Sábado por la madrugada, partimos hacia la Cumbre Tajín, ni idea de con qué me encontraría, la verdad es que ha sido uno de los viajes más agradables que he tenido. Y es que el lugar es mágico. Estamos a punto de encontrarnos con una verdadera fusión, misticismo y paganismo, modernidad y tradición. Desde la carretera el viaje empieza, por más que trato de mantenerme despierta para ver las estrellas no lo logro, al amanecer abro los ojos lo suficiente para encontrarme con árboles de todos colores y verdes en todos los tonos. Maravillados disfrutamos de la neblina que va quedando abajo de nosotros y da la ilusión de que la montaña está flotando.Llegamos al Tajín. Las primeras impresiones no fueron del todo buenas, cierta desorganización y falta de información retrasó más nuestro registro pero no por eso, en cuanto nos ubicamos y comimos, a las ruinas, lo primero es lo primero.No puedo describir la sorpresa, el asombro, la cantidad de emociones que me embargaron al ver tan hermoso testimonio de la grandeza Totonaca, pueblo del cual lo más que sabía yo es que tenían voladores.Caminé entre las pirámides y pese al dolor de pies que me atormentaba me di tiempo para recorrer casi todas. Me encantó lo que vi, de verdad me llené de energía, de admiración por el legado que estos hombres amantes de lo estético dejaron al pueblo Totonaca que hoy lo comparte orgulloso.Y ahí empezó el viaje, de regreso al parque Takilhsukut llegamos justo a tiempo para escuchar a Caifanes. Siempre he dicho que no me gustan, pero lo cierto es que tocan muy pero muy bien, y es maravillosa la forma en que el público canta todas sus canciones, lo cual es bastante bueno, imagino, para la garganta de Saúl que definitivamente ya no da para más. Descubro que yo también me sé casi todas. Es como empezar un recorrido por mi biografía musical de los últimos 20 años. Ese mismo día se presentó otro grupo: Pila Seca, una banda muy prendida, mezcla de funck, rap, cumbia, salsa, etcétera. Buenísima, puso a bailar y gritar a todos.Dormimos exhaustos en los cómodos catres de la casa de campaña. Por la mañana del domingo, los cantos del monje tibetano me despertaron, me bañé y salimos a conocer los talleres, a ver en cuáles participaríamos y a maravillarnos de la diversidad de opciones.
Un poco en el ácido porque despertamos sin camioneta (las autoridades haciendo de las suyas). Pero de eso habría que hablar en otra ocasión. No por eso, decidimos no dejar que esas cosas nos echaran a perder las vacaciones y caminamos por el parque.
Vimos una obra representada por los abuelos y abuelas totonacas sobre el origen del maíz y me maravillé de lo bonito que suena la lengua totonaca y de los textos que se saben de memoria, y yo que nunca puedo recordar mi teléfono. Rompen la barrera del idioma y establecemos una comunicación distinta.
Es imposible no admirar el esfuerzo por hacer las cosas y el gusto por compartir lo que saben. Pensé que me gustaría hacerme anciana en esta región. Al menos me respetarían. Aquí los abuelos tienen importancia, dan talleres, comunican lo que saben a las nuevas generaciones, velan por las tradiciones. Y si bien yo no soy muy fan de éstas, admiro a esta gente sencilla que defiende y atesora sus tradiciones.
Tienen una modestia nata, son serviciales, la mayoría de los que traté al menos. Por primera vez la seguridad no era un fastidio, en algún momento me irrité con ellos, pero después me di cuenta que fue una manera de desviar la rabia en contra de mi hija que a veces me desequilibra.Me anoté en los cantos budistas, y gocé de una experiencia maravillosa abriendo mis fosas nasales, mis senos frontales, y mi cerebro. Es una maravilla empezar así un día. Me dieron ganas de irme a un retiro budista.
Participé también en un taller de baile africano, no logré llegar más allá del minuto 15 creo, pero fue un ejercicio estupendo, divertido, alegre y relajante. Soy muy mala para andar descalza y traía una gran molestia en los pies. No por eso, bailé y bailé con la música de los conciertos. Y como no había camioneta, ni hablar, caminamos muchísimo. Pero lo disfruté igual.
Me asombré con los invitados de Jalisco, quienes organizaban un desfile de maravillas salidas como de cuentos irlandeses. Me encantaron.Los bailes, los fandangos, los versos, la música, los helados. Los ojos y la sonrisa de un mestizo que se acercó a saludarme; los del jovencito que está sustituyendo a su abuelo quien acaba de fallecer hace poco y está obligado a cubrir en la orquesta que toca para los voladores, porque así lo dicta la tradición; los de la mujer con su hija en la zona de las pirámides que me intentó vender semillas; los de la policía que me hizo irritarme porque quería meter la mano en la bolsa de mi pantalón, ojos indígenas y mestizos todos.
