Corzo, o Hena madre como solía referirme pues Hena hija es una de mis compinches favoritas y en ese tiempo andábamos pegadas de un lado a otro, primero por el trabajo, pues era mi jefa en el partido, y luego ya por gusto personal.
Hena hija siempre me hablaba de su madre, la mayor parte del tiempo bien, la admira muchísimo y me compartió una muy buena imagen de Hena Madre antes de conocerla. Fui testigo del amor con que cuidó siempre a su nieta, me contagié de su buen humor, y también de su parte medio oscura pues era ruda la mujer, muy ruda. No por eso, me encantaba, la admiraba y me prometía que mis hijas no pasarían por tanta penuria como ellas porque nosotras cada día entendemos más y más y las que nos aventamos el numerito de la maternidad tenemos buena escuela.
Hija del patriarcado despiadado, del que no dio concesiones nunca, enfrentó su vida con dignidad y con humor, como buena chiapaneca cultísima y gran narradora de historias. Se quedó pendiente su libro, lo íbamos a escribir juntas, la enfermedad se nos adelantó. Me duelen los hubiera cuando pienso en lo entretenido y sanador que hubiera sido para ambas.
Va este pequeño homenaje a ti y de paso a tus contemporáneas, mujeres que como tú estudiaron, trabajaron, y víctimas del amor romántico se casaron y tuvieron hijos, mujeres solitarias en el final de sus días, que no solas, para eso tuvieron hijos, constructoras de una sociedad que apenas empezaba a despertar de un largo letargo.
Hena era inteligente, terca, divertida, entretenida; pasión cuando habla de sus hijos y ternura cuando te cuenta alguna anécdota sobre sus nietas. Ligeramente megalómana, pero sin duda fuerte, muy fuerte, aferrada a la vida, luchó hasta el final por ella. Murió tranquila, sin mucho drama, lo cual es una lástima pues ella era una Diva, amante del teatro y de la autoadulación. Mujer de izquierda, ama de casa, lectora incansable hasta que su salud se lo permitió. Difícil, entretenida, como su nombre lo indica: MUJER. Descansa en paz.
La flaca de la esquina

27-04-2017