Vimos a un teatrero muy ingenioso, "Hombres trabajando se llama" la compañía, la cual es él con unos títeres que maneja muy bien. Hubo una falla en el sonido, pero lo que vi me gustó bastante.
Tengo nueva música para buscar y escuchar, Rayo Backs, Jesse Cook, Janelle Monáe fueron toda una revelación para su servilleta. Las cantantes de Olodum y Celia Cruz All Stars, mujeres enormes en todo sentido, preciosas, con una fuerza y una pila increíbles. De Café Tacuba y Hoppo! ni qué decir, los amo con locura. Amo a Rubén y me cansé de gritárselo.
Instituto Mexicano del Sonido fue toda una revelación para mí.Me emborraché de cerveza, de gente, de sol, de música, de felicidad de estar viva, hice amigos que no volveré a ver, otros que seguramente sí.
Elán no me gustó, me gustó ella y me gustó su voz, me desagradaron su música y su actitud, me pareció boba su carta de presentación, que es el alcohol. Yo soy anti alcohol. No me caía bien el Lora con su tequila y menos me cae bien una mujer con esa carta de presentación. Que las estupideces se las dejen a los hombres. Ya con las nuestras tenemos.Janelle Monáe me encantó, desde Liza Minelli no había visto a una mujer tan completa. La amé con locura. A Benny lo vi en la prueba de sonido pero esa noche fuimos a ver el espectáculo de luz y sonido en las ruinas. Una vez más quedé prendada de la cultura Totonaca, molesta con los turistas, odié las cámaras y la tecnología además de el hecho de ser chaparra.
El espectáculo es muy interesante, en especial el juego de pelota. Me gustó muchísimo, lo que pude ver y oír, porque el público no parecía entender bien que estaban en un lugar sagrado aunque se les repitió mil veces durante la larga cola que hicimos antes de entrar. Pero ellos como si nunca en la vida hubiesen oído, tomaron fotos, fotos con flash, pisotearon césped, gritaron, ni ellos vieron ni dejaron ver a uno, en fin. Pese a todo pude disfrutar un poco. Creo que tampoco hay mucha seguridad porque no se ve muy bien por dónde caminas.
También me hice una limpia. Honestamente no soy muy creyente de esas cosas pero me sorprendió el diagnóstico de la mujer, quien al menos es muy buena médica, dijo que estaba enferma de los riñones, cosa comprobada, y que mi hígado no funcionaba, imagino que después de lo de la camioneta y el día anterior, estaba reventado. He pensado en la manera de conseguir lana e ir a atenderme con ella, tal vez me salga más barato y mucho más agradable que seguir viendo a mi médico.
Y hubo que regresar (carita triste). A cupido se le pasó la mano y me regresó partida en dos, muero por volver a ir, deseo que ya fuese 2013, por muchas razones, que ya algunos conocen y otros tendrán que seguirme leyendo si es que les interesa conocerlas.
Un poco en el ácido porque despertamos sin camioneta (las autoridades haciendo de las suyas). Pero de eso habría que hablar en otra ocasión. No por eso, decidimos no dejar que esas cosas nos echaran a perder las vacaciones y caminamos por el parque.
Vimos una obra representada por los abuelos y abuelas totonacas sobre el origen del maíz y me maravillé de lo bonito que suena la lengua totonaca y de los textos que se saben de memoria, y yo que nunca puedo recordar mi teléfono. Rompen la barrera del idioma y establecemos una comunicación distinta.
Es imposible no admirar el esfuerzo por hacer las cosas y el gusto por compartir lo que saben. Pensé que me gustaría hacerme anciana en esta región. Al menos me respetarían. Aquí los abuelos tienen importancia, dan talleres, comunican lo que saben a las nuevas generaciones, velan por las tradiciones. Y si bien yo no soy muy fan de éstas, admiro a esta gente sencilla que defiende y atesora sus tradiciones.
Tienen una modestia nata, son serviciales, la mayoría de los que traté al menos. Por primera vez la seguridad no era un fastidio, en algún momento me irrité con ellos, pero después me di cuenta que fue una manera de desviar la rabia en contra de mi hija que a veces me desequilibra.Me anoté en los cantos budistas, y gocé de una experiencia maravillosa abriendo mis fosas nasales, mis senos frontales, y mi cerebro. Es una maravilla empezar así un día. Me dieron ganas de irme a un retiro budista.
Participé también en un taller de baile africano, no logré llegar más allá del minuto 15 creo, pero fue un ejercicio estupendo, divertido, alegre y relajante. Soy muy mala para andar descalza y traía una gran molestia en los pies. No por eso, bailé y bailé con la música de los conciertos. Y como no había camioneta, ni hablar, caminamos muchísimo. Pero lo disfruté igual.
Me asombré con los invitados de Jalisco, quienes organizaban un desfile de maravillas salidas como de cuentos irlandeses. Me encantaron.Los bailes, los fandangos, los versos, la música, los helados. Los ojos y la sonrisa de un mestizo que se acercó a saludarme; los del jovencito que está sustituyendo a su abuelo quien acaba de fallecer hace poco y está obligado a cubrir en la orquesta que toca para los voladores, porque así lo dicta la tradición; los de la mujer con su hija en la zona de las pirámides que me intentó vender semillas; los de la policía que me hizo irritarme porque quería meter la mano en la bolsa de mi pantalón, ojos indígenas y mestizos todos.
Vimos a un teatrero muy ingenioso, "Hombres trabajando se llama" la compañía, la cual es él con unos títeres que maneja muy bien. Hubo una falla en el sonido, pero lo que vi me gustó bastante.
Tengo nueva música para buscar y escuchar, Rayo Backs, Jesse Cook, Janelle Monáe fueron toda una revelación para su servilleta. Las cantantes de Olodum y Celia Cruz All Stars, mujeres enormes en todo sentido, preciosas, con una fuerza y una pila increíbles. De Café Tacuba y Hoppo! ni qué decir, los amo con locura. Amo a Rubén y me cansé de gritárselo.
Instituto Mexicano del Sonido fue toda una revelación para mí.Me emborraché de cerveza, de gente, de sol, de música, de felicidad de estar viva, hice amigos que no volveré a ver, otros que seguramente sí.
Elán no me gustó, me gustó ella y me gustó su voz, me desagradaron su música y su actitud, me pareció boba su carta de presentación, que es el alcohol. Yo soy anti alcohol. No me caía bien el Lora con su tequila y menos me cae bien una mujer con esa carta de presentación. Que las estupideces se las dejen a los hombres. Ya con las nuestras tenemos.Janelle Monáe me encantó, desde Liza Minelli no había visto a una mujer tan completa. La amé con locura. A Benny lo vi en la prueba de sonido pero esa noche fuimos a ver el espectáculo de luz y sonido en las ruinas. Una vez más quedé prendada de la cultura Totonaca, molesta con los turistas, odié las cámaras y la tecnología además de el hecho de ser chaparra.
El espectáculo es muy interesante, en especial el juego de pelota. Me gustó muchísimo, lo que pude ver y oír, porque el público no parecía entender bien que estaban en un lugar sagrado aunque se les repitió mil veces durante la larga cola que hicimos antes de entrar. Pero ellos como si nunca en la vida hubiesen oído, tomaron fotos, fotos con flash, pisotearon césped, gritaron, ni ellos vieron ni dejaron ver a uno, en fin. Pese a todo pude disfrutar un poco. Creo que tampoco hay mucha seguridad porque no se ve muy bien por dónde caminas.
También me hice una limpia. Honestamente no soy muy creyente de esas cosas pero me sorprendió el diagnóstico de la mujer, quien al menos es muy buena médica, dijo que estaba enferma de los riñones, cosa comprobada, y que mi hígado no funcionaba, imagino que después de lo de la camioneta y el día anterior, estaba reventado. He pensado en la manera de conseguir lana e ir a atenderme con ella, tal vez me salga más barato y mucho más agradable que seguir viendo a mi médico.
Y hubo que regresar (carita triste). A cupido se le pasó la mano y me regresó partida en dos, muero por volver a ir, deseo que ya fuese 2013, por muchas razones, que ya algunos conocen y otros tendrán que seguirme leyendo si es que les interesa conocerlas.
Me gusta...... hagamos una cita para dentro de un año y.... nos vamos......¿te parece?
ResponderEliminarHasta hoy que arregló mi hija lo de los comentarios puedo responderles amigas. Vámonos, pero yo no quiero esperar un año. Yo me voy pa semana santa casi seguro. Ando investigando qué pex. Jejejeje. Te mando besos. Gracias por tus comentarios.
EliminarME da gusto que hayan podido vivir una experiencia así de mágica, apúntenme pal año que entra. Y tb me encanta como escribes jejeje
ResponderEliminarPero ya, hay que ir haciendo cochinito. A mi me encantó y se me hace que hasta me voy a chambear por allá, jajajaja!!!
